Sus magníficas vistas la convierten en un monte que ala sombra de Larrunarri, goza del cariño de muchos mendizales
Un precioso rincón de Aralar alberga una de las cumbres más emblemáticas de la sierra, Ausa Gaztelu (901 metros de altitud). Aunque no goza de la fama de Larrunarri (1.346 m.), la espectacular morada de Mari, la cima que se situa en tierras de Abaltzisketa y Zaldibia, es visitada por los lugareños y los aficionados al senderismo que en un día entre semana, nos permitió disfrutar del lujo de la tranquilidad y unas magníficas vistas.
Además de disfrutar de un magnífico paseo entre grandes hayas hasta su cima, ya en ella podemos repasar la historia de los antiguos pobladores de la zona. Las ruinas de un castillo, o los restos que quedan de la fortaleza navarra que dominaba su cumbre nos dan algunas pistas de la importancia de esta hermosa cumbre. En ella se encuentra un recinto de piedras con una forma circular de 19 metros de diámetro, formado por la misma peña natural y una pared de piedras y argamasa, cuyos paramentos están hechos con cantos labrados.
La longitud de esta pared es de 20 metros, su altura actual de cuatro metros y su grueso de dos. Dentro de este recinto existe otro igualmente circular, cuyo diámetro es de 3,25 metros, rodeado de una muralla de cantos.
Su altura actual apenas pasa de medio metro, pero ayuda a imaginar a aquellos valientes guerreros situados en este estratégico enclave de la sierra en tierras guipuzcoanas, tratando de controlar el paso de aquellos que tenían como objetivo adentrarse al reino navarro con el propósito de invadirlo y hacerse con sus tierras.
Frecuentes ataques
Según ha quedado recogido en diferentes fuentes, el castillo de Ausa Gaztelu fue utilizado en los siglos XIII y XIV como baluarte fronterizo del reino de Navarra, lo mismo que los de Jentil-baratza (Ataun) y de Gorriti. D. Miguel García de Aldaz fue su alcaide en 1265 y D. Pedro Ladrón de Guevara entre los años 1332 y 1336. Al parecer, esta fortaleza, objeto de frecuentes ataques por parte de las huestes del señor de Lazcano, recuerda las luchas fratricidas de una triste etapa histórica de nuestros antepasados. Las excavaciones realizadas por J.M.Barandiaran encontraron elementos datados en el siglo XIII. Entre escombros hallaron clavos, puntas de saeta y algún punzón de hierro.
No se ha confirmado quién la mandó construir ni con qué fines, pero hay quien se aventura a decir que por su situación en la nueva frontera del reino de Navarra, tras la ocupación de Álava y Gipuzkoa por el rey castellano Alfonso VIII hacia el año 1200, que fuese el rey navarro Sancho el Sabio, necesitado de controlar el valle del Oria y los caminos de trashumancia que transcurren por las laderas de Ausa Gaztelu. Al parecer, el castillo de Ausa fue escenario de diferentes enfrentamientos, incursiones y sucesos, que giraron en torno a la «frontera de malhechores». De hecho, en 1335 el señor de Lazkano atacó Ausa, porque su vigilancia le cerraba el camino en sus intereses en el valle navarro de Sakana. Momento en el que Ladrón de Gevara, el merino navarro responsable de la defensa, abandonó la fortaleza. En castigo, fue destituido y le fueron embargadas sus posesiones. Conquistado Ausa, perdió su razón de ser medio de defensa del país, y fue destruido.
Las ruinas de un castillo anuncian la importancia de la cima de Ausa Gaztelu. Tierra de gentiles. Según cuenta la leyenda, uno de ellos, habiendo ido a Navarra a buscar trigo, regresaba a su casa cargado de siete «idinarru» o sacos de pellejo de buey. Halló junto a una fuente que brota al pie de Ausa a su hija. Esta le invitó a descansar y a beber agua fresca. El gentil le contestó: «Hija mía, si hubiese sabido que me era lícito soltar la carga y descansar una sola vez en el camino, no hubiera vacilado en tomar sobre mí otros siete odres como estos que traigo».
En la zona del pico de Ausa se han encontrado muchos vestigios de antigua población. Al sur de Ausa, precisamente en el flanco fronterizo de Aralar, se halla el dolmen de Ausukoi, nombre cuya raíz «ausu» recuerda al del vecino picacho.
Diario Vasco