Centenares de personas se reúnen en el Euskal Etxea de México.
Se ha dicho que hace siglos una ardilla podía atravesar la península saltando de árbol en árbol. Algo parecido podemos decir hoy, es posible recorrer el mundo apoyándonos en las euskaletxea diseminadas por toda la tierra. En Australia tenemos Gure Txoko, en Japón Tokioko y también la de China, por recordar algunas más distantes. Los vascos, trabajadores o expatriados esparcidos por el mundo, siempre han querido conservar sus raíces y por eso han fundado estas euskaletxea.
Conservan durante generaciones nuestras costumbres, deportes, gastronomía, folklore… y nuestra lengua. En América existen 165 centros vascos con nombres tan significativos como: Zazpiak Bat, Gure Ametzak, Ongi Etorri, Etxe Alai, Txoko Ona… En muchos de ellos hasta se recuerda nuestra maravillosa e incompareble Korrika, nombro sólo dos de este año, una en Nueva York y otra en París. Cada uno de esos centros es un trozo vivo de Euskal Herria.
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