Del 24 al 30 de marzo, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, realizó un viaje histórico en Irán, Arabia Saudí, Turquía, Emiratos Árabes, Bahrein y Omán.
En las últimas décadas, el creciente poder económico de China se ha manifestado en el rápido aumento de su influencia en África y luego en América Latina, en busca de materias primas, tierras y contratos. Ahora el gigante asiático está prestando cada vez más atención a Oriente Medio en un momento de fuerte rivalidad con Estados Unidos y la UE. Mientras el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, viajó a Japón y Corea del Sur para contener la influencia china, Pekín ha reactivado las relaciones con los países de un área donde la influencia estadounidense ha sido tradicionalmente fuerte.
El interés de China en Oriente Medio se ha centrado hasta ahora en el suministro de hidrocarburos. Incluso en 2020, a pesar de la breve recesión causada por Covid-19, China ha aumentado las importaciones de petróleo y gas de esta área.
El 38% de las importaciones totales chinas de petróleo provino en 2020 de Oriente Medio, región en la que Pekín ha invertido 147.000 millones de dólares en los últimos 10 años, convirtiéndose en el principal inversor extranjero directo y en el primer socio comercial de Emiratos y Arabia Saudita, a pesar de que sean estrechos aliados de Washington. En diciembre, el gobierno de Irak -país en el que los Estados Unidos mantiene una importante presencia militar- y la (empresa) china Zhenhua Oil firmaron un acuerdo de cinco años para el suministro de petróleo. Kuwait, otro aliado de Washington, también decidió aumentar las exportaciones de hidrocarburos a China.
Recientemente, China ha ampliado su radio de acción a fuentes de energía alternativas, cooperación financiera, infraestructuras, puertos, industria agroalimentaria, tecnología.
Los Emiratos se han convertido en el centro regional de productos de Huawei junto con Arabia Saudita, justo cuando Estados Unidos intenta bloquear al gigante tecnológico con duras sanciones porque lo ve como una amenaza para su seguridad nacional.
China ha incluido a casi todo Oriente Medio en la ‘Nueva Ruta de la Seda’, un enorme proyecto de inversión para la creación de corredores comerciales, tanto terrestres como marítimos, e infraestructuras que conectan Asia con África a través de algunas regiones de Europa. El proyecto, que involucrará cientos de miles de millones de dólares de inversiones chinas en más de 70 países, ya incluye (directa o indirectamente) a Arabia Saudí, Turquía, Irán, Emiratos, Bahrein, Omán, Irak, Kuwait, Líbano, Qatar y Yemen. De momento, sólo Jordania e Israel han decidido no firmar acuerdos de participación en la «Belt and Road Initiative».
Acuerdo estratégico China-Irán
El 27 de marzo, el ministro de Relaciones Exteriores de Pekín y el iraní Javad Zarif firmaron un acuerdo de cooperación estratégica de 25 años. El acuerdo devuelve el aliento a Teherán, golpeado por fuertes sanciones estadounidenses y lidiando con la crisis económica.
China lleva mucho tiempo siendo el mayor socio comercial de Irán y se estima que el comercio entre los dos países alcanzará los 600.000 millones de dólares en los próximos 10 años. Pekín también es el principal comprador de petróleo iraní: en los últimos 14 meses, todos los días, han llegado a China 300.000 barriles de petróleo iraní, el 75% de los cuales a través de exportaciones indirectas, para eludir las sanciones de Washington, a través de Omán, Emiratos y Malasia.
Para evitar que la Casa Blanca imponga nuevas sanciones, el contenido del acuerdo se mantuvo reservado e incluso el parlamento iraní no fue informado de los detalles. Sin embargo, Pekín ha declarado que el plan no incluye contratos o memorandos detallados, sino que es una hoja de ruta general.
Según el borrador que Teherán filtró el verano pasado, Irán se compromete a suministrar a China hidrocarburos a un precio competitivo a cambio de que el gigante asiático invierta 340.000 millones de euros en las infraestructuras iraníes. La cooperación se extiende a sectores como la sanidad, los hidrocarburos, la petroquímica, la energía nuclear, el transporte y la seguridad.
Los chinos apuntan al control del puerto de Jaska, a la entrada del estratégico Estrecho de Ormuz, y los rumores hablan de un contrato con Huawei para la construcción de la red 5G iraní. A cambio, China favorecería una extensión de la penetración económica de Teherán en Afganistán, más fácil después de la retirada de las tropas de Washington.
Algunos círculos conservadores iraníes han criticado duramente el acuerdo con Pekín, por temor a la colonización económica y la intromisión política china. Los críticos mencionan las consecuencias que la intervención china ha tenido en países como Sri Lanka o Pakistán, donde la incapacidad para devolver créditos ha obligado a estos países a ceder a empresas chinas el control de las infraestructuras que ayudaron a construir.
Varias veces, el canciller Zarif ha sido acusado por algunos políticos y algunos medios de vender el país al extranjero.
Pero el gobierno iraní tuvo que insistir para que Pekín firmase el acuerdo discutido desde 2016 y pospuesto varias veces por China. Teherán quiere demostrar el fracaso de la política estadounidense de «máxima presión», eludir las sanciones que estrangulan su economía y aumentar su poder negociador frente a Washington dentro de las difíciles negociaciones sobre el proyecto de desarrollo nuclear.
Antes de firmar, Pekín esperó el cambio de guardia en la Casa Blanca. Al menos, Biden parece querer retomar las negociaciones con Teherán: ya ha ofrecido la cancelación de parte de las sanciones, que ascienden a 20.000 millones de dólares, a cambio del cumplimiento por parte de Irán del Acuerdo Integral Conjunto (JCPOA ), pero Teherán se negó, exigiendo la abolición de todas las medidas punitivas, recordando que fue Trump quien violó los pactos.
A pesar de las preocupaciones de la Casa Blanca para la firma del acuerdo entre Irán y China, fue precisamente el aislamiento económico y diplomático lo que empujó Teherán a los brazos de Pekín. Fueron sobre todo el líder israelí Netanyahu y las petromonarquías suníes quienes presionaron a Donald Trump para que rompiera el acuerdo firmado por Obama, obligando a Irán a buscar alianzas en el este.
La estrategia del poder blando neutral
Pekín también mantiene excelentes relaciones con los enemigos de Teherán y, de hecho, los ha fortalecido.
Según el ‘China Global Investment Tracker’, las inversiones chinas en Irán entre 2010 y 2020 ascendieron a 18.200 millones de dólares En el mismo período, sin embargo, Pekín invirtió 30,6 mil millones en Arabia Saudita y 29,5 mil millones en los Emiratos. En la zona, Pekín persigue principalmente objetivos económicos, evitando apoyar a un país frente a otro y dejando al margen cuestiones que puedan poner en peligro su neutralidad; tradicionalmente persigue la llamada estrategia ‘win-win’ mediante acuerdos, al menos aparentemente, ventajosos para todos los contratantes.
La retirada de Estados Unidos en Oriente Medio ha abierto nuevos espacios que Pekín ocupa a través de la estrategia que el académico Degang Sun llama «diplomacia de cuasi-mediación (1)», desarrollada a través de acuerdos económicos y políticos que le permiten evitar disputas regionales.
Durante su gira, Wang Yi invitó a los países que visitó a librarse de la competencia geopolítica entre las grandes potencias y enfocarse en el desarrollo de la región, eliminando presiones externas y teniendo en cuenta las legítimas preocupaciones de todas las partes.
Para apoyar esta visión, funcional a los objetivos actuales de la política exterior china, el jefe de la diplomacia de Pekín ilustró una iniciativa de cinco puntos para la seguridad y estabilidad de Oriente Medio. Wang Yi llamó a promover la resolución política de los conflictos, especialmente aquellos existentes en Libia, Siria y Yemen (la República Popular aspira a tener un papel decisivo en las respectivas reconstrucciones). Además, Pekín, que en mayo adquirirá la presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad de la ONU, se ha comprometido a apoyar las negociaciones entre Israel y Palestina sobre la base de la solución de dos Estados. Además, China afirma la necesidad de conseguir la no proliferación nuclear en la zona: en su opinión, todas las partes involucradas en la cuestión iraní deberán acordar un camino que permita a Washington y Teherán volver a las condiciones establecidas por el JCPOA (2).
Acuerdos con Arabia Saudí y Turquía
En Arabia Saudita, el Ministro de Relaciones Exteriores de China ha recibido una cálida bienvenida. El príncipe heredero Mohammed bin Salman expresó su solidaridad a Pekín contra las sanciones de Estados Unidos, UE y Canadá: «Riad secunda firmemente la posición legítima de China sobre cuestiones relacionadas con Xinjiang y Hong Kong, se opone a la injerencia en sus asuntos internos y rechaza el intento de algunas partes de sembrar la disensión entre China y el mundo islámico». Pekín reafirmó su apoyo a Riad, afectado por las revelaciones de la inteligencia estadounidensesobre el papel de Bin Salman en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi: «China apoya a Arabia Saudí para salvaguardar su soberanía, dignidad nacional, seguridad y estabilidad, y se opone a la interferencia en los asuntos internos del país bajo cualquier pretexto», dijo Wang, instando a Arabia Saudita a asumir un papel más central para promover «la paz, la estabilidad y desarrollo» en Oriente Medio. Palabras que chocan con el papel de Riad en la invasión y la guerra en Yemen que han causado un enorme sufrimiento a la población durante los últimos seis años. En Riad Wang Yi ha firmado numerosos acuerdos petroleros y Pekín ha dicho que está dispuesto a colaborar para acelerar las negociaciones sobre el acuerdo de libre comercio entre China y los países del Golfo.
En Ankara, Wang Yi se reunió con su homólogo Mevlut Cavusoglu y el presidente Erdogan. Los encuentros estuvieron acompañados por las protestas de la nutrida comunidad uigur (turcófona y musulmana) que teme la ratificación del tratado de extradición entre Turquía y China y la reducción de la protección otorgada hasta ahora por el régimen turco. Turquía, a pesar de ser uno de los miembros más importantes de la OTAN, persigue desde hace tiempo su propia agenda autónoma de política exterior y militar, a menudo en contradicción con la de la Alianza Atlántica. Mientras la OTAN se enfrenta con Pekín, Ankara ahora aspira a elevar las relaciones con China a un nivel estratégico.
Durante la gira Wang Yi también firmó acuerdos para el suministro de petróleo por parte de los Emiratos y para la producción en Abu Dhabi de la vacuna anti-Covid de la empresa china Sinopharm, con el objetivo de distribuirlo en toda región. El jefe de la diplomacia china después firmó un plan de asociación energética y económica estratégica con Omán como parte de la Nueva Ruta de la Seda.
¿Hacia una hegemonía china en Oriente Medio?
La economía del gigante asiático está desarrollándose más rápidamente que la de EE.UU. y está asentando bases económicas por todo el mundo que más pronto que tarde le proporcionarán influencia política.
Guiada por el principio de neutralidad y no injerencia, China está realizando importantes inversiones en todos los países de Oriente Medio. Incluso Israel ha tenido que renunciar a varios proyectos conjuntos debido a la presión de Washington. En caso de conflicto, Tel Aviv se aliará con EEUU, pero es consciente del peso de China en la región.
Sin embargo, la influencia china en Oriente Medio tiene todavía un carácter relativo. Su neutralidad permite a Pekín hacer negocios excelentes con muchos países, pero la ausencia de un papel militar hace que su posición sea más débil, a nivel geopolítico, que otros actores internacionales. Hasta que Pekín no empiece a jugar un papel militar significativo, no puede aspirar a suplantar por completo a Estados Unidos o Rusia, mientras que a nivel local potencias regionales como Turquía o Arabia Saudita están fortaleciendo cada vez más su autosuficiencia y proyección.
Además, el gigante asiático seguirá dependiendo durante mucho tiempo del petróleo saudí y del gas de Qatar. Por ello, Pekín intenta evitar entrar en colisión ó con los países de la llamada OTAN suní, y en los próximos años tendrá que intentar diversificar las importaciones de hidrocarburos.
(1) https://www.researchgate.net/publication/320675918_China’s_Participation_in_Conflict_Resolution_in_the_Middle_East_and_North_Africa_A_Case_of_Quasi-Mediation_Diplomacy
(2) https://es.wikipedia.org/wiki/Plan_de_Acci%C3%B3n_Integral_Conjunto
CATARSI