Admirado está Simplicius de la imaginación semántica de que hacen verdadero alarde los políticos españoles, con la que siguiendo la técnica del supositorio, disimulan las verdaderas intenciones de sus decisiones, introduciendo por vías contrarias y estrechas, pero hasta las entrañas de la sociedad que gobiernan, los “salarios retroactivos”, los “progresos sociales regresivos”, los “enriquecimientos inversos”, los “militares de paz” o los “sobres en diferido”.
Auténticos saltimbanquis de la “sinceridad mendaz”, hacen los que les da la gana, diciendo lo que no dicen o no diciendo lo que dicen. Últimamente se han inventado eso de “prisión permanente revisable”, para reenchufar en la legislación española la cadena perpetua, una de las medidas más inhumanas de la postinquisición, desaparecida de todas las legislaciones de los países civilizados, incluida la española cuando España estaba civilizada.
Simplicius viejo sabio, espera en cualquier momento la reinstauración de la pena de muerte, disfrazada de “amputación social quirúrgica”.