Una multinacional francesa y su rama navarra pretenden extraer 600.000 toneladas anuales de minerales, construir una planta de tratamiento, una escombrera y una pista por la que pasarían 14 camiones que realizarían más de 105 viajes diarios.
Panorámica del valle del Baztán donde está proyectada la mina a cielo abierto.
Algunas especies protegidas desaparecerán. Las aguas y los manantiales cercanos se contaminarán. Se esparcirá polvo y hollín por el transporte de 600.000 toneladas de minerales al año. Y su creación afectará negativamente a 80 familias ganaderas que tienen sus pastos comunales en Erdiz y a los más de 270 ganaderos y ganaderas profesionales de todo el valle del Baztán, en el Pirineo navarro. Ese es el denominador común que tienen todos los discursos que los grupos ecologistas y los partidos de la izquierda navarra han puesto sobre la mesa para protestar contra un nuevo megaproyecto minero a cielo abierto que la empresa Magnesitas Navarras ha decidido ubicar en el pastizal colectivo de Erdiz.
Esta proyección de Magnesitas Navarras, empresa realizadora del proyecto y el tercer productor de CO2 de Navarra, que pertenece a la multinacional francesa Roullier, pretende alterar un total de casi 100 hectáreas, de las cuales 53 son de pastos de gran calidad para la ganadería extensiva y 10 más de un bosque de hayas que también desaparecerían por completo del puerto de Artesiaga. Además, lo pretende hacer sobre una Zona Especial de Conservación, denominada ZEC Monte Alduide, con un alto valor ecosistémico.
Pero la multinacional francesa y su tentáculo navarro no están solas. Les apoya casi el 80% del Parlamento Navarro que, con UPN, PSOE y PP a la cabeza, acaba de declarar el proyecto de Interés Foral, aupados también por la extinta coalición derechista de Navarra Suma y Geroa Bai y los únicos votos en contra de EH Bildu, Podemos-Ahal Dugu e I-E en el trecho final de la pasada legislatura. Parece significativo, además, que la resolución del Parlamento sobre la mina de Artesiaga se haya ejecutado con el Gobierno navarro en funciones, antes de que María Chivite fuera reelegida presidenta y obviando el rechazo social e institucional cada vez más creciente en la zona y que se ha ido extendiendo por toda Navarra hasta convocar una multitudinaria manifestación en Iruña.
“Con sus canteras a cielo abierto en el seno del Pirineo, su fabrica de procesamiento de metales en Zubiri (Navarra) lleva décadas contaminando los alrededores con gases peligrosos y polvo llenos de metales dañinos para la salud”, explican las vecinas afectadas
“Los proyectos mineros de Magnesitas de Navarra en el seno del Pirineo han causado daños irreparables a las montañas que nos rodean. Con sus canteras a cielo abierto en el seno del Pirineo, su fabrica de procesamiento de metales en Zubiri (Navarra) lleva décadas contaminando los alrededores con gases peligrosos y polvo llenos de metales dañinos para la salud. En estos meses hemos visto un incremento importante en la cantidad de polvo en Zubiri, cosa que tiene implicaciones graves para todas las personas en el valle, pero en particular la salud de nuestros hijos e hijas”, denuncian a El Salto las integrantes de Marcha de los Ents, una de las plataformas de afectadas.
Imagen aérea de la mina de Magna en Zubiri
Afecciones sociales y medioambientales
No son las únicas. El colectivo Erdiz Bizirik va camino de cumplir 17 años defendiendo los pastos comunales de Erdiz de proyectos extractivistas: “Como los agricultores suponen el 7% de la población activa del valle, además de la desaparición de algunos caseríos, desaparecerían decenas de empleos indirectos: veterinarios, talleres, transportistas, tiendas, ferreterías, cooperativas… Además, el valle de Baztan es una comarca que está manteniendo el sector primario a nivel navarro, siendo Erdiz clave para asegurar este nivel. El 18% de las explotaciones bovinas de Navarra se encuentra en el Valle de Baztan, el 14% de las ovinas y el 10% de las equinas. Es la zona con más explotaciones a nivel navarro, con diferencia”.
Manifestación de Erdiz Bizirik en Iruña.
Y su investigación sobre el terreno va más allá. De hecho, sus argumentos los sostiene un profuso informe elaborado por Sustrai Erakuntza, una fundación que se dedica a dar respuestas jurídico-técnicas a proyectos insostenibles en Navarra. El documento contradice frontalmente una de las mayores promesas de la multinacional minera: “Una vez realizada la explotación minera difícilmente se podría recuperar la zona de pastoreo del ganado”. Algo que también sostienen y avalan desde SEO | Birdlife.
Prevén extraer 600.000 toneladas de minerales al año, construir una planta de pretratamiento, una escombrera y una nueva pista por la que se prevé el paso de 14 camiones al día que realizarían más de 105 viajes diarios
Erdiz es un pastizal comunal donde se trabaja en el modelo extensivo de ganadería y agricultura. El área de Erdiz se ubica en una Zona de Especial Conservación (ZEC) dentro del área protegida de Aldude Mendi. “La construcción de la mina afectaría directamente a las numerosas especies de animales y vegetales, algunos de ellos en peligro de extinción”, reza el informe. Entre otros, el riesgo de desaparición de especies de flora y fauna prioritarias y de interés como Osmoderma eremita, Rosalia alpina, el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) o el pico dorsiblanco (Dendrocopos leucotos).
Instalaciones de Magnesitas Navarras en Zubiri.
No solo es fauna. Las aguas del entorno de Artesiaga también se contaminarían y “las fuentes se agotarían”. De hecho, esa zona es cuna de los numerosos regatos y fuentes del Baztan. De ellas beben tanto el ganado como las personas (las poblaciones de Irurita, Arraioz y Lekaroz). Además, desde Erdiz Bizirik señalan un potencial perjuicio para la gestión forestal: “El ganado es una de las mejores opciones para mantener limpias las montañas. Por lo tanto, si los animales desaparecieran de las mismas, la vegetación autóctona aumentaría y se podrían dar incendios cada vez mayores y más dañinos”.
Según la información del proyecto al que ha tenido acceso Erdiz Bizirik, al año prevén extraer 600.000 toneladas de material mineral, construir una planta de pretratamiento y una escombrera, así como una nueva pista que desviaría una carretera provincial y por la que el proyecto prevé el paso de 14 camiones al día que realizarían más de 105 viajes diarios: “No hay más que ver lo que han hecho en Zubiri para ver lo que podría pasarle a Erdiz”.
La rama navarra de la multinacional francesa con sede en París y buena parte del Parlamento Navarro se han instalado en el discurso del crecimiento económico y las respuestas que dan a las preocupaciones sociales, sanitarias y medioambientales comunidades locales responden con cifras de inversión y empleo. “[La mina a cielo abierto] es compatible con el estilo de vida tradicional, la protección del medio ambiente y la gestión de la biodiversidad de la zona”, explican en Magnesitas Navarras.
La declaración y resolución de “inversión de interés foral” impulsada por el PSOE navarro y apoyada por todos los partidos de la derecha sienta las bases del calendario a futuro de la explotación minera. Explican que “a sabiendas de que el yacimiento de Eugi [otra mina de la comarca] se agotará en los próximos seis años, [la mina de Artesiaga] constituye la única opción de que Magna continúe siendo garantía de empleo y calidad de vida para muchas familias del valle de Esteribar durante al menos 25 años”. De hecho, esta declaración simplificará la parte navarra de la tramitación administrativa, dándole un impulso “preferente y urgente”, algo que desde las plataformas ciudadanas observan con preocupación.
En ese periplo de resistencia ciudadana, la Junta General planteó una consulta popular vinculante a partir de la Ley Foral para conocer la voluntad de la comunidad local, pero no fue posible convocarla por recibir la negativa del Gobierno navarro, encabezado por el PSN-PSOE
Recuerdan que la multinacional francesa ya intentó llevar a cabo este proyecto en 2005, cuando contaba con el apoyo de la Junta General del Valle del Baztán, encargada de gestionar esos pastos. De hecho, como oposición popular a esa amenaza medioambiental, al año siguiente nació la plataforma Erdiz Bizirik. En ese periplo de resistencia ciudadana, al que también se han sumado los ayuntamientos de la zona, la Junta General actual planteó una consulta popular vinculante a partir de la Ley Foral reguladora de estas iniciativas para conocer la voluntad de la comunidad local, pero no fue posible convocarla por recibir la negativa del Gobierno navarro, encabezado por el PSN-PSOE.
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EL SALTO