El jefe de gobierno de la isla de Martinica, Serge Letchimy, afronta represalias por presuntamente haber desobedecido la ley francesa que dice que la lengua de la República es el francés
El jefe de gobierno de la isla de Martinica, Serge Letchimy, se ha negado a atender la petición del prefecto de retirar la resolución de la asamblea local que establece la lengua criolla como lengua oficial de la isla al mismo nivel que el francés. El prefecto de la isla le hizo llegar una carta en la que le recordaba que el primer párrafo del artículo 2 de la constitución francesa decía que la lengua de la República era el francés. Por eso, el prefecto pide la retirada de una resolución que considera manchada de ilegalidad.
Sin embargo, Letchimy ha decidido desobedecer las órdenes del prefecto y dice que asumirá sus consecuencias, sean cuales sean. “Hemos consagrado un avance histórico para la lengua nativa de miles de martiniqueses en todo el mundo, ahora no podemos desdecirnos. El Estado francés ganaría con el reconocimiento de las diferencias locales”, decía Letchimy en declaraciones a medios locales. «La lengua criolla nos atrae, nos define, nos une a un lugar y un tiempo», añadía. En su opinión, la prohibición del prefecto es un acto de esclavitud.
No es la primera vez que Serge Letchimy, del Partido Progresista Martiniqués, demuestra su compromiso con la identidad martinicana. En mayo del pasado año participó en un congreso con electos martiniqueses, guayaneses y guadalupeños en el que discutieron los cambios institucionales que merecen los territorios de ultramar del Estado francés. También hizo posible que Martinica recuperara la bandera nacionalista roja, verde y negra.
El caso martiniqués se basa en los mismos fundamentos jurídicos con los que el tribunal administrativo de Montpellier prohibió el catalán en los plenos municipales de Catalunya Nord. El tribunal argumentó que la lengua francesa es la lengua del Estado, tal y como establece la constitución, y que no puede ser relegada a lengua de segundo orden.
Hasta hace poco, el criollo martiniqués tenía el estatus de lengua regional, a pesar de ser la lengua materna de buena parte de los habitantes de la isla. Antes de los años noventa, fruto de la ideología colonialista, el criollo era considerado una lengua inferior y ni siquiera se enseñaba en las escuelas.
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