La ofensiva sin precedentes de drones y misiles de Irán contra Israel el sábado ha puesto luz sobre la larga guerra a la sombra entre ambos países. Durante más de cuatro décadas, Teherán y Tel-Aviv se han enfrentado indirectamente a través de los representantes de Irán en Irak, Líbano, Siria y Yemen. Aunque en el pasado el IRGC (el ejército de los guardias de la revolución islámica) ha ordenado a sus milicias que empiecen actos de terrorismo contra ciudadanos e intereses israelíes en la región o más allá, el régimen iraní nunca ha admitido haber estado involucrado directamente en un conflicto con el Estado de Israel. De igual modo, Israel no confirmó ni negó su papel en los asesinatos de los científicos nucleares iraníes, hace tres años.
Más recientemente, las autoridades iraníes no explicaron claramente su papel en los ataques iniciados por Hamás contra Israel el 7 de octubre. Los líderes de Hamás y Hezbolá se cuidaron de no mencionar el papel iraní en esta operación. Sin embargo, el Estado iraní se ha beneficiado del conflicto de Gaza y del caos en Oriente Medio para reforzar su hegemonía en la región.
Las ambiciones nucleares de Irán. La República Islámica de Irán nunca se ha considerado como un actor pasivo en el conflicto israelí-palestino. Hace tres semanas, altos funcionarios de Hamás y de la Yihad Islámica Palestina viajaron a Irán para discutir su enfrentamiento en curso contra Israel en la Franja de Gaza y en todo Oriente Medio, con funcionarios iraníes. En febrero, el jefe de la Fuerza Quds de Irán visitó Beirut para discutir la posibilidad de una operación conjunta con Hezbollah en Líbano. Esto fue después de que el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, hubiera indicado los planes de Israel para aumentar los ataques a Hezbollah en caso de un posible alto el fuego en el conflicto de Gaza. Como resultado, en los últimos meses, el régimen iraní ha sido consciente de que una guerra más amplia entre Israel y la Hezbollah libanesa podría provocar ataques en las instalaciones nucleares de Irán. El programa nuclear de Irán sigue, creando complejidades y problemas adicionales para los estadounidenses, europeos y países de Oriente Medio que ya están involucrados en la crisis de Gaza. Los funcionarios iraníes han insistido repetidamente en que Teherán no busca una bomba atómica y que lo único que podría provocar que desarrolle una sería un ataque israelí a la patria iraní. Pese a los esfuerzos diplomáticos de Teherán por persuadir a la administración Biden y a los europeos sobre la ausencia de una bomba iraní, los israelíes siguen creyendo que no hay otra forma de contener el programa nuclear de Irán que mediante la intervención militar.
El juego del gato y el ratón Irán-Israel.
Pese a las tácticas «prudentes» que Irán ha mantenido en el pasado respecto a Israel, la situación en Gaza y alrededores le ha puesto en una situación muy crítica. El régimen iraní ha tenido que asegurar constantemente a los iraníes y a los representantes de otros regímenes en Oriente Medio que no había perdido la partida contra Israel en el conflicto de Gaza. Por tanto, cuanto más se alargaba la guerra en Gaza, más aumentaban las posibilidades de un conflicto directo entre ambos países. Es interesante que Israel no haya reivindicado públicamente la responsabilidad del ataque del 1 de abril contra el consulado iraní en Damasco y que no notificara los bombardeos a Washington. La urgencia de Irán para tomar represalias por el ataque a su consulado en Damasco pudo evitarse si el Consejo de Seguridad de la ONU hubiera condenado el ataque. En respuesta al ataque israelí, las fuerzas navales de la Guardia Revolucionaria de Irán se apoderaron de un barco de bandera portuguesa con conexiones con Israel cerca del estrecho de Ormuz. Además de eso, el ataque de drones y misiles de Irán contra Israel ha sido la única vía para que el líder supremo de Irán, el ayatolá Jamenei, y el IRGC no perdieran la cara en el conflicto entre estas dos grandes potencias en Oriente Medio.
Líder autodenominado de Oriente Medio.
La estrategia iraní en Oriente Medio ha determinado su deseo de hegemonía sobre la región, incluido el territorio palestino. Irán se considera un Estado modelo, destinado a crear cambios geopolíticos en Oriente Medio. Desde 1979 y la creación de la República Islámica de Irán, el ayatolá Jomeini, líder supremo de Irán, y su sucesor, el ayatolá Jamenei, practican una política exterior en la que Irán actúa como líder autoproclamado de los musulmanes chiís del mundo. Aspira a la influencia directa en la política palestina, iraquí y libanesa. El IRGC se sustenta en su elemento subordinado, la Fuerza Quds, que según el ayatolá Jamenei tiene el compromiso de «establecer células de Hezbollah en todo el mundo». La respuesta de Irán a los retos y oportunidades regionales después de su guerra con Irak implicó una estrategia ofensiva y defensiva que implicó la creación de una red de representantes. Esta vasta red de aliados y representantes fue construida y mantenida por la Fuerza Quds, dirigida por Qassem Soleimani después de 1998. El conflicto sirio sirvió como prueba poderosa de la doctrina militar externa de Irán. En consecuencia, el régimen iraní utilizó el rol de EE.UU. en el caso del asesinato de Soleimani como nueva fuente de legitimidad para los IRGC. Impulsando los sentimientos religiosos y nacionalistas y desviando la atención de los fracasos de los líderes chiíes en Bagdad y Líbano, dio un salvavidas al liderazgo iraní y a sus aliados en Irak, Líbano y Siria.
Dos grandes potencias propensas a la falta de sentido común.
En los últimos años, Israel y EEUU han estado tratando mucho con la mayoría de los representantes de Irán en Irak, Líbano, Siria y Yemen. Si bien los houthis ya no tienen la ventaja en el conflicto de Yemen, la Hezbollah libanesa también tendrá muchas dificultades para conseguir el apoyo de la población libanesa no chiíta si entra en guerra con Israel.
Ahora mismo, Teherán no puede alargar el combate con Israel, sobre todo porque su población joven no parece ideológicamente inclinada a ir a la guerra. Sin embargo, también parece creer que los fracasos del gobierno de Netanyahu han perjudicado a las opciones de Israel en caso de un enfrentamiento con Irán. La República Islámica de Irán e Israel seguirán siendo las dos grandes potencias militares en Oriente Medio. En caso de que su conflicto se convirtiera en una guerra, ambos podrían verse perjudicados por la falta de sentido común.
*Director del Centro Mahatma Gandhi por la Pa de la Universidad Global de Jindal
ARA