Clara Ponsatí: «Junts ha instrumentalizado la batalla judicial del exilio para tapar el autonomismo»

Eurodiputada de Junts por Cataluña-Libres por Europa

-¿Usted se puede desplazar libremente después de la decisión del TGUE?

—Sí, porque a mí Llarena sólo me persigue por desobediencia. No comporta prisión y no puede haber euroorden contra mí.

-¿Podrá, pues, estar en el pleno de Estrasburgo? A diferencia de Carles Puigdemont y Toni Comín, que sí se enfrentan a prisión.

-Sí. Aunque ellos han estado haciendo gestiones ante la Eurocámara para estar ahí.

-Pero en España la detendrían para que declarase. ¿Volverá?

-Hay una orden. Si la policía me detectara supongo que me detendría y me llevaría a Madrid. No tengo fecha.

-Usted dijo el miércoles que «la especulación recurrente de que las sentencias europeas llevarían a la vuelta del presidente Puigdemont tampoco ha abierto ningún camino hacia la victoria». ¿Tenía preparado decirlo ese día?

-Sí. Lo que dije está muy sopesado. Parte del independentismo ha instrumentalizado la batalla del exilio. Era una reflexión que quería hacer ante la plana mayor de Junts, las entidades y otros partidos independentistas. Lo había previsto fuese cual fuese el resultado en el TGUE. No iba atado a que hubiéramos perdido.

-¿Quién lo ha instrumentalizado?

-Junts en particular. Ha utilizado la imagen del ‘No Surrender’ y un discurso aparentemente inflamado y ha jugado con «cuando vuelva el presidente Puigdemont, que volverá, ya haremos cosas». Mientras, ha pactado ayuntamientos, diputaciones, ha entrado en el gobierno y ha salido sin consecuencias claras. Comparto la estrategia judicial en el exilio, pero no su instrumentalización para tapar que se ha vuelto al autonomismo.

-¿Puigdemont y su abogado han especulado también con el regreso?

—Incluso si el TGUE nos hubiera dado la razón, esto no hubiera querido decir que al día siguiente volviéramos. Se había esparcido un estado de opinión que parecía que si se ganaba la batalla judicial se desencadenaría de forma directa el regreso del presidente Puigdemont. Y esto no era así. Y es menos así si esta batalla se pierde. Hasta qué punto las figuras en el exilio se han sentido cómodas o no, cada uno debe decirlo. Yo no me he sentido cómoda y lo dije.

-¿La opción del retorno no era real?

-No respondería de forma rotunda a esa pregunta. Era una posibilidad que, en la medida en que hemos visto que el Supremo dejaba claro que no obedecería siquiera una orden explícita del tribunal de Luxemburgo, estaba poco fundamentada con los márgenes que permite la discusión jurídica en el TGUE. Se ha exagerado y ha habido gente que ha utilizado esto como «organizándonos para cuando vuelva el president». ¿Qué fundamentación política tenía esto? Yo no lo entendía.

-¿Y usted no ha participado? ¿Por qué no lo ha dicho antes?

—Siempre he dejado muy claro que la batalla jurídica del exilio era una batalla muy importante, pero que las victorias en los tribunales europeos no nos llevarían a la independencia. Convertir esto en la batalla por la independencia era un error.

-Que el Govern iba ‘de farol’ en 2017 también lo dijo después.

—En las negociaciones que hubo después del 1-O no participé. No tenía información ni perspectiva suficiente para analizarlas. Lo que pude hacer es abandonar el Govern. Muchas veces me he planteado si no fue un error no hacerlo. Me pareció que mi confort personal no debía pasar por delante de dar todavía una oportunidad a lo que fuera que estaban haciendo que yo no veía hacer.

-Puigdemont lamentó lo que usted dijo porque es «eurodiputada gracias a la estrategia del exilio».

—Siento que el president Puigdemont y el conseller Comín estén dolidos. En política hay que hacer cosas que no son las que uno querría hacer para hacer felices a sus amigos. Confío en que a nivel personal esto no será más doloroso de lo necesario.

-Creen que usted se equivocó.

—Hay gente que insiste en que me equivoqué de día, pero no tengo tantas oportunidades para comunicarme con el ‘establishment’ independentista. Sobre si me he beneficiado de la estrategia, hablemos: concurrí como independiente a la lista de Junts, con el conseller Comín –que todavía era de ERC–, y el mismo día participaba en la candidatura de primarias en Barcelona. No engañaba a nadie. Las posibilidades de que fuera elegida eran mínimas, pero después vino el Brexit y fui a parar a la Eurocámara. Lo hice como un servicio en el país, renunciando a una posición académica de primer nivel. Y si se repasa mi tarea, nadie de Junts puede hacerme reproche alguno.

-¿Volverá en 2024 con la lista de Puigdemont?

—No estoy pensando en ello. Es muy probable que esté inhabilitada.

-¿Es contradictorio criticar la estrategia de ERC y al mismo tiempo beneficiarse de la reforma del Código Penal?

—Yo me he beneficiado, sí. ¿Tenía que ir al juez Llarena a decirle: “Por favor, méteme en prisión porque he criticado la reforma del Código Penal”? No es contradictorio. Si te toca la lotería, y tú estás en contra, pero te ha regalado el número tu abuelo […] quizás lo puedes devolver, pero es que yo esto no lo puedo hacer, no puedo devolver la lotería que me ha tocado.

-No le gusta ni la estrategia de Junts ni la de ERC. ¿Qué propone usted?

—El movimiento independentista necesita reiniciarse. Hemos llegado a un punto que las tres fuerzas del Parlament, que tienen mayoría absoluta han renunciado a ponerse de nuevo en una situación como la de 2017 y materializar la independencia.

-¿Y cómo se hace esto?

-Con las autoridades avisando al mundo de que el país es independiente y pidiendo al pueblo de Cataluña que defienda la soberanía ante una posible agresión. Lo que vimos el 1-O es lo máximo que España puede hacer. Mantener una declaración de independencia requiere una movilización similar. Pero ahora no estamos en estas circunstancias: no estoy pidiendo a nadie que arríe ninguna bandera.

-¿Qué riesgos asumiría la gente?

-Depende. No me pidas que sea específica ahora. A mí me ha perseguido al Supremo durante seis años y cuando quiera que me vuelvan a perseguir lo elegiré yo. No porque me lo pida una periodista. Sabemos que la persecución por parte de España no ha cesado.

-Pero si el rumbo no se puede explicar, ¿la gente cómo sabe qué vota?

—Habrá otras personas que se pondrán frente al combate por la independencia. Se les podrá preguntar.

-¿No se presentará a las catalanas?

-Como he dicho, lo más probable es que esté inhabilitada.

-¿Y no montará otro partido?

—El independentismo pide nuevas formaciones: estoy muy dispuesta a implicarme con otra gente para que el independentismo se reinicie.

-¿Irá a votar el 23-J? Se arriesga a una detención.

—No hace falta que participe de la campaña. Pero si volviera no votaría ninguna de las tres opciones independentistas: en blanco, nulo o me abstendría.

ARA