El anuncio de una nueva lluvia de millones para construir un corredor ferroviario del Atlántico que no pasa por el Atlántico pero sí por Madrid ha vuelto a crear polémica. Tal y como ocurre desde hace años con el corredor mediterráneo, Madrid ha vuelto a alterar la propuesta de un corredor europeo para centralizar más aún las infraestructuras de transporte del Estado español.
La cosa es incluso más cómica todavía en el caso del llamado corredor mediterráneo. Porque el corredor atlántico, más allá de Bilbao, no pasa por ninguna ciudad atlántica. Y llega al colmo de no tocar en ningún caso Galicia y de no conectar Galicia con Portugal, aunque es la reclamación más clara a ambos lados de la frontera. El corredor atlántico sí pasará por Madrid, pero no circulará entre Vigo y Oporto.
Mucha gente se sorprenderá de cómo hacer cosas tan grandes y demenciales como ésta, pero a mí siempre me gusta resaltar que hay una razón geopolítica de este modelo radial de Estado que nos propone Madrid desdd hace décadas. Y es la situación geográfica de Madrid y la voluntad, mucho más que ambiciosa y yo diría que imposible, de cambiar la realidad física.
El actual Estado español es una meseta desierta, en cuyos márgenes se despliegan pequeñas áreas litorales, básicamente los Países Catalanes y el País Vasco –Galicia tiene otra consistencia-. La lógica histórica habría hecho de Sevilla la capital de España y no Madrid. Porque es una ciudad que existe por sí misma, pero sobre todo por su capacidad de comunicación y proyección –el Guadalquivir es una vía real de comercio y transporte, y el Jarama, no. Pero como los Austrias querían tener la capital donde tenían el coto de caza, crearon Madrid. Y desde entonces toda la historia de España consiste en hincharla artificialmente, de inflar artificialmente Madrid. Porque al estar en medio del desierto –no hay ninguna ciudad mayor en la meseta y la zona norte de esta meseta es la segunda más despoblada de la Unión Europea, detrás de Laponia–.
En ese sentido, la estructura radial del ferrocarril es un intento más de sostener artificialmente la ciudad de Madrid. Ni el primero ni el último –recuerden que en 2000 querían ser Miami y cómo fracasaron. Pero como no tienen vergüenza, ocurre lo que pasa. Por ejemplo, que el corredor atlántico no pase por el Atlántico…
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