La declaración institucional aprobada por el Parlamento reconociendo el valor que los festejos taurinos tradicionales de Navarra tienen como patrimonio cultural inmaterial de la Comunidad Foral -por iniciativa de CDN y apoyo también de UPN y PSN-, adolece de las mismas dosis de oportunismo político que las impulsadas por el PP en Madrid o Valencia para buscar réditos electorales al debate social y político abierto en Cataluña después de que una Iniciativa Legislativa Popular con 180.000 firmas pidiera la prohibición de las corridas de toros. Además de ello, la propuesta aprobada muestra en toda su crudeza niveles de ignorancia y de torpeza política de alcance al incluir como patrimonio cultural inmaterial taurino la sokatira -se supone que confundido con la sokamuturra, el toro ensogado-, una modalidad del herri kirolak que nada tiene que ver con los toros. En Navarra, ni NaBai ni IU han apoyado la propuesta de Convergencia, que consideran innecesaria, una idea que también han reconocido UPN y PSN pese a su apoyo a la declaración. No se trata de evitar o anular un debate -de hecho, cada año son varios los actos de protesta previos a los Sanfermines contra las corridas de toros-, sino de reconocer la misma legitimidad y respeto a quienes se posicionan en contra de estos espectáculos y, sobre todo, de evitar la ramplona pugna falsamente racial e identitaria hacia la que los sectores políticos y mediáticos del nacionalismo español más casposo están intentando derivar el debate, y al que torpemente CDN se ha subido posiblemente por esa necesidad de buscar hueco mediático que asuela a los partidos pequeños. Es evidente la extensión de la afición taurina en Navarra -mayor posiblemente que en Cataluña-, el peso de los encierros en la creciente imagen internacional de los Sanfermines o la importancia de la Feria del Toro de Pamplona en el ámbito de la tauromaquia, incluso el auge de las tesis que defienden el origen vasconavarro del toreo a pie. Pero nada de ello limita las razones de quienes defienden la abolición de esos festejos por el sufrimiento -y crueldad en algunos casos-, que padecen los animales. De hecho, no serán blindajes institucionales interesados, sino la evolución del criterio de la sociedad la que mantendrá o hará desaparecer los festejos taurinos como ya ha ocurrido con otras tradiciones de referencia en determinados momentos históricos y que han terminado por desaparecer hoy en día.