Quizá de entrada parezca un absurdo historicista extemporáneo y aunque a muchos de entrada pueda perecérselo y pretendan que lo sea, lo cierto es que el próximo acto a celebrar en Malmasin Bilbao el día 20 de octubre en torno a la navarridad de Bizkaia en particular y por extensión de Euskal Herria enlazando todo ello con la imperiosa necesidad de la recuperación de la estatalidad, es de rabiosa actualidad.
Así es, los convulsos momentos que vive Euskal Herria están definiendo importantes parámetros que pueden definir nuestro futuro colectivo.¿Quién hubiera apostado en 1985, en 1988, incluso en 1990 por una inminente disolución de la URSS? En la actualidad se están entrelazando mimbres que pueden posibilitar una recuperación de la estatalidad de Navarra quizá en el 500 aniversario de la pérdida de su soberanía. Cosas más extrañas se han vivido y todo se resume en una idea básica: Querer es poder. SI la presunta Nación española no se ha asentado tras 500 años de proyecto impositivo, es poco probable que lo consiga. Si los vascos, los navarros, no hemos sido exterminados o asimilados en tantos siglos, es poco probable que ahora lo consigan: ¡el siglo XXI es el inicio de una nueva era para escoceses, catalanes, flamencos…y por supuestos vascos! ¿Alguién lo duda?
La iniciativa Nafarraoko Bizkaitarrak parte de la inquietud de un muy heterogéneo colectivo de personas del herrialde de Bizkaia que entiende que a medio plazo la recuperación de la estatalidad de la nación vasca, Euskal Herria, euskararen herria, es indispensable para la supervivencia en tiempos de globalizazación uniformizante de una cultura milenaria como la nuestra.
Partimos de una lógica aplastante: el negacionismo agresivo del nacionalismo español no solo basa su discurso en la rotunda afirmación de la inexistencia del la nación vasca, sino que además durante siglos ha envenenado con mentiras los parámetros históricos que nuestro pueblo tiene para interpretar su historia.
Como escribía el bizkaino de Olabeaga Anacleto de Ortueta, Navarra es el estado político de Vasconia o Euskal Herria.
Así es, durante un tiempo, aunque lejano no menos importante, los euskaldunes tuvieron una entidad estatal: Navarra, en la que se recogían los territorios que vivían en euskara. Y al igual que hoy escoceses, flamencos o catalanes reivindican su recuperación estatal en el seno de la UE , los vascos, es decir, los poseedores del euskara, de la lingua navarrorum, sabemos que la estatalidad, a pesar de no garantizar al 100% la supervivencia de nuestra minúscula colectividad cultural, permite el desarrollo soberano de recursos jurídicos, políticos y económicos que protegerían de modo determinante nuestro tesoro histórico, el euskara, una de las lenguas más antigua de Europa y la única no de origen no indoeuropeo junto al magiar (hungaro) y el suomi (finlandés y estonio).
Pero además de un razonamiento de derecho histórico y otro de estricta supervivencia cultural, los vascos, los navarros del siglo XXI sabemos que la estatalidad en el actual marco europeo, al igual que lo sienten los escoceses, los flamencos, los catalanes y otros pueblos sin estado, es crucial para nuestro desarrollo económico y social. Eslovenia, Estonia…son bastantes los pequeños estados que han demostrado que por la vía de la independencia, los progresos son exponenciales: el estado vasco es garantía de progreso, de crecimiento, de incremento de políticas sociales, de participación en el ámbito internacional…
Nuestro pequeño país es un ejemplo de solidaridad. Record europeo en donaciones de órganos, altísimos ratios de compromiso en el voluntariado internacional…¡Cómo es posible que siendo tan pocos estemos sobresaliendo de modo tan notable en tantos ámbitos! Deporte, cultura, restauración, capacidad de movilización, solidaridad, investigación, comercio, industria, nuevas tecnologías… en todos y cada uno de los ámbitos existen vascos que demuestran notables actitudes…
Pero nada de esto existe. España, Francia se aprovechan de la «nacionalidad de sus súbditos» para hacer ver que los éxitos vascos son españoles o franceses y en caso contrario extiende un inmenso velo de ocultación, silencio, anonimato, opacidad. Es suficiente!
Todos los estudios demoscópicos demuestran sin cesar que por encima incluso de la deficitaria garantía de derechos civiles y políticos existente, donde la opción independentista está criminalizada, que la mayoría de los vascos, de los navarros, reivindican la independencia. El euskobarómetro de la UPV, las encuestas semestrales del Gobierno vasco, estudios privados varios… el ratio más alto de los encuestados se declara exclusivamente vasco y aboga por la independencia, a pesar de que hoy jurídicamente es inviable.
Por tanto la recuperación estatal procede desde el ámbito de nuestro devenir histórico, desde el ámbito de la necesidad técnica ante las proyecciones que de la globalización se hacen en el siglo XXI y también desde el ámbito del deseo, democráticamente expresable en una consulta, de la mayoría de la sociedad de Euskal Herria.
Nos corresponde, lo necesitamos y lo queremos: avancemos así hacia el Estado Vasco independiente, la Navarra plena.