“Nosotros creemos que esta propuesta es equilibrada, adaptada a las necesidades y a las demandas sociales existentes; no es una propuesta nada extremista, y es una modificación ajustada al estudio sociolingüístico que el Gobierno de UPN ha hecho, ajustada también a un criterio zonal y ajustada en buena medida a una voluntad popular. Por eso incorporábamos que los ayuntamientos se puedan pronunciar como máxima expresión de los pueblos, de sus ciudadanos. Es lo que este partido decidió en su congreso. Somos coherentes con nuestras resoluciones congresuales y es lo que planteamos aquí”.
Con estas palabras cerraba su intervención, en febrero de 2010, el señor Jiménez, portavoz entonces del Partido Socialista de Navarra, en el debate parlamentario que sirvió para que las localidades de Aranguren, Belascoain y Galar se incorporasen a la Zona Mixta de la Ley Foral del Euskera.
Realidad sociolingüística, criterio zonal y voluntad popular, medida a través del posicionamiento del pleno del ayuntamiento, eran los tres parámetros que, según aquel PSN, permitirían que una localidad pudiera cambiar de zona lingüística.
Analicémoslos, uno a uno, para el caso de Mañeru:
– Actualmente, el 64% de sus txikis estudian en el modelo D (inmersión en euskera) de la Escuela Pública Comarcal de Gares, haciéndolo el resto en el modelo A (euskera como asignatura). Si nos remitimos a los últimos cuatro cursos escolares, el porcentaje de alumnado estudiando en el modelo D sube al 76%, con un 24% para el modelo A.
Además, según el estudio La situación del euskera en Navarra, encargado por el Gobierno de Navarra en 2008, dos de cada tres vecinos de Mañeru apoyaban la entrada en la Zona Mixta de la Ley Foral del Euskera. Los más favorables a la incorporación eran las personas más jóvenes, aquellas de entre 15 y 24 años, que mostraban un apoyo del 87,5%.
La realidad sociolingüística de Mañeru, con aproximadamente un 10% de población euskaldun, y otro 10% vascohablante receptor (porcentajes que seguirán subiendo, a tenor de los datos de matriculación escolar ya citados) se asemeja enormemente a la de los municipios situados en la Zona Mixta. El Mapa Sociolingüístico de Navarra muestra con claridad que su evolución demolingüística –basada en la progresión de los porcentajes de conocimiento de euskera a lo largo de las últimas décadas– tiene mucho más que ver con la evolución habida en la Zona Mixta que con la de la llamada Zona No Vascófona. Esta es la realidad sociolingüística, rigurosa, que nos muestran los datos objetivos.
– Qué decir del criterio zonal. La inmensa mayoría de localidades cercanas a Mañeru ya pertenecen a la Zona Mixta. Hablamos de Mendigorria, Zirauki, Villatuerta, Estella-Lizarra, Gesalatz, Yerri, Artazu, Obanos, Adiós, Eneriz, Añorbe, Tirapu, Biurrun-Olcoz, Puente la Reina / Gares… Casi todas se incorporaron a la Zona Mixta en 2017 con total normalidad, sin que en los seis años transcurridos desde entonces haya habido ningún problema social. Ni en ellas, ni en el resto de localidades (hasta 44, sumando 40.000 habitantes) que lo hicieron en ese mismo año. Muestra inequívoca de que el mayor reconocimiento de derechos para una minoría no implica traer consigo un perjuicio para el resto de la población.
– Nos faltaría analizar la voluntad popular. En primavera del año pasado, el Pleno del Ayuntamiento de Mañeru aprobaba, por unanimidad, una moción en la que todos sus concejales y concejalas, así como su alcaldesa, declaraban que el euskera es una lengua propia de su municipio, al tiempo que solicitaban la inclusión de su localidad en la Zona Mixta de la Ley Foral del Euskera.
En su exposición de motivos, esta moción reivindicaba la garantía de derechos lingüísticos para sus habitantes, así como la importancia de evitar el agravio comparativo que inevitablemente se produce cuando el resto de localidades del entorno disfrutan de mayores derechos.
No podemos ignorar el importante movimiento popular existente desde hace décadas para revitalizar el euskera en esta localidad. Movimiento al que acompaña el propio ayuntamiento, puesto que Mañeru lleva varios años invirtiendo en el fomento del uso del euskera en el ámbito municipal, y solicitando a Euskarabidea las ayudas que por ello le corresponden. Apoyo municipal explícito, que no podemos sino aplaudir.
Los mañerucos y las mañerucas cumplen, por tanto, todas las condiciones para estar sujetas a los derechos que otorga la pertenencia a la Zona Mixta de la Ley del Euskera.
Ante esta realidad incontestable, ¿qué alegaron el pasado jueves desde el Partido Socialista de Navarra, para unirse a UPN y echar por tierra su solicitud?
En primer lugar, se adujo que en breve habrá elecciones y podría cambiar la mayoría en el ayuntamiento. Eso sí, no se comprometieron a aprobar la modificación si nuevamente es solicitada, demostrando el escaso valor que otorgan a la autonomía municipal. Porque el mandato del ayuntamiento es claro y debemos respetarlo, independientemente de que coincida o no con nuestros postulados.
También se nos reprochó que esta ley se hubiera registrado a falta de algo menos de seis meses para la celebración de elecciones. Ignorando, conscientemente, los largos meses de negociaciones internas para tratar de conseguir el apoyo del PSN, así como el hecho incontestable de que en este último periodo parlamentario vamos a tratar, al menos, otras diez propuestas de modificación de distintas leyes. Este pasado jueves, sin ir más lejos, se debatieron cinco, incluida la que afectaba a Mañeru, sin que ninguna de las restantes supusiera ningún problema para el PSN.
¿Por qué esta proposición de ley sí les molesta? ¿Por qué les genera semejante animadversión, hasta el punto de ser capaces de pasar por encima de la voluntad mayoritaria de un pueblo?
La respuesta a estas preguntas tiene que ver con los complejos históricos del PSN. Complejos irracionales frente a la derecha, miedo endémico a sus críticas y manipulaciones, pánico a los titulares de sus medios afines. Hasta el punto de que –en 2023– el PSN de María Chivite está en una posición más retrógrada, más restrictiva, menos garantista aún de los derechos lingüísticos… que el PSN de 2010, el del señor Jiménez.
Es evidente que, en el ámbito de la política lingüística, el Partido Socialista no tiene memoria ni coherencia. Tampoco respeto a la autonomía municipal ni a los derechos lingüísticos de la minoría que formamos las personas euskaldunes. Solo se percibe miedo a la derecha, cortoplacismo electoralista, complejos y falta de liderazgo.
Falta de liderazgo, aunque la presidenta Chivite se saque bonitos selfies con la mano de Irulegi. Falta de liderazgo, aunque nos regale bonitos discursos sobre la riqueza cultural que supone el euskera. Porque la ciudadanía está harta de gestos y palabras vacías. En el de la normalización lingüística, como en otros tantos ámbitos, los navarros y navarras nos exigen políticas efectivas, que contribuyan a solucionar sus problemas.
Ese es el compromiso que adquirimos el pasado jueves con la ciudadanía de Mañeru. Ciudadanía que, no lo dudo, logrará su deseo, más temprano que tarde.
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