ARIEL MARCONI
«El representante de Franco en México, asesinado a traición», ésta fue la portada del diario ‘Excelsior’ del 20 de febrero de 1950.
Así, toda España se enteraba de que Franco tenía un representante en México, país con el que no existían relaciones diplomáticas porque no reconocía al dictador Franco como presidente, por lo que no existían en México ni embajada ni consulados españoles.
El título de ‘Excelsior’ también dejaba traslucir que la persona asesinada era representante del propio Franco, y no del gobierno ni del Estado español.
Pero a las pocas horas, estas primeras informaciones llegadas de México empezarán a ser filtradas y el aparato propagandístico de Franco entró en acción.
Al día siguiente, el 21 de febrero, un comunicado oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores decía lo siguientes: Capital, ministro plenipotenciario don José Gallostra y Coello de Portugal, que desde junio de 1948 estaba al frente de la misión diplomática en México».
La situación internacional para España no era la mejor, puesto que no sólo México no reconocía el gobierno de Franco. La Segunda Guerra había terminado hace pocos años, la guerra fría había comenzado, y Franco quería ser aceptado en el bloque capitalista, así el asesinato de Gallostra debía presentarse ante el mundo como una baja en la guerra contra el comunismo.
El palacio del Pardo informó oficialmente de que Gallostra había sido víctima de una confabulación del comunismo internacional, a manos de dos exiliados españoles en México, los diarios ‘Excelsior’ y ‘ABC’ se hacían eco de la versión oficial y la amplificaban, así como otros medios. Si bien la prensa mexicana también notificó el hecho, lo hizo como materia policial, siendo más cauta con las valoraciones ideológicas, aunque algunos medios mexicanos se hicieron algún eco de la versión del gobierno español.
Independientemente de las suposiciones que se hicieron y publicaron en los primeros días, para la mayoría de los mexicanos, la muerte de Gallostra era un incidente provocado por los conflictos entre los españoles en México. En esa época se calculaba que residían en México aproximadamente 20.000 republicanos españoles exiliados del franquismo.
Hay que destacar que los exiliados españoles en México ejercían una fuerte influencia en la opinión pública local, muchos de ellos catedráticos en las universidades, escritores, editorialistas en variadas publicaciones e incluso asesores de políticos mexicanos.
Más allá del verdadero móvil del crimen estaba claro que había alguna intencionalidad ideológica y que el pase de esa factura venía de España. Por estas razones el gobierno mexicano nunca hizo declaraciones oficiales al respecto, todas las acciones eran de carácter policial.
Gallostra era una persona conocida tanto por algunas altas autoridades mexicanas como por varios de los exiliados, nunca intentó pasar desapercibido, por el contrario, quería estar en todas partes.
Al otro lado del Atlántico, la máquina propagandística franquista no descansaba. Cuando el cuerpo de Gallostra llegó a España fue recibido con un impresionante tributo fúnebre, paseado por las calles de Madrid, presentado como un mártir de la patria asesinado por los comunistas españoles a las órdenes de Moscú.
Pero toda esa propaganda franquista no tuvo el efecto deseado en México, la normalización diplomática con la excolonia sólo llegaría en 1977.
Hasta ese momento, y según la versión oficial, amplificada en los medios de comunicación franquistas, Gallostra era un diplomático con experiencia, que había trabajado en embajadas o consulados de distintos países, franquista declarado, y que por orden de éste mismo había llegado a México en 1948 con la misión de restablecer las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Pero a medida que las horas, y los días pasaban, se vislumbraba otra historia. La publicación ‘Terra i Llibertat’ era el periódico del movimiento anarquista español cuyo primer número fue publicado en 1888 en Gracia, y tuvo cierta constancia durante un año. Reapareció diez años después como suplemento de la ‘Revista Blanca’. En 1930, ya como semanario, era editado por la Federación Anarquista Española (FAI), y como diario, entre los años 1936 hasta 1939.
En México, los anarquistas españoles exiliados del franquismo publicaron paralelamente un diario con el mismo nombre.
Sobre el asesinato de Gallostra la versión mexicana de ‘Terra i Llibertat’ publicaba lo siguiente: «Jose Gallostra y Coello de Portugal, camuflado representante diplomático del traidor y asesino Francisco Franco, fue abatido por las balas de un antifascista español. Gallostra y Coello era la punta de lanza en México del régimen tiránico y criminal que impera en España. Un régimen que se implantó gracias a la ayuda de los dictadores Hitler y Mussolini. Un régimen que cuenta con más de un millón de muertos. Un régimen que mantiene en sus cárceles y presidios, cientos de miles de hombres y mujeres que se niegan a pensar en fascista. Un régimen carente del menor respeto para la dignidad humana. Un régimen que ha llevado a España a la más espantosa miseria. Un régimen que día a día asesina de la manera más malvada a todos los antifranquistas que caen en sus garras sangrientas. Un régimen que fusiló al gran poeta Federico García Lorca, que indignó al mundo con la matanza de Gernika, que masacró en la plaza de toros de Badajoz miles de seres considerados como sus enemigos políticos. Un régimen sin más ley que la del crimen cobarde. Un régimen cuya supervivencia es una ignominia y un baldón para el mundo civilizado. Y de ese régimen criminal e indigno era representante José Gallostra y Coello de Portugal.
Gallostra fue asesinado con arma de fuego aproximadamente a las 13 horas del día 20 de febrero de 1950 en la esquina callejera Las Artes e Ignacio Ramirez. En ese local estaba el edificio Hispano-América, donde la víctima tenía sus oficinas. El asesino y un cómplice aguardaron a Gallostra desde aproximadamente las 11.30 horas en esta esquina.
Las primeras informaciones publicadas en los periódicos informan que el asesino y la víctima ya se conocían, y se habían encontrado en el puesto de trabajo de la víctima pocos días antes del asesinato.
Interrogado por la policía local el asesino comenta, según lo publicado en los diarios el pasado 22 de febrero, que disparó a Gallostra a poca distancia, algo más de un metro, dos veces en la cabeza.
Ya ante el juez declara que llevaba la pistola del lado derecho del cinturón y que la cogió con la mano izquierda para despistar a la víctima, y una vez que la misma se desplomó fue rematada en el suelo.
La policía también allanó el domicilio de la víctima buscando pruebas e indicios del móvil. En el local descubrió varios informes producidos por la víctima en los que se comprometían varios españoles residentes en el país y sobre el gobierno mexicano.
El Diario ‘Cultura Proletaria’, editado y publicado en Nueva York, en su número 1.142 de 1 de abril de 1950 publica en la tapa el siguiente título «DOCUMENTO DE GALLOSTRA QUE LO EXHIBE COMO ESPÍA Y COMO ENEMIGO DE MÉXICO. EL MANUSCRITO OBRA EN PODER DE NUESTRAS AUTORIDADES».
El primer párrafo de la noticia comienza así: «Un documento revelador de las actividades de espionaje que realizaba en México el llamado representante diplomático de Francisco Franco, señor José Gallostra, documento que fue descubierto en la ropa cuando las autoridades se volcaron en la investigación del crimen que fuera víctima hace unos días, fue puesto ayer en manos de los reporteros de la prensa, se trata, al parecer, de un informe confidencial que Gallostra rindió a sus superiores —posiblemente el ministro de Relaciones de Franco.
En otra materia, también de la misma publicación en la página 4, se comentan las actividades antidemocráticas contra los gobiernos de Bolivia y Paraguay ejercida por Gallostra en su paso por las embajadas de los países mencionados, así la participación del mismo en revueltas antidemocráticas en distintos países de Latinoamérica.
También se informa que Gallostra no trabajaba sólo en México «… con él cooperaban otros 27 agentes, y entre ellos un tal Bermejo, que aparece como ‘consejero de la Embajada’, y otro español nacionalizado mexicano, apellido Ibáñez, que actúa en nombre de Cónsul franquista contra todo precepto legal, haciendo uso indebido de su nueva nacionalidad…».
El asesino fue identificado por la policía mexicana como Gabriel Salvador Fleitas Rouco, varón, de 38 años, de nacionalidad española, también conocido como «El Huerta» o José o Juan o Antonio Huertas Trafalgar.
A los pocos días se fue sabiendo más sobre él, tanto por el trabajo de investigación policial como por las publicaciones sobre el tema de los diarios anarquistas.
Gabriel Fleitas era una anarquista que combatió el franquismo en Cataluña, integró los grupos anarquistas de Poble Nou en Barcelona en la década de 1930, fue detenido y torturado por los estalinistas durante los sucesos de Barcelona en mayo de 1937. Estuvo en un campo de concentración en Francia al finalizar la contienda, del que escapó en febrero de 1939 hacia América Latina, comenta la prensa anarquista.
Algunos diarios franquistas también comentan que habría combatido en la 26ª división roja, mandada por Durruti en el frente de Madrid.
Perseguido por el franquismo parte para el exilio, antes de llegar a México habría integrado la llamada Legión del Caribe, organización que actuó contra el régimen del general Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana.
El diario ‘Terra i Llibertat’ publica el mismo mes de febrero de 1950, en su ejemplar número 109:
«COMUNICADO URGENTE A TODOS LOS COMPAÑEROS Y A TODOS LOS HOMBRES AMANTES DE LA LIBERTAD. Los asesinatos que sin interrupción viene perpetrando el falangismo en el interior de España con el beneplácito de las pseudodemocracias han tenido la respuesta que merece. Primero en Génova y Roma (Italia), los anarquistas pusieron de manifiesto su protesta asaltando a los consulados falangistas. Ahora ha sido en México. Un compañero, Gabriel Salvador Fleitas Roucos ha abatido a tiros al agente de Franco, José Gallostra, que en misión especial recorría toda Latinoamérica para cohesionar con más empuje el falangismo español en estos países. La campana de escándalo y de injurias que realiza la «gachupinada» por irradiación de determinados diarios de esta capital, evidencia el interés inaudito de hundir para siempre al compañero que ha reivindicado a los incontables antifascistas que cada día caen por las calles de pueblos y capitales de España. Por tanto, a reivindicar por nuestra parte como antifascistas, el acto llevado a cabo por el compañero Fleitas, es necesaria la más amplia solidaridad por parte de todos los que aún no han cometido la vileza de esperar que Franco se perpetúe en el poder asesinando a los que no se arrodillan ante la cruz y la espada».
El proceso penal contra Gabriel Fleitas avanzaba y también los gastos de la defensa, por esta causa el día 10 de octubre de 1950, en su ejemplar número 116, el diario ‘Terra i Libertat’ publica el siguiente texto en la tapa y con el destacado: ¡SOLIDARIDAD! Una de las virtudes que siempre han caracterizado a los hombres del movimiento libertario y anarquista es su elevado concepto de la solidaridad. Solidaridad moral y material para quienes en la lucha diaria contra el despotismo imperante son abatidos por la adversidad. Solidaridad con los que no han perdido uno de los atributos más generosos del ser humano: la ayuda desinteresada a quien esa ayuda merece. Gabriel Fleitas espera en la Penitenciaria de México la decisión de los tribunales que deben juzgarle por su acto justiciero al matar al agente de Franco en este país. Las fuerzas fascistas intrigan y nos desvelamos porque nuestro compañero acabe sus días en un presidio. Se sabe a la vez de un criminalista enviado por el tirano íbero que actuará como asesor de la parte acusadora. ¡y a Fleitas hay que salvarlo! Su proceso debe ser otro eslabón del proceso al fascismo español. Al dinero de la tiranía es necesario oponer la ayuda de los amantes de la libertad. ¡Solidaridad para Fleitas Rouco! ¡SOLIDARIDAD!
Ya para esa fecha estaba claro que el asesino no era comunista, y nunca existió móvil internacional ni complot, por el contrario, los medios anarquistas que auxiliaban a Gabriel Fleitas siempre habían sido muy críticos con el comunismo.
Gabriel Fleitas es condenado a 16 años por el asesinato de Gallostra que deberían ser cumplidos en la Penitenciaria Federal de México. Cinco años después, después de confirmarse su condena se dispone su traslado al Complejo Penitenciario Federal de las Islas Marías, y precisamente el día 1 de mayo de 1955, fecha especial si existe para los anarquistas, Gabriel Fleitas escapa de la penitenciaria, con la ayuda de Antonio Aguilar Herrero. Dos guardias del penalti fueron detenidos, pero nunca se supo cómo Gabriel Fleitas literalmente «desapareció» de la Penitenciaria Federal.
RACÓ CATALÀ