En Calahorra, en el paseo del Mercadal, espacio que ocupó el antiguo circo romano, en Navidad hubo una exposición de maquetas de edificios romanos, haciéndose referencia a La Barca de Azagra, motivo de una visita a esta localidad.
En Azagra una señal te lleva a una vista panorámica. Asciendes entre viñedos hasta llegar a un mirador en un corte de la peña, con impresionantes vistas al pueblo, huertas y Ebro. Cerca revolotean cigüeñas en una zona de nidificación, divisándose nevados el Moncayo y el Yerga.
Aquí estuvo el castillo vigilando un amplio territorio. Al ser un lugar de díficil acceso, servía de vigía, cárcel y casa, así como para guardar cosas de valor que los vecinos protegían ante saqueos. Importante defensa ante Castilla, hasta ser demolido en 1516 por orden de Cisneros. También conocido como Cueva, indican que el peñón del Castillo o de Primicia, al caerse, se llevó un retazo de la historia de Azagra, aunque añadiremos que mientras quede en la memoria habrá recuerdo de esta atalaya que controló la comunicación con la Calahorra romana, entonces vascona.
Ya junto al Ebro, vimos que estaba subiendo, pese a cubrir seis metros su orilla habitual. En días precedentes la riada había invadido medio kilómetro los campos, hasta una rasante hecha para protegerlos. Aún quedaba zaborra, es decir restos de vegetales y hortalizas.
Queda el edificio llamado el Fortín, que antaño tuvo que ser un importante control de paso de personas, animales y mercancías. En la pared están una ventanica y la sirga, con entrada al interior, a los engranajes para facilitar el movimiento de la barca. Fortín de trascendencia, al ser muga de los reinos de Nabarra y Castilla. En tiempos romanos el Ebro era navegable desde Varea para transportar mercancías al Mediterráneo.
En este viaje tuve la suerte de encontrarme con un señor de unos 90 años que aportó datos con encanto. Recordaba los viajes de la barca, andando o en carro, los barqueros, cómo solían ayudar al barquero manualmente para mover la sirga, el pasaje…
Resaltó la trascendencia de Azagra con su industria conservera, 23 fábricas, motor de actividad y trabajo. Comentaba que Azagra contaba con cuatro denominaciones de origen de sus productos, es decir, espárragos de Nabarra, pimiento piquillo de Lodosa, vino Rioja y cogollos de Tudela. Antaño cultivaban melocotón de calidad, aquí amarillo, aunque ya apenas queda. Resaltó la influencia del Moncayo en el campo, pues con luna llena y nieve, el viento hiela melocotones y ciruelos.
Recordaba vocablos del euskera: mitxarra bicho mucho vivo (el lirón), zaborra, muga, txuri lazo, ondalan darle a la finca mucha labor, a las viñas, txotxos caramelos, mandarra.
A Azagra llegó la huella del pastoreo roncalés. Un joven de apellido Bidondo conocía origen y significado. Bide camino, ondo junto a, situación del caserío de donde se tomó el apellido.
Otro joven nos invitó a caminar junto a la Basílica del Olmo. Por grietas tuvieron que reedificarla, en auzolan, poniendo cada familia un donativo para contribuir en ello, figurando en cada teja el donante. Citó la existencia de un antiguo palacio de dos torres situado junto a la iglesia mayor. El camino te lleva por debajo la roca donde estaba la antigua carretera. El desplome de la roca Primicia, actualmente a la derecha del camino, originó unos 100 muertos hacia 1890 y obligó a trasladar a la población, cuyas viviendas estaban al abrigo de la roca, a la zona actual, para evitar nuevos derrumbes. Otro vecino también citó que en el Ebro se pescaban anguilas, madrillas y barbos, muy necesarios en la alimentación.
Un Azagra fue dueño del Reino de Albarracín en el siglo XII y que llegó a crear obispado propio (sazibar). Otro vecino fue jefe de arqueros de Sancho VII, rey de Nabarra, en las Navas de Tolosa. Cita I. Gracia que un Azagra poseyó el castillo de Ablitas antes que los Lakarra. Los Azagra siguen reuniéndose en Nabarra, uno de ellos, que nació y vive en Argentina, utiliza el euskera en sus mensajes.
Interesante pueblo a conocer.
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