Otto Bauer fue uno de los intelectuales marxistas más lúcidos de la socialdemocracia. Sus aportaciones teóricas en el campo de la economía, sociología y política inspiraron buena parte del movimiento obrero austríaco y alemán y plantearon reflexiones poderosas a favor de la autodeterminación.
Una tarde de octubre de 1930, año de crisis. Los socialdemócratas de Berlín, los jóvenes socialistas, se dirigen a riadas al Palacio de Deportes para escuchar a Otto Bauer. Bauer, el carismático dirigente de la socialdemocracia austriaca, un autor ampliamente leído, pronuncia una conferencia sobre las ‘ondas largas’. Aclaró a sus oyentes, en su mayoría jóvenes, por qué la crisis económica mundial que había comenzado en octubre de 1929 duraría mucho más y tendría unos efectos más devastadores en la economía mundial capitalista que todas las crisis anteriores de la historia del capitalismo [i].
Durante la República de Weimar Otto Bauer fue un invitado frecuente en Alemania. Su profesor Karl Grünberg, el primer director del Instituto de Frankfurt, se preocupó de que los austromarxistas fueran invitados regulares. Las conferencias de Bauer en el partido fueron con frecuencia reproducidas en la prensa socialdemócrata alemana, sus escritos, leídos, y ocasionalmente tomó la palabra en los debates en Alemania, con la invitación de la dirección del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) o sin ella [ii].
En 1931, el año de la quiebra bancaria y de la crisis crediticia mundial, apareció el libro de Otto Bauer sobre la racionalización y la falsa racionalización, el primer volumen de su extenso estudio sobre los cambios estructurales del capitalismo después de la Primera guerra Mundial, con el que quería continuar ‘El capital financiero’ de Hilferding. Fue el primer estudio sistemático de un marxista sobre el entonces nuevo y muy debatido fenómeno de la racionalización en la empresa, sobre el taylorismo, el fordismo y las transformaciones en el «modo de trabajar» capitalista, que acompañaban a la segunda revolución industrial [iii]. El nuevo libro de Bauer fue muy debatido en Alemania, sobre todo porque sugería por primera vez que la política de industrialización forzada en la Unión Soviética, el primer plan quinquenal para «atrapar» a las economías capitalistas, podía tener éxito.
Otto Bauer era un orador brillante, que subió al estrado en todos los congresos de la socialdemocracia austriaca, en todos los congresos de la Internacional Obrera Socialista y en muchos congresos sindicales. Cuando Bauer hablaba sus palabras llenaban la sala, se hacía el silencio y se le escuchaba con atención. Sin ocupar ningún cargo de partido, con la fuerza de su intelecto, como intelectual público y diputado, como orador y como escritor, en el ‘Arbeiter-Zeitung’, en ‘Kampf’ (después de ‘Die Neue Zeit’, la revista teórica más importante del socialismo europeo), Bauer dominaba la política de la socialdemocracia en Austria y de la Internacional. Bauer era la figura política más destacada de la Primera República, tanto en el Parlamento como en la prensa (escribía prácticamente a diario un artículo para el ‘Arbeiter-Zeitung’) constantemente presente [iv]. Al mismo tiempo era un hombre de ciencia, un científico social del más alto nivel, como historiador, como economista, como sociólogo y como politólogo, así como un filósofo versado y rico en ideas. No es ninguna sorpresa que el campo burgués lo viera como el más peligroso de todos los socialdemócratas y los comunistas lo temieran y detestaran como el más peligroso de todos los revisionistas [v].
Cuando el joven y desconocido Otto Bauer modestamente ofreció al venerable Karl Kautsky su primer artículo para ‘Die Neue Zeit’, un texto sobre la «teoría de Marx de las crisis económicas», este reconoció su talento extraordinario. «Así es como me imagino al joven Marx», dijo Kautsky a Friedrich Adler. Bauer nunca aceptó esta comparación, él se veía como un discípulo a quien el legado de Marx y Engels animaba a continuar su programa de investigación, poner a prueba su método de investigación en nuevos campos y enriquecer sus descubrimientos con nuevos conocimientos. No fue nunca un dogmático: nunca le interesó un «marxismo» que sólo se ocupara de Marx y de sí mismo.
El primer gran libro de Bauer trataba la problemática de la nación, del Estado nacional y el nacionalismo, una cuestión de la que no se podía escapar en el Estado plurinacional de Austria-Hungría. ¿Cómo podía explicarse que los trabajadores, también los socialdemócratas, pensaran y sintieran no sólo de manera patriótica, sino también nacional? Con ‘La cuestión de las nacionalidades y la socialdemocracia’, un libro de 573 páginas escrito en apenas 10 meses, Bauer proporcionó en 1907 una buena respuesta marxista a la cuestión de la nación y el carácter nacional. En consonancia con el buen marxismo, con un conocimiento preciso de los hechos históricos, teniendo en cuenta los puntos de vista de las ciencias sociales contemporáneas (por ejemplo, Tönnies, Simmel o Max Weber), siguiendo los desarrollos económicos, políticos y culturales y sus nexos y relaciones, para poder explicar el fenómeno a la vez político y cultural de la nación. Las naciones, los caracteres nacionales, los movimientos nacionales, son presentados por Bauer como formas de construcción de identidad colectiva en su contexto de origen y su interdependencia, una relación extremadamente compleja que tiene un papel en la formación de los Estados y los sistemas estatales modernos así como en el paso de las sociedades de clases «tradicionales» a las «modernas». Este libro hizo de repente famoso a Bauer, que entonces tenía veintiseis años y hasta el día de hoy se le considera un clásico de las ciencias sociales y del marxismo y el austromarxismo [vi].
Otto Bauer no es un autor de un solo libro (como Rudolf Hilferding con ‘El capital financiero’), sino de muchos libros. Al menos siete de ellos se consideran hoy obras maestras del análisis histórico, económico y político, y ocupan un lugar destacado en cualquier canon del marxismo clásico. Tras La cuestión de las nacionalidades de 1907 encontramos ‘La revolución austriaca’ de 1923, su análisis de la lucha de clases en Austria de 1918 a 1922 que acabó con la proclamación de la Primera República. El libro dio pie a una larga controversia sobre los fundamentos de la teoría política, sobre la teoría del Estado marxista, sobre el análisis y la explicación del dominio de clase político en una democracia, en la que participó públicamente -como es habitual en el austromarxismo- un no-marxista declarado como el gran teórico del derecho Hans Kelsen. En 1924 apareció el estudio de Bauer sobre «la imagen del mundo del capitalismo», una breve descripción del surgimiento y las transformaciones de la «cosmovisión», marcada por las ciencias naturales y la filosofía, de la burguesía moderna en el capitalismo. Estos borradores fueron redactados en prisión, y de haber sido elaborados, debían servir de hilo conductor, teórico e ideológico, para una construir una «epistemología marxista» (o teoría de la ciencia). Le siguió, en 1925, ‘La lucha por los prados y los bosques’, una historia de la economía, en la que trazó el surgimiento de la agricultura y de las relaciones de propiedad, de trabajo y de vida en el mundo rural en su conjunto como una historia de lucha de clases. Después, en 1931, el ya mencionado estudio sobre ‘La racionalización y la falsa racionalización’ (el análisis de Bauer del fordismo y el americanismo), y su penúltimo libro, ‘Entre dos guerras mundiales’, de 1936, un análisis de la crisis económica mundial y sus consecuencias políticas para las democracias y los movimientos obreros en Europa, de la crisis de la posguerra a la victoria del fascismo. Finalmente, ‘El partido ilegal’, su estudio incompleto sobre la evolución histórica de los partidos socialistas, que es al mismo tiempo un libro sobre teoría de partidos y que se publicó de manera póstuma en 1939 [vii]. Quien quiera y pueda leerlos, encuentra en el socialdemócrata marxista Otto Bauer todo aquello que preocupa a un corazón y una cabeza de izquierdas: desde la teoría de la ideología hasta el análisis histórico y política pasando por la filosofía, sin olvidar la economía política y su crítica, todo a la altura de los tiempos y de la filosofía y las ciencias sociales contemporáneas.
Como Rosa Luxemburgo, Otto Bauer también impartió clases de economía política durante muchos años en las escuelas de partido de la socialdemocracia. Su ‘Introducción a la enseñanza de la economía’ se basa en las clases que impartió de 1926 a 1930 en el instituto de trabajadores de Viena. En estas clases logró vincular la teoría económica de Marx con los puntos de vista de la economía académica «burguesa» y presentar los rasgos generales de una «teoría del mercado» marxista, es decir, exactamente el análisis de los fenómenos de competencia que Marx había legado a sus discípulos [viii]. En sus artículos y obras de divulgación dirigió problemas de la economía política de Marx sin resolver y altamente complejos y lo hizo de manera valiente, inteligente y rica en ideas. Su aspiración fue ir «con Marx más allá de Marx», criticar y corregir a Marx con Marx. Y lo consiguió una vez y otra, para el disgusto de los doctrinarios «marxistas».
Otto Bauer es el teórico del socialismo democrático ‘par excellence’. Como buen «centrista», hombre del centro, mantuvo la distancia de los reformistas y los radicales, criticando a ambos. Bauer se esforzó constantemente para explicar los sesgos y las exageraciones de los sólo reformistas y los entusiasmos de la revolución de manera materialista histórica, a partir de las condiciones de vida y sociales modificadas y diferentes del movimiento obrero en diversas épocas, en diferentes países y regiones, en diferentes fases y períodos del desarrollo capitalista. Para el enojo de los dogmáticos de ambos lados, que no querían ninguna explicación, sino juicios determinantes. Su teoría política, a partir del elaborado, agudo y detallado estudio de las cambiantes relaciones de poder político en Austria, Europa y el mundo, se encuentra en sus numerosos libros, artículos, conferencias y artículos de prensa [ix]. En Bauer (como en Marx) se puede encontrar una idea motora. La encontramos en la explicación de Bauer del «dominio del capital en la democracia», de la hegemonía de la burguesía, sus maneras de ver el mundo (‘Weltbilder’) mantienen la sociedad burguesa bajo su hechizo, cómo la lógica de una economía capitalista determina el curso de la vida cotidiana. Ningún socialdemócrata que haya leído a Otto Bauer se sorprenderá o impresionará especialmente por el reciente descubrimiento de Wolfgang Streeck sobre la fragilidad de un «capitalismo democrático». El capitalismo y la democracia no son compatibles, ni «por su naturaleza» ni «para siempre». Saber cuán frágil es esta simbiosis, cuán amenazada se encuentra, saber que el capitalismo moderno ha sido y es compatible con todos los regímenes políticos y formas de Estado posibles, este conocimiento, tan complicado y a la vez elemental, no puede perderlo de vista ningún movimiento ni partido socialista democrático.
Detlev Albers ha mostrado en un estudio comparativo sobre Bauer y Gramsci su proximidad como teóricos políticos. De que Gramsci acabara ganando por puntos en esta competición es culpable el ‘Zeitgeist’ eurocomunista [x], ya que Antonio Gramsci, presentado hoy como el teórico político más importante del marxismo, conocía poco una democracia política funcional. En vez de apuntes fragmentarios, en Bauer encontramos los mismos temas -formas de partido, hegemonía, formación y educación, lucha por la cultura de clase, las diferencias entre estrategia y táctica políticas en Rusia y Europa occidental, guerra de posiciones, guerra de movimientos, etcétera- en análisis elaborados y reflexionados. Las experiencias políticas de Bauer van más allá de las de Gramsci, y en «el arte del análisis marxista de la situación política del día» se encuentra claramente por encima. Sin embargo, la difusión del leninismo (al que Gramsci pertenece) consiguió hacer olvidar a Otto Bauer, y con él la época dorada del marxismo clásico en Viena, en Austria y la socialdemocracia europea [xi].
A las acusaciones habituales contra Bauer pertenece el mito de que a pesar de ser un gran teórico, era muy malo a la hora de poner estas teorías en la práctica de la política, un político vacilante, un dogmático, un «ilusionista». Este tipo de cosas pueden leerse en la reciente biografía de Bauer escrita por el historiador de Salzburgo Ernst Hanisch [xii]. Nada más falso que este cliché. Como ha mostrado Richard Saage, los partidarios de esta leyenda minimizan sistemáticamente las limitaciones del contexto y las circunstancias de la acción política -o las consideran directamente ideología- que el propio Bauer analizó detalladamente. Nadie criticó con más agudeza, y con más claridad, los errores tácticos y estratégicos de la socialdemocracia austriaca que el propio Bauer, y nadie los ha reconocido más públicamente. Bauer era un socialista democrático y un marxista clásico, no era ningún Lenin. Fue un político responsable, que no estaba dispuesto a sacrificar cientos de miles de vidas, o incluso millones, en el altar de la «revolución» o el «socialismo».
Quien quiera conocer a Bauer por completo debería de leer su penúltimo libro, ‘Entre dos guerras’, escrito en 1935 en el exilio y publicado al año siguiente en Bratislava, un libro que se convirtió en su legado para la internacional Socialista [xiii]. Bauer lo escribió a toda prisa porque creía que no sería capaz de terminar su mayor obra, el análisis sistemático del capitalismo de posguerra y sus crisis. Comienza con un análisis de las grandes crisis de la economía mundial capitalista, en realidad un resumen de los análisis de las crisis mencionado antes. Las consecuencias políticas y sociales de esta crisis, la «crisis de la democracia» y la «crisis del socialismo» en todos los países capitalistas desarrollados, culminan en la victoria del fascismo. ¿Cómo continuar a partir aquí? Después de esta derrota, ¿hay todavía un futuro para la democracia, para el movimiento socialista? Bauer ve aproximarse el fin de la Segunda Guerra Mundial, pero desconocía su desenlace. Su esperanza la depositó en un «socialismo integral».
Toda su vida Bauer luchó por la unidad del partido, de los sindicatos y del movimiento obrero. Tras la catástrofe esperaba que se superara la desastrosa división al movimiento socialista. Su propuesta fue la de un «socialismo integral», un encuentro de los dos extremos: una radicalización de la socialdemocracia en su lucha contra las dictaduras fascistas y una democratización de la Unión Soviética. Pero la esperanza de Bauer quedó enterrada con el fracaso del intento de Gorbachov de una reforma desde arriba (como Bauer había previsto). Esta fórmula, ligada a su época, también puede leerse de otra manera. El socialismo integral sería el intento de reunir a las corrientes del movimiento obrero internacional políticamente (no necesariamente en una misma organización) en el sentido de la «vía democrática» al «socialismo democrático» por la que Bauer siempre luchó [xiv].
Traducción al catalán de Ángel Ferrero. traducido al español por Nabarralde.
NOTAS
[i] Así lo relata Albert O. Hirschman, que asistió a la conferencia de Otto Bauer. Una experiencia que el influiría decisivamente en su larga trayectoria personal. Unos 50 años después todavía se mostraba profundamente impresionado por la conferencia de Bauer. Por primera vez captó qué era la teoría socialista, el análisis marxista y la economía política, por primera vez se encontró con un intelectual marxista y dirigente político cuyo carisma y altura intelectual impresionaban a aquel con quien se encontraba. (véase Jeremy Adelman, Worldly Philospher. ‘The Odyssey of Albert O. Hirschman’, Princeton – Oxford: Princeton University Press 2013, p. 66 y siguientes).
[ii] Para la influencia de Otto Bauer y los austromarxistas a la socialdemocracia alemana, vease Franz Walter / Michael Scholing / Gerd Storm, ‘Die Bedeutung Otto Bauers für die deutsche Sozialdemokratie’, en Detlev Albers, Horst Heimann y Richard Saage (Eds. ), Otto Bauer: ‘Theorie und Politik’, Berlín, 1985.
[iii] El título completo es ‘Kapitalismus und Sozialismus nach dem Weltkrieg. Erster Band: Rationalisierung – Fehlrationalisierung’, el texto del libro puede encontrarse reimpreso en Otto Bauer ‘Werkausgabe’, vol. 3, Viena, 1976, pp. 719-914.
[iv] En 1968 se publicaron sus discursos en el parlamento con el título ‘Zum Wort gemeldet: Otto Bauer’ (Toma la palabra Otto Bauer), editados y prologados por Heinz Fischer, el entonces presidente de la República de Austria.
[v] En cuanto a leninistas, trotskistas y estalinistas de todo tipo, su odio hacia el austromarxisme en general y contra Otto Bauer en especial se mantiene hasta el día de hoy.
[vi] Es el único de los muchos libros de Otto Bauer que fue traducido, aunque muy tarde, a muchos otros idiomas (inglés, francés, español, italiano). Kautsky y Bauer discutieron amablemente, pero sin duda discutieron sobre el significado correcto de la nación en ‘Die Neue Zeit’. Ninguno de los comentarios ‘marxistas’ posteriores sobre la cuestión, todos ellos escritos polémicos contra Bauer, llega ni rudimentariamente el nivel analítico y fuerza de estilo de este Bauer temprano. Lenin, Trotsky, Stalin y otros se apropiaron de su (por decirlo con palabras de Marx) «interés brutal» de los conceptos de mayor uso político de inmediato para llevarlos, con controversia, a la conclusión del «derecho de las naciones a su autodeterminación», en concreto el derecho a la formación de un Estado propio.
[vii] Todos los textos aquí mencionados se encuentran en la edición en nueve volúmenes de las obras completas de Otto Bauer. En esta enumeración falta otra obra maestra de Otto Bauer, su presentación y análisis casi terminada de la crisis económica de 1929 a 1933, escrita entre 1932 y 1934. El manuscrito se ha conservado y será publicado próximamente en la editorial VSA.
[viii] Bauer había presentado con ‘La inflación de 1910’ el primer análisis de la inflación internacional en la época del estándar oro y con él abrió el primer gran debate sobre la teoría del oro entre los marxistas. Su crítica a Luxemburgo de 1913 tuvo una importante influencia después de un artículo sobre la teoría de acumulación de Marx y la crítica a Luxemburgo que se publicó en ‘Die Neue Zeit’. Hasta el día de hoy este texto se considera un trabajo pionero, uno de los primeros ejemplos del tratamiento con modelos de un problema central de cualquier análisis macroeconómico.
[ix] Las quejas habituales de que Karl Marx (o cualquier otro) no nos legaron «ninguna teoría del Estado» (o ninguna teoría de esto o de aquello) es una banalidad académica que últimamente se ha convertido en una mala costumbre, y ciertamente engorrosa.
[x] Ver Detlev Albers, ‘Versuch über Bauer und Gramsci’, Hamburgo, 1983.
[xi] Hubo exactamente nombres comparables en la socialdemocracia rusa, sobre todo el genial Alexander Bogdanov, que como Bauer, fue un talento multidisciplinar: economista, político e investigador de las ciencias naturales (médicas) todo a la vez. Lenin combatió enérgicamente a este rival. Su panfleto atemorizante ‘Materialismo y empiriocriticismo’, que los leninistas siguen considerando hasta el día de hoy como filosofía marxista, es un ataque directo contra Bogdanov, quien, amablem pero contundentemente, redactó una respuesta destructiva en ‘Vely i Nauka’ (la verdad y la ciencia), que no se tradujo nunca y hasta el día de hoy es conocido sólo por unos pocos especialistas. Para quienes leían ruso, ya en 1910 sabían que Lenin estaba lejos de ser un teórico.
[xii] Ver Ernst Hanisch, ‘Der grosse Illusionist’. Otto Bauer (1881 – 1938), Viena – Colonia – Weimar, 2011.
[xiii] Desde entonces el libro no se volvió a reeditar. En el cuarto volumen de las obras completas de Otto Bauer se encuentra reimpreso. Hay una traducción italiana del año 1979. La primera versión inglesa de este clásico del socialismo internacional ha sido publicada recientemente, en una edición de John E. King y Michael R. Krätke.
[xiv] Los intentos de algunos de los pioneros intelectuales del SPD de salir al paso del «socialismo democrático» con una «democracia social» no hubieran impresionado mucho a un hombre como Bauer. En última instancia, la diferenciación analítica entre democracia política, económica y social, así como los fundamentos de sus relaciones, procede de los propios austromarxistas.
CATARSEI