Ares tiene vocación de gobernador civil desde que apareció de edil en el Ayuntamiento de Bilbao, y es fácil que termine, si le dejan, de ministro de Interior. Tiene las mimbres. Es lo suficientemente siniestro y mendaz; un español correoso. Se embadurnó con los personajes del GAL en Bizkaia, llevó maletas, descolgó teléfonos, estuvo al tanto de hilos calientes. No en balde la ejecutiva del PSOE en Bizkaia fue, en comandita con el gobierno de Felipe, la gestora de la banda criminal. Hay voces que implican al Rey Juan Carlos en la criminal cacería. Cosa no descartable. Garzón, tan valiente, estirado, amplio, novelesco, chulesco, crecido y loado en pasarela política, judicial y fiscal española a la hora de elaborar acusaciones de años y tormento –las más de las veces de poca sustancia jurídica- contra miembros de Euskadi ta Askatasuna y contra gentes de
Ares, que es consejero de Interior del Gobierno de Lakua, ha anunciado una vez más que en la manifa del domingo, 14 de febrero, en Donosti pidiendo la clarificación de la siniestra muerte (¿asesinato?) de Jon Anza, se profirieron gritos, expresiones y gravísimas acusaciones injuriosas contra administraciones,
Señor Ares, vemos a diario su actuación y las de sus esbirros en calles ante manifas y reivindicaciones variopintas. Su actuación es casi siempre brutal, siniestra, embozada, desmesurada, a bocajarro. La de unos profesionales que se mofan abiertamente de los derechos de las gentes. Luego, comprobados los informes y manifestaciones que parten de su boca y se dirigen a las instancias judiciales, se observa que nada tienen que ver con lo acontecido. En nada se parece a lo ocurrido. Pura ficción y mentira. Justificación de un abuso invirtiendo la acusación, convirtiendo al verdugo en víctima. ¿Palabra de autoridad? Otro mecanismo de una justicia chauvinista y gremial. ¿Los policías embozados y bestias investidos de autoridad? ¿De dónde emana su autoridad, del garrote que portan, de su pataneidad, de su anonimato, de su ira, de su apoyo gremial y de banda pase lo que pase? Y si eso ocurre en la calle qué no ocurrirá en la mazmorra. Usted, como buen español correoso y trepa, nunca ha sido víctima, siempre ha sido verdugo. Siguiendo el consejo de James Petras tampoco yo me dejo llevar por el mito del «gobierno socialista». Veo que su política es igual a la de cualquier gobierno de la derecha dura. La de un mamporrero de derechas. El Relator Especial contra
Pero lo que acontece en sus mazmorras secretas cuentan los detenidos, a los que ustedes, aparte de amenazar y torturar, les esconden y aíslan bajo siete llaves. Sus métodos de trabajo siempre fueron de dictadura y no de democracia, de noche y no de día, de mazmorra y sigilo y no de plaza pública y claridad. Su palabra no es creíble, su palabra es sarta de mentiras. Resulta difícil que un personaje como usted sea creíble. Usted puede ser irascible, temible, pero creíble ¿por qué? ¿Qué ha esclarecido usted? En el caso de uno de los arrestados -Asier Badiola- en febrero de este año en Ondarroa fue el propio médico forense el que pidió su ingreso en el hospital dado el estado en el que se encontraba. Badiola fue hospitalizado en dos ocasiones por las lesiones sufridas en las costillas y Xeber Uribe y Urtza Alkorta fueron observados también por los médicos por sendas contracturas musculares en el cuello, debido al largo tiempo transcurrido en posturas forzadas en dependencias de
Usted amenaza pero no aclara ni esclarece nada. Y su función es sobre todo aclarar y hacer que se respeten los derechos de las gentes. Usted amenaza una y otra vez. Trabaja siempre en tinieblas. A usted los derechos humanos de los vascos siempre le han venido grandes. Usted, por desgracia, no deja de ser un español siniestro en una calle de Bilbao. Un siniestro inspector de policía por mucho que ostente cargo de Consejero de Interior del Gobierno Vasco, no es un hombre con fundamento y autoridad. Un hombre creíble, con poso humano. Ante las denuncias de Amnistía Internacional, de
Los ciudadanos le exigimos clarificación y decencia en su trabajo, si bien es cierto con poca esperanza. Sobran personajes como usted en la administración pública de un Estado.