El virrey fue asesinado mientras esperaba que los soldados hispánicos lo evacuaran con la barca de la Galera Real
Foto: Enciclopedia Catalana
7 de junio. Tal día como hoy del año 1640, hace 384 años, en Barcelona estallaba una Revolución —que sería bautizada de Els Segadors— y que conduciría a la Guerra de Separación de Catalunya (1640-1652/59). Aquella jornada, que coincidía con la festividad de Corpus Christi, fue llamada «Corpus de Sang«, por el clima de extrema violencia que se desplegó sobre la ciudad de Barcelona. En aquel conflicto se enfrentaron el pueblo de la capital catalana y los jornaleros segadors procedentes de la Catalunya Vella (que estaban acampados en el Pla de Barcelona a la espera de ser contratados) contra el aparato hispánico en el Principado (el virrey, sus oficiales y su soldadesca; y los jueces de la Real Audiencia).
A mediodía, el virrey hispánico Dalmau de Queralt, conde de Santa Coloma, viendo su vida amenazada, decidió huir de la ciudad y embarcarse en la Galera Real, que estaba fondeada delante de la playa de Montjuïc. Según las fuentes documentales, saltó la muralla por la zona de Santa Madrona (actualmente, avenida del Paralelo) a través de los tejados de las Drassanes. Las mismas fuentes confirman que lo acompañaron un grupo de caballeros del brazo militar catalán; no por las simpatías que despertaba Santa Coloma (era profundamente odiado por el conjunto de la sociedad catalana por su actitud condescendiente con los abusos y los crímenes de la soldadesca hispánica sobre la población civil catalana), sino por qué se quería evitar que fuera asesinado.
El Dietari de la Generalitat revela que, una vez en la playa de Montjuïc, el virrey hispánico rechazó la protección de los caballeros catalanes y los empujó a volver al interior de la ciudad para calmar los disturbios. Mientras tanto, desde la Galera Real habían botado una barquita, tripulada por soldados hispánicos, que se dirigía a la playa para embarcar y evacuar a Santa Coloma. El mismo dietario dice que los caballeros catalanes, retornaron a Barcelona antes de que la barquita tocara tierra y perdieron el contacto con el virrey. Sin embargo, pasadas las horas, un grupo de segadores encontraron el cadáver de Santa Coloma tirado sobre la arena de la playa de Montjuïc con signos evidentes de una muerte violenta (había sido insistentemente golpeado y repetidamente apuñalado).
Pau Claris, president de la Generalitat, aunque había sido víctima de las maniobras represivas de Santa Coloma, ordenó una investigación y ofreció una importante recompensa a quien pudiera aportar algún dato. Pero no obtuvo ningún resultado. En cambio, tres meses más tarde el rey hispánico Felipe IV declaró, formalmente, la guerra a Catalunya. Aquella maniobra era la culminación de una larga crisis social y política fabricada por la cancillería hispánica que pretendía una intervención militar en Catalunya, la liquidación de las instituciones de gobierno catalanas y la ejecución de las clases dirigentes del país. Una de las principales causas que esgrimió Felipe IV para declarar la guerra a Catalunya fue «por haber dado muerte al virrey«.
ElNacional.cat