Japón, Corea del Sur y China están invirtiendo, este año, alrededor de 6.700 millones de euros en infraestructura y tecnología de la información para hacer de las redes de electricidad un sistema más eficiente, creando grandes oportunidades de negocio tanto para suministradores de tecnologías como para proveedores de equipos que se utilizan en este nicho de mercado.
La red eléctrica inteligente o ‘smartgrids’ del sistema, mediante el control informatizado de la electricidad que fluye a través de una red eléctrica, permite que las empresas eléctricas gestionen automáticamente el uso de la electricidad de un modo más fiable y flexible.
Se espera que el gasto de Asia en redes eléctricas inteligentes supere a Estados Unidos. Basta con tener en cuenta que solamente China prevé invertir 5.400 millones de euros este año. En este momento, China está llevando a cabo la construcción de redes eléctricas inteligentes de una manera más agresiva que cualquier otro país del mundo. Éste es el motivo por el que IBM, Cisco y Microsoft están invirtiendo en el mercado de redes inteligentes en China.
Con el desarrollo de las redes eléctricas inteligentes se beneficiarán las empresas que intervienen en todo el sistema de distribución de energía, desde los fabricantes de transformadores hasta los fabricantes e instaladores de contadores de electricidad, pasando por los proveedores de software y los fabricantes de baterías de almacenamiento.
Osaki Electric es la empresa que fabrica los aparatos de medición eléctrica en Japón y LS Industrial Systems es la empresa que los fabrica en Corea del Sur. Ambas dominan las tecnologías de transporte y distribución de energía eléctrica y son ejemplos claros de aquellas empresas que podrían recibir un gran impulso a partir del desarrollo de las red es eléctricas inteligentes. De hecho, Osaki Electric se está posicionando en este muevo mercado emergente ya que acaba de desarrollar un contador inteligente, encareciendo así el valor de sus acciones.
De cualquier modo y durante mucho tiempo, el gasto público de los países asiáticos va a tener que jugar un papel determinante como impulsor de la demanda regional de tecnología y equipos que requiere la construcción de redes eléctricas inteligentes. Es la única manera de ayudar a que se creen empresas grandes dentro de este sector emergente.
En los próximos 10 años, China por sí sola podría gastar más de 75.000 millones de euros en la mejora de su distribución de energía eléctrica. Japón y Corea del Sur — que están un paso por delante de China en la construcción de redes eléctricas inteligentes de distribución— han incrementado también sus inversiones en ‘smartgrids’. Este año, ambos países han aprobado un gasto de más de 600 millones de euros.
De hoy al año 2030, Corea del Sur pretende gastar casi 18.000 millones de euros en redes eléctricas inteligentes para ayudar a cumplir su objetivo de reducción de emisiones de GEIs. Además, actualmente está construyendo la ‘smart grid’ más grande del mundo en la isla de Jeju, en el sur del país. Esta red eléctrica inteligente le va a servir a Corea del Sur como base de experimentación.
A su vez, y en la medida que las redes de distribución futura podrían optar por utilizar la tecnología inalámbrica para suministro de información, la modernización de las redes de distribución de energía eléctrica en Asia también podrían beneficiar a los operadores de móviles como SK Telecom.
Una red eléctrica inteligente es en sí una combinación de equipos eléctricos y de infraestructura basada en las tecnologías TIC. Lo más probable es que las mediciones se realicen utilizando redes de comunicación inalámbrica por lo que habrá que considerar también un aumento de la demanda de alquileres por el uso de redes inalámbricas.
Por otro lado, todavía faltan en Asia algunos incentivos que reforzarían aún más las inversiones privadas en ‘smartgrids’. Un incentivo importante sería el establecimiento de normas internacionales para la construcción de las ‘smartgrids’ pero, por ahora, es algo de lo que se carece en los mercados asiáticos, incluso en Corea del Sur.
Estados Unidos y Europa están haciendo movimientos por separado para dar forma a las normas standard que facilitarían la implementación de las redes eléctricas inteligentes en todo el mundo. Las empresas asiáticas, que también consideran que sería bueno que ellas participaran en la elaboración de dichas normas, saben que tendrán que gastar mucho para adaptarse de una manera rápida a esas normas.
Asumen que han de ser pacientes y esperar a que lleguen fuertes demandas de componentes y dispositivos normatizados para las ’smartgrids’. Entonces llegará el momento de la fabricación masiva y es en ese terreno donde las empresas asiáticas peciben que está su mejor ‘chance’.