La superestrella del pensamiento contemporáneo publica ‘Nexus’, donde explica la historia de las redes de información entre humanos
Yuval Noah Harari regresa diez años después de la publicación de ‘Sapiens’ con una investigación de las redes de la información desde la Edad de Piedra hasta la IA. / PENGUIN RANDOM HOUSE
Nacido hace 44 años en Israel, Yuval Noah Harari es uno de los intelectuales más influyentes de la actualidad, si no el que más: ha vendido más de 45 millones de libros como ‘Sapiens’ y ‘Homo Deus’ en todo el mundo y, tras seis años sin publicar material nuevo, vuelve a las librerías con ‘Nexus’ (Debate/Edicions 62), de nuevo un brillante, ameno y muy oportuno ensayo para entender el mundo actual y el futuro próximo. El nuevo libro de Harari es un recorrido por las redes de información a lo largo de la historia de la humanidad: explica cómo los medios de comunicación han hecho posible la conversación entre personas a gran escala, requisito imprescindible para que exista la democracia, y cómo los algoritmos ya están rompiendo ese equilibrio y allanando el camino para un mundo menos libre, más vigilado y proclive a las dictaduras. Aquí van algunas de las ideas principales desmenuzadas por el propio Harari, la gran superestrella del pensamiento contemporáneo, en una conversación a distancia desde Estados Unidos, donde se encuentra promocionando su ensayo.
Lo que Donald Trump y Karl Marx tienen en común
«Trump y Marx tienen algo en común. Históricamente, el punto en el que se encuentran la extrema izquierda y la extrema derecha es en la desconfianza profunda a las instituciones que son garantes de la verdad. La sospecha sobre los medios tradicionales, las universidades, los tribunales, la ciencia… Esto es porque comparten una visión muy cínica del mundo que dice que la única realidad es el poder y que todas las interacciones humanas son luchas de poder. Eso es destructivo para la sociedad y especialmente para la democracia. Si no puedes confiar en ninguna institución que te diga la verdad, entonces todas las instituciones colapsan y el único régimen que puede sobrevivir en esas condiciones es la dictadura. La democracia se basa en la confianza».
La verdad es cara y escasa, y la mayoría de información es basura
“Existe la idea de que una sociedad inundada de información equivale a que la gente adquiera más conocimientos. Pero la mayor parte de información es basura y, desde luego, no es verdad. La verdad es una categoría de información poco común. La verdad cuesta. Para escribir un reportaje veraz es necesario invertir tiempo, dinero y esfuerzo. En escribir una mentira o una ficción no, simplemente puedes escribir lo primero que te venga a la mente. La verdad es cara, la ficción es barata. La verdad es complicada porque la realidad es complicada. La gente suele preferir las historias sencillas a las complicadas. Y la verdad, además, suele ser dolorosa. Hay muchas cosas que no nos gusta saber de nosotros mismos o sobre nuestro país. Si queremos que la verdad prevalezca, hay que invertir en ella: crear instituciones como periódicos o sociedades académicas que inviertan esfuerzos en descubrir y difundir la verdad. Si no, la verdad quedará enterrada bajo la información basura”.
Sobre el “potencial totalitario” de la IA
“La diferencia entre regímenes autoritarios y totalitarios es que en los primeros el poder controla la esfera política, el ejército y el dinero, pero dejan a la gente que haga su vida y el gobierno no puede saber lo que cada uno hace o piensa cada minuto del día. Stalin y Hitler querían controlar cada aspecto de la vida, pero incluso en la Unión Soviética era imposible controlar la vida de 200 millones de habitantes. Hubieran sido necesarios 400 millones de agentes, porque hasta un miembro del KGB necesita comer y descansar. Y lo que hacían era enviar un informe de papel a Moscú, que no tenía los analistas para leer 200 millones de informes, la mayoría quedaban sin leer. Así que hasta en la Unión Soviética existía cierto grado de privacidad. La IA no necesita a ningún humano para vigilar a todos los humanos: tienes los teléfonos, cámaras, software de reconocimiento facial y voz. Es técnicamente posible seguir a todo el mundo y aniquilar la privacidad. Ya está sucediendo en Irán y en mi país, que está construyendo un régimen de videovigilancia total en los territorios palestinos ocupados”.
La democracia es una conversación
«La gente necesita hablar. En un pueblo pequeño podían reunirse todos en la plaza principal y conversar. En un reino grande eso era técnicamente imposible. La conversación a gran escala solo fue posible con el auge de la tecnología de la información moderna: los periódicos surgieron en los siglos XVII y XVIII en sitios como Inglaterra o Holanda, donde surgieron también las primeras democracias. Mucha gente confunde la democracia con las elecciones, pero hasta en Venezuela y Corea del Norte votan. La democracia construyó con el tiempo un sistema de equilibrios para protegerse a sí misma: tribunales y medios de comunicación independientes: periódicos, radios, televisiones capaces de exponer las mentiras y errores de un gobierno. Los medios tienen un poder enorme para destruir la democracia o protegerla. Algunos de los dictadores más grandes como Mussolini o Lenin fueron editores antes que políticos. Hoy el poder está en mano de los gigantes de los nuevos medios como Facebook, Twitter e Instagram y estos, en manos de sus algoritmos. Existe un gran debate sobre la responsabilidad de estos nuevos medios».
Censura no, responsabilidad sí
«Estoy de acuerdo en que las empresas detrás de las redes sociales deberían tener mucho cuidado a la hora de censurar o prohibir a los seres humanos. La gente miente. Tiene derecho a mentir, a la estupidez. Pero el problema no es el contenido creado por los seres humanos, sino las decisiones editoriales de los algoritmos. Si Twitter decide recomendar, difundir y reproducir una teoría de la conspiración porque atrae más la atención del lector -y al mantener más tiempo al usuario en su plataforma, gana más dinero-, debería ser responsable. De la misma manera que responsabilizamos a los editores de los diarios por sus decisiones editoriales».
A favor de la IA
«No creo que la gente de Silicon Valley sea malvada. La IA puede brindarnos la mejor atención médica de la historia. Hay escasez de médicos en muchos países y con la IA se podrán actualizar todos los días todos los hallazgos médicos de todas las investigaciones de todo el mundo, algo que ningún médico humano puede hacer. El médico de la IA podrá estar las 24 horas del día con nosotros: controlar nuestra presión arterial, nivel de azúcar, estrés… será más barato que un médico humano. Puede que en 10 o 20 años incluso los pobres de una aldea remota disfruten de una mejor atención médica que los multimillonarios de hoy, gracias a la IA».
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