ENTREVISTA EN BLANCA SERRA I PUIG, HISTÓRICA MILITANTE INDEPENDENTISTA Y LINGÜISTA
– Ante todo: Eva Serra, tu hermana nos dejó un 3 de julio de hace cuatro años…También “Cala” (1) nos dejó en 2011… Se trata de dos personas primordiales en el movimiento independentista contemporáneo. ¿Crees que han sido poco reconocidas, silenciadas o no suficientemente reivindicadas?
– Pienso que tanto Eva como “Cala” combinaron la formación, el activismo y el compromiso político con una dedicación profesional muy seria y reconocida a la docencia e investigación universitaria en historia en el caso de Eva ya la actividad social y cultural además de trabajador en el sector de la imprenta en el caso del “Cala”. Ni una ni el otro se dedicaron profesionalmente a la política institucional de cargos -lo que les habría dado popularidad y posibles reconocimientos- sino que, insertados en un ambiente y formación familiar de catalanidad, republicanismo y libre pensamiento se orientaron muy jóvenes hacia el independentismo de izquierdas, obviando salidas más reconocidas como la militancia en sectores abiertos de la iglesia católica de entonces o en el PSUC, que era el partido antifranquista más reputado. Vivieron intensamente, pues, la militancia clandestina en un movimiento de liberación nacional y social severamente perseguido desde sus inicios contemporáneos.
Más que hablar de silenciamiento o poco reconocimiento yo pensaría más bien en el título que pusieron en el vídeo dedicado al “Cala” : Entonces de Libertad: Cala y la generación olvidada . Ha habido una tendencia al olvido, en su caso, que ha sido compartida por otros patriotas muy relevantes: pienso, por ejemplo, con la pareja Manuel Viusà – Gertrudis Galí creo que también poco reconocida. Hay cientos y cientos de luchadores patriotas demasiado olvidados o ignorados muy injustamente.
– ¿Cómo analizas esta carencia de continuidad y de omisión de las figuras precedentes y pioneras en el independentismo?
– Hay una serie de fenómenos y circunstancias combinados que aportan alguna explicación: en primer lugar una tendencia que han estudiado algunos politólogos y sociólogos que la han bautizado como «adamismo» por Adán, el primer humano bíblico que nace de la voluntad de Dios sin padre ni madre: en política el adamismo lleva a no reconocer a los predecesores de un pensamiento o grupo: cada grupo o partido se cree que ha nacido como una novedad absoluta y así se tiende a romper los hilos con los antecesores como si no hubieran existido.
En segundo lugar está el enemigo represor dedicado a fomentar el olvido y romper los lazos y los hilos que dan continuidad y acumulan historia respecto a la acción y el pensamiento del independentismo y los independentistas.
Un tercer factor lo lleva aparejado en los largos años de actividad clandestina, lo que fomenta que no haya demasiados documentos e imágenes de acciones y escritos que más valía que no cayesen en manos represivas y, de rebote, perjudica la continuidad y la transmisión experiencias de una generación a otra. Hasta hace poco, no eran frecuentes estudios, memorias, documentación, debates, imágenes etc. asequibles o consultables en archivos y bibliotecas.
En cuarto lugar –y no menos importante– está el hecho de que el independentismo contemporáneo no se ha escapado de la larga lista de confrontaciones y escisiones de la lucha política de liberación a lo largo de los años de dictadura y de transición reformista, situación que deja heridas entre las personas y grupos que a veces quedan enquistadas a lo largo de los años: por ejemplo temas como la separación entre el PSAN fundacional y el PSAN-Provisional o el recorrido político de Terra Lliure o del Movimiento de Defensa de la Tierra o de la Plataforma por el Derecho a Decidir son importantes en este sentido.
– Aparte del compromiso político, con Eva también se pierde una investigadora muy importante de nuestra historia nacional…
– Pienso que las investigaciones historiográficas de Eva y su actividad docente en las Universidades de Barcelona, Autónoma, y Pompeu Fabra, principalmente de la época moderna catalana y europea de los siglos XVI-XVIII contribuyeron de forma muy decisiva a abrir nuevas perspectivas sobre la historia agraria (su tesis doctoral) y la historia de las instituciones catalanas (el funcionamiento del modelo político, económico y social catalán y, en general, de la corona catalano-aragonesa, tendente a un parlamentarismo sin rey, paccionado, que ampliaba la base social de las instituciones y democratizaba las leyes (los ‘Tres Comunes’, el ‘Consell de Cent’, el ‘Tribunal de Contrafaccions’…) Un libro que yo aconsejo leer es el titulado ‘Por la revolución catalana’ que contiene un excelente estudio introductorio de Albert Botran y una recopilación imprescindible de textos históricos y políticos y entrevistas de Eva.
– Vosotros ya trabajabais hace cincuenta años y habéis sido padres y madres de los símbolos y de la estrategia independentista…
– Sí, en el primer PSAN fundacional y sobre todo en el PSAN-Provisional y su conversión en Independentistas de los Països Catalans (IPC). La estrategia del independentismo contemporáneo siempre ha considerado que el marco nacional de los Països Catalans es el escenario político y organizativo del Movimiento de Liberación Nacional y Social; que era necesario partir de la necesidad de liquidar los instrumentos políticos y sociales de dictadura y de construir organizaciones propias libres del secular sucursalismo y subordinación a los estados español y francés; el No, desde el principio, a la Constitución española del 78 fue clave y la construcción o también la recuperación de un imaginario de lugares de lucha, de lemas, símbolos y alianzas también. Así se recuperó el Fossar de les Moreres, o se propuso la bandera con la estrella roja, símbolo de la lucha obrera, y lemas que todavía ahora son utilizados como “ni Francia, ni España, Países Catalanes”, “Fuera las fuerzas de ocupación”, “No queremos ser una región de España, no queremos ser un país ocupado…”, «In-inde-indepencia”, “Visca la Terra”… organizaciones sectoriales como los Colectivos Obreros en Lucha (COLL), Grupos de Defensa de la Lengua (GDL), Movimiento de Defensa de la Tierra (MDT), la organización y acción en su momento de Terra Lliure (TLL) se inscriben en esta estrategia, así como la estrategia internacional de la Carta de Brest o las declaraciones políticas ETA-PSAN-P-UPG. Todo este movimiento continuó e influyó tanto en la Assemblea de Catalunya como en los movimientos populares posteriores como las Consultas sobre la Independencia, la Plataforma por el Derecho a Decidir, la Assemblea Nacional Catalana, la Consulta del 9-N y el referéndum del 1-O. Ya en el hospital brindamos con las enfermeras el día en que el presidente Puigdemont salió libre de la prisión alemana…
– Ambos vieron, sin embargo, los frutos de décadas de lucha independentista. En el caso de Eva hasta vivió el Referéndum del 1 de octubre. Visto así, desde la lucha de las catacumbas, ¿valoras que ha sido un camino acertado?
– Ha sido y es un camino necesario. Desde que éramos cuatro gatos hasta los eventos de octubre de 2017, que yo considero que ha sido la mayor movilización de masas, un verdadero ejercicio de autodeterminación popular que marcaba un aumento de la concienciación independentista muy claro, han pasado unas cuantas décadas en las que no siempre desde el movimiento de liberación nacional hemos tenido la fuerza y el instinto de tener poder para avanzar hacia la independencia y el socialismo: no logramos detener los efectos nocivos de operaciones como la de Terradellas, las leyes de amnistía que favorecían a los fascistas, el restablecimiento de la monarquía sin preguntarlo, la domesticación de un sindicalismo vasallo, una constitución que buscaba y bendecía todo esto e imponía un supremacismo lingüístico a favor del castellano… Todo esto la Assemblea de Catalunya y sus cuatro puntos no lo detuvo y el montaje de unas autonomías muy vigiladas reforzó el troceamiento de los Països Catalans y operaciones como el blaverismo valenciano. El camino hacia una ruptura independentista, sin embargo, se ha demostrado válido políticamente porque ha dejado patente que la Constitución del 78 era un tapón para las aspiraciones populares, que las estructuras autonómicas eran instrumentos subordinados de opresión, ocupación y represión, una vía más para que se ejerciera un saqueo económico, político y cultural propio de una actuación colonial expoliadora.
– Con la independencia del Principado a la vuelta de la esquina, pero con la lengua tocada de muerte, tú, como lingüista, miembro del Grupo Koiné y veterana activista en defensa del catalán, ¿cómo lo ves? ¿Salvaremos las palabras?
– La salud de la lengua y cultura catalanas es precaria y no digo que estemos perdiendo la batalla, pero no estoy segura de que la estemos ganando sobre todo entre los jóvenes, en la calle y en las redes y pantallas telemáticas. Hay una serie de cifras que demuestran que la vitalidad de la lengua es todavía notable: es la 27ª lengua del mundo en peso económico, está incorporando continuamente nuevos hablantes, sin embargo tiene un pie situado en la enseñanza y no ha perdido toda la capacidad de transmisión generacional y posee una potente literatura y creatividad. Pero sabemos -sólo escuchando por las calles, por los transportes o por los puestos de trabajo y ocio o haciéndonos conscientes de nuestro propio comportamiento lingüístico- que la lengua catalana no tiene asegurada su supervivencia en ninguno de sus territorios, en ningún rincón de la nación podemos asegurar que la lengua catalana sea la lengua vertebradora de nuestra sociedad ni en los registros cultos ni en los populares o de ‘argot’; los catalanes somos más unos agentes activos del proceso de minorización y sustitución que, como nos correspondería, unos agentes activos del proceso de recuperación de la soberanía lingüística y cultural. Lo que necesitamos es tomar conciencia de esta situación y no autoengañarnos ni tragarnos la mentira interesada de que somos una nación natural y felizmente bilingüe; debemos ser conscientes de la fuerza del activismo lingüístico y del poder que tenemos en nuestras manos sólo con que nos lo propongamos.
– Has escrito numerosos artículos sobre lengua en Llibertat.cat en los que incluso eras crítica con la CUP por mantener ”una posición oscilante entre la retórica independentista que toca porque toca y la indiferencia y el descuido prácticos”…
– Sí, el tema de la lengua siempre me ha preocupado y le he dedicado un montón de reflexiones en Llibertat.cat y en diversos foros, conferencias, escuelas de verano y acciones diversas: como no hay manera de coordinar y de confluir en una sola organización estratégica, yo me he hecho socia de la mayoría de organizaciones que trabajan por la lengua en los Països Catalans y he tratado de influir en los núcleos de la CUP con el objetivo de que se implique de forma activa y no únicamente de forma retórica; considero que el cuidado por la lengua de forma escrita, hablada y hasta el uso de la jerga más viva y grosera demuestra el grado de implicación personal y político de un grupo y en eso la gente de la CUP todavía tenemos mucho camino por recorrer porque utilizamos una lengua coloquial muy interferida y pobre.
– En tu último artículo (“Un gobierno Patufet en una autonomía Liliputense”) describes de forma muy crítica el Govern catalán y las alianzas con el gobierno de Madrid. No nos encontramos como décadas atrás en las que denunciábamos el sucursalismo y el “autonomismo crítico”… Entonces ¿cuáles crees que son los motivos que nos impiden avanzar?
– Esto ya lo han dicho algunos políticos y mucha gente lo piensa: el acomodo a la autonomía es muy negativo para el país en su conjunto y para las clases populares especialmente; la autonomía está basada en un sistema de dependencias y sumisiones políticas, sociales y económicas que actualmente se sostienen por un sistema represivo cada vez más extenso y sofisticado que incluye las leyes como la de la inmigración, el expolio fiscal permanente, el empobrecimiento deliberado y planificado de sectores económicos y financieros enteros, como el mercado de las telecomunicaciones, el traslado a sedes fiscales que favorecen el centralismo depredador del IBEX 35, el TC, siempre atento a laminar la más mínima norma que favorezca los intereses populares en temas de vivienda, sanidad, educación, servicios sociales… y evidentemente la actuación permanente de las cloacas del Estado, el espionaje, la difusión de noticias falsas, la destrucción personal de los disidentes… Un tema tan importante como la de una renta básica universal está en una fase tan embrionaria que no sirve a las familias para salir del agujero.
-¿Qué fenómenos consideras que entorpecen estos avances?
– Hoy en día ya está claro que hay una serie de fenómenos, ligados al postfranquismo y a la constitución del 78 y otra serie ligados a la UE y al capitalismo globalizador
En el independentismo contemporáneo fuimos conscientes de que la Constitución del 78 había nacido protegiendo cuatro elementos clave: la monarquía borbónica, la unidad del Reino de España, la lengua castellana como la única obligatoria y con nombre visible frente a otras lenguas innominadas y las Fuerzas Armadas. Todo dentro de un sistema económico de capitalismo industrial y financiero protegido por lo que sería en el futuro la UE y EEUU.
Fue y es, pues, un formidable desafío organizar un programa político que ponga en cuestión estos cuatro elementos y que hable de socialismo y clases populares: era y es un programa para la inmensa mayoría y la ruptura con el Estado español y su constitución constituye un punto clave. El 1 de octubre en el Principado fue un aviso muy serio de hacia dónde va la mayoría cuando está organizada desde la base y es esta organización de base democrática y republicana y de clara catalanidad la que está manteniéndose y poniendo en cuestión las estructuras del Estado. Estas estructuras parecen inamovibles y así nos lo quieren hacer creer, pero están más agrietadas y podridas de lo que quieren admitir y en estos momentos necesitan todas las complicidades represivas y del club de estados de la UE y la fuerza militar e ideológica de EEUU para sostenerse.
Y ahí está la otra batería de elementos que hacen tambalear estas estructuras monstruosas, incluida la UE y EEUU que son nuestro mundo occidental en el que estamos incluidos: la fortaleza occidental está entrando en una fase de colapso: no sabe vivir en paz, necesita continuar la depredación colonial a base de la fuerza militar y el aplastamiento de pueblos; no quiere saber nada de la catástrofe climática que amenaza al planeta, no encuentra o no quiere encontrar ningún tipo de equidad que desmonte el sistema patriarcal y que equipare derechos y deberes de todas las personas. Todo apunta a que en los sistemas imperiales debe responderse con una liga de los pueblos pequeños que trate de encontrar salidas propias, intercambios comerciales y sociales razonables, que aumenten las perspectivas de paz y libertad mundiales.
– Y en el resto de los Països Catalans, ¿cómo ves que evoluciona la conciencia nacional y la organización popular por la independencia?
– El eje nacional de los Països Catalans es para el independentismo combativo un marco estratégico de acercamiento y trabajo conjunto entre los diversos Països Catalans. La perspectiva a medio y largo plazo es recuperar una perspectiva global integradora en forma de confederación y dar mucha importancia a aquellos temas que compartimos: en primer lugar, la lengua (catalán/valenciano); en segundo lugar todo lo que deriva de la cultura y los contactos por vía digital: «catalán/valenciano en todas las pantallas», «tenemos derecho a vivir en catalán/valenciano» son campañas plenamente vivas y que ha puesto en circulación la plataforma «Unidos por la Lengua”; en tercer lugar, los temas ecológicos que compartimos: el agua de riego y de mar, la política de conservación del Mediterráneo, la energía y las renovables… en cuarto lugar las políticas sociales a favor de los trabajadores, la lucha contra el expolio fiscal que afecta a todos los Países Catalanes, la coordinación sindical, la implementación de la renta básica universal; en quinto lugar temas institucionales como la relación entre estructuras autonómicas, diputaciones y municipios, sistema universitario y escolar…
El inmenso sabio que es el valenciano Joan Francesc Mira se hace cruces, en una entrevista muy reciente, de la vitalidad que respira ahora mismo el sistema cultural y literario propio en el País Valenciano y lamenta que el sistema político no sea igual de vivo, aunque él no valora tan negativamente como los catalanes del Principado valoran el suyo el ecosistema creado por la autonomía; e igual se podría aplicar a las Islas y en el resto de los territorios de la nación que conservan un núcleo muy importante de conciencia y resistencia nacional de base independentista, que vivió con mucha ilusión y simpatía el referéndum del 1-O 2017.
– Muy agradecidos por la entrevista y por tus artículos de colaboración mensual. Y una última pregunta: hacen falta más mujeres independentistas que escriban sobre política, lengua, etc. ¿Por qué no hay más mujeres que tomen ese compromiso intelectual y militante?
– Esta pregunta no tiene otra respuesta que el sí, por supuesto. Se necesitan y se necesitarán más mujeres implicadas en el independentismo combativo y organizado; mujeres que hablen, escriban e intervengan en todos los aspectos de la vida social y nacional; yo no tengo ninguna duda de que estas mujeres están ahí y que su influencia crecerá; está escrito en la línea del futuro más inmediato que, conforme las estructuras patriarcales vayan siendo cuestionadas y derribadas, y las sociedades inviertan más en educación y formación para todos, sobre todo en el mundo de las mujeres, ese más del 50% de mujeres que hay en el mundo y, por supuesto en los Països Catalans, será cada vez más protagonista de los cambios profundos que están en marcha: es necesario modificar todas aquellas inercias que nos lleven a mujeres y hombres a todo tipo de opciones de género a posiciones conservadoras de los privilegios adquiridos en el uso del tiempo, en el uso de la palabra, en la vida material, intelectual y afectiva, en la dedicación a pequeños y mayores, en libertad de movimientos, que ahora están muy pautados por el mundo masculino. No será un cambio fácil ni rápido, pero sí inevitable. Una invasión sutil, diríamos.
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