Cambiar el orden mundial

El hecho de tener un enemigo común –Estados Unidos– ha forjado una colaboración entre Corea del Norte, China, Rusia e Irán para debilitar el orden político mundial. El proceso se ha acelerado desde la guerra de Ucrania. Esta pseudocoalición, nacida como reacción a la geoestrategia de las democracias liberales y, singularmente, de EE. UU., toma fuerza y trasciende el posicionamiento de un estado contra el ‘statu quo’ que, en tanto que individual, no tiene suficiente fuerza –excepto en el caso de China– y, por tanto, resulta poco relevante. No se trata de una coalición, sino de un grupo de estados, con diferencias entre ellos, aliados por la voluntad de cambiar el orden mundial.

Tras las guerras napoleónicas, Europa entra en una fase de equilibrio entre Francia, Reino Unido, Rusia y Austria-Hungría, los congresos de Viena y la habilidad de Metternich. No es el actor más fuerte, pero controla el equilibrio que se rompe finalmente con la guerra de Crimea en 1853. La razón: contener la expansión de Rusia en el sur y evitar el derrumbe del imperio turco. Aparecen dos nuevas potencias consecuencia de la unión italiana y alemana como resultado de la errónea política de Francia bajo Napoleón III, que las impulsa y crea él mismo un problema que es después incapaz de resolver. Es derrotado por Prusia en Sedán. Francia es humillada cuando se crea el Reich en Versalles. Este equilibrio bipolar entre la República Francesa y el Imperio Alemán, con una Francia que busca la venganza por la derrota de 1871 lleva a las dos guerras mundiales. Guerras civiles europeas.

La ‘paz americana’ de 1945 quiere ser subvertida ahora por Rusia, con la ayuda de China, Corea e Irán. Vamos hacia un nuevo conflicto que lleva a un mundo en el que el enfrentamiento China-EE.UU. será protagonista.

Rusia ha desplegado 4.000 drones de fabricación iraní en Ucrania. Corea del Norte ha exportado a Rusia misiles balísticos y más de 2,5 millones de proyectiles de artillería. China ha comprado petróleo ruso por más de 250 billones de dólares en los últimos meses. Arabia Saudí se ha visto sustituida por Rusia. China ha entregado a Rusia material de microelectrónica, detección, comunicaciones y contramedidas, que ha mejorado sensiblemente la calidad de su armamento obsoleto por esta carencia. El aporte chino ha aumentado la capacidad ofensiva del ejército ruso porque antes operaba con una tecnología del siglo XX.

El comercio entre China y Rusia ha aumentado. De la importación de armas en China, el 83% son rusas. Corea del Norte ha suministrado directamente armas a Hezbollah y Hamás. Esta pseudocoalición, hecha para combatir el ‘statu quo’, es una fuerza emergente. Tienen un enemigo común que les une. El comercio entre ellos no se ha realizado con divisas occidentales. Las importaciones de Rusia procedentes de China, en gran parte se pagan en renminbis. En el ámbito económico, como en el militar y el tecnológico, se trata de romper con EE. UU. y sustituirlos a pesar de las desventajas que esto pueda suponer a corto plazo.

Los cuatro estados sostienen que tienen libertad para definir la democracia según sus propios principios, pero en el pasado reciente han mantenido importantes diferencias entre ellos. Las disputas fronterizas entre Rusia y China llegan a 2004. En los años 40, la URSS invadió Irán. La dependencia de Rusia respecto a China en relación con tecnologías digitales ha aumentado en los últimos años. El avance tecnológico en microelectrónica para aplicaciones civiles ha sido grande en China y permite complementar la industria de defensa rusa, básicamente analógica.

Corea del Norte busca el apoyo de Rusia para mejorar sus misiles balísticos, que aumentarían el nivel de amenaza nuclear en Asia.

La colaboración de Rusia e Irán en los últimos años ha roto definitivamente el aislamiento del programa nuclear iraní. Irán acabará siendo una potencia nuclear y un nuevo foco de tensión en Oriente Medio.

La complementariedad tecnológica e industrial de estos cuatro estados es alta e impulsa su colaboración.

Geográficamente, el comercio entre ellos queda lejos de la posible intervención de EE. UU., el mar Caspio es difícilmente accesible para EE. UU. Este es un factor que favorece su relación comercial.

La negativa de China, Irán y Corea del Norte de condenar la agresión de Rusia a Ucrania ha llevado aliados a la pseudocoalición. Brasil, Sudáfrica, India, Indonesia y Turquía son sus nuevos aliados. El sur se opone al norte, la amplitud de la oposición quita fuerza a la denuncia de agresión de Rusia y otorga una fuerza política que Rusia y China aprovechan a su favor. Volvemos a la multipolaridad, que es la causa última de la inestabilidad mundial.

ARA