La primera imprenta que conocemos fue instalada en Iruñea en 1490 por un impresor de origen bearnés, Arnalt Guillém de Brocar, y su primer libro impreso fue el Manuale Pampilonense, editado ese mismo año.
La invención y expansión de la imprenta supuso una revolución cultural. La primera imprenta que conocemos en nuestro país la instala en Pamplona-Iruñea en 1490 un impresor de origen bearnés, Arnalt Guillém de Brocar, quien mantuvo imprenta hasta 1501. Esta es la única ciudad de nuestro país donde se editaron incunables (libros editados antes de 1500).
Su primer libro impreso es el Manuale Pampilonense, editado en 1490. Considerado como uno de los mejores impresores de la península, fue reclamado por Cisneros para imprimir la Biblia políglota en Alcalá, donde permaneció desde 1510 hasta su fallecimiento en 1523. En Pamplona se casó con María de Zozaya y una hija suya, María, contrajo matrimonio con el impresor estellés Manuel de Eguía –seguidor y discípulo de Brocar– que continuó en Alcalá desde 1523 hasta 1537 editando libros selectos.
A Manuel de Eguía se le atribuye el primer texto en euskera que llega a la imprenta. Se trata de la obra del humanista siciliano y cronista del rey afincado en Salamanca Marineo Siculo: Opus de rebus Hispaniae memorabilibus, impresa en 1530 en Alcalá, que incluye un pequeño diccionario con 38 palabras en euskera y su traducción, además de los números con su sistema hasta 100. Hubo posteriores ediciones también de Eguía en castellano bajo el título de De las cosas memorables de España que incluyen el mismo texto en euskera bajo el título de Cual fue la antigua lengua de España.
Marineo Siculo defiende las tesis vascoiberistas del euskera, a la que denomina “lengua vizcaína”, como lengua primigenia de la península ibérica hasta la llegada de los romanos. A esta tesis se sumaron posteriormente autores vascos como Andrés de Poza o Esteban de Garibay.
Aunque a Iparralde la imprenta llegó más tarde, el sacerdote bajonavarro Bernat Etxepare editó en Burdeos en 1545 el primer libro impreso íntegramente en euskera: Linguae vasconum primitiae. Son composiciones de tema religioso, amoroso, un poema autobiográfico y dos poemas de alabanza a la lengua vasca.
Manuel de Eguía regresa en 1546 a su Estella natal como impresor, siendo la segunda ciudad vascona a la que llega la imprenta. Al fallecer se hace cargo de su imprenta el oficial a su cargo, Adrián de Anvers, de origen flamenco, que permaneció en Estella hasta 1567. Entre sus obras figura el primer libro en euskera impreso en Navarra en 1561: Doctrina christiana y pasto espiritual del alma para los que tienen cargos de almas y para todos estados, en castellano y vascuence, de Sancho Elso, un catecismo bilingüe del que no se dispone de ningún ejemplar.
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