Diada 2021: La gente ha dado un magnífico puñetazo sobre la mesa

La Diada de 2021 será marcada por la manera en que la gente ha vuelto a dar un puñetazo sobre la mesa. Cientos de miles de ciudadanos anónimos que no quieren saber nada de las peleas partidistas nefastas y que continúan exigiendo la independencia que votamos en 2017 han desbordado de nuevo las calles de Barcelona. Sorprendente y superando con mucho incluso las expectativas de los organizadores.

 

Tal como ha ocurrido con otros movimientos sociales de todo el mundo, la pandemia frenó la movilización popular a continuación del acto del Consejo por la República de Perpinyà, el último día de febrero de 2020. Y este año y medio de pandemia, que ha separado aquella manifestación de ésta del Once de Septiembre de 2021, ha tenido un impacto muy grande, y muy negativo, sobre el proceso de independencia.

 

Los partidos, sin ninguna presión de la calle, han acaparado todo el espacio de la política, reduciendo las reivindicaciones populares a sus intereses. Y también han colonizado buena parte del espacio mediático -qué vergüenza, una vez más, las tertulias que tuvimos que escuchar en los medios que retransmitían la manifestación; qué desconexión tan grande de la realidad.

 

Este año y medio, lleno de mensajes de derrota e impotencia, ha sido terrible. Pero ahora no importa. Porque la gente ha vuelto a conducir el proceso y lo ha vuelto a encarrilar por la vía que nunca debería haber abandonado.

 

En el editorial que publiqué el viernes (1) explicando por qué yo iría -y he ido- a manifestarme, escribí que no vernos, estar aislados cada uno en su casa, ha hecho daño, ha desgastado, ha aflojado la sociedad. Y añadía: «No volveremos a pleno rendimiento de hoy para mañana, pero el ímpetu, este ímpetu colectivo que te da saber que hay muchos como tú, sólo se gana reuniéndonos».

 

Y en la manifestación, en esta Diada de 2021, esto ha sido el hecho más importante: el ímpetu que ha dado a la gente. Que nos ha dado a todos los que hemos ido. Las caras de los manifestantes reflejaban una alegría que hacía años que no veía. En muchas de las caras se veía, de nuevo, aquella sensación de poder, de poder popular, de fuerza indestructible, que teníamos antes de 2017 y que perdimos después, en la lucha a favor de los presos. Ahora, este sábado, hemos vuelto a ser los que éramos y eso lo habéis oído. Cargados con esta fuerza que se adquiere cuando sabes positivamente que somos tantos, muchos, muchos más que dicen y quieren ellos.

 

Ahora, algunos les intentarán hacer bailar la cabeza con las cifras o tratarán de explicar que no saben por qué nos manifestábamos, pero que te has manifestado en realidad por esto o por aquello que les convenga, claro. No hagan caso. Recuperen serenamente las sensaciones vividas y disfruten de eso que ha protagonizado en las calles de Barcelona, ​​porque ha sido muy grande. Cerrado ya, según parece, el paréntesis de la pandemia, aquí estamos de nuevo.

 

En este sentido, la manifestación ha mostrado algunas cosas importantes. La primera es la fuerza y la dignidad de la Asamblea Nacional Catalana. La ANC ha sido el capazo de los golpes en estos años, acosada y atacada por tantos frentes. Los nuevos autonomistas, especialmente, la han querido matar porque es la base más sólida del movimiento popular. Pero con esta manifestación, la Asamblea ha respondido y ha demostrado algunas cosas.

 

En primer lugar, que su capacidad movilizadora sigue siendo única. Nadie, ni dentro del independentismo ni fuera, puede sacar a la calle la gente que saca la Asamblea. Pero es que, además, esta vez la ANC ha demostrado de una manera muy concreta su independencia y su dignidad. No se ha doblegado a hacer una manifestación cómoda para el govern ni para los partidos. Ha mantenido la convocatoria por la independencia y no ha aceptado ponerse al servicio de rebajas como la autodeterminación y la amnistía, ni se ha dejado engañar por delirios como la mesa de diálogo y la ampliación del aeropuerto. Y hay que agradecerlo. La Asamblea Nacional Catalana es un pilar fundamental del país, y lo ha vuelto a demostrar.

 

Lo ha vuelto a demostrar, además, leyendo muy bien la realidad, no como la clase política. La gente, los manifestantes, han respondido en los términos en que los convocaban, precisamente porque esperaban esto. Porque necesitaban esto. Porque querían esto. Y el contrapunto triste, lo hemos visto en la manifestación misma, han sido los partidos políticos o el govern mismo de ERC y Junts per Cataluña.

 

Los partidos políticos han fundido en la manifestación y esto es muy significativo y llamativo. Otros años, hacían grandes bloques de manifestantes organizados, lucían sus banderas y pancartas y tenían una presencia preeminente, visible, reconocible, pero nada de esto ha ocurrido hoy. Más bien los políticos han intentado pasar de puntillas y los partidos no se han querido arriesgar a ser silbados y rechazados por los manifestantes. El hecho, impresionante, que algunos de nuestros políticos hayan participado rodeados no de la gente sino de policías, para su protección, lo dice todo. Saben qué han hecho.

 

Ahora vendrán las movilizaciones del Primero de Octubre y, antes, unas semanas políticamente muy interesantes que pueden cambiar de nuevo el rumbo del país. Tenían ganas de decir que ya está bien y lo han hecho. Pues a continuar. Por la independencia. Que este ha sido el mensaje inequívoco de la Diada de 2021, el Día de la gente.

 

PS1. ¡Ah!, y gracias. Es un placer vivir de cerca y participar de este movimiento.

 

PS2. Creo que hay una anécdota que nos debería hacer reflexionar a todos y que nos debería fortalecer. Muchos de ustedes llevaban una pancarta que decía: «Hemos ganado, exigimos la independencia». No era ninguna iniciativa de la ANC. Era la iniciativa de una sola persona. De un hombre del Empordà, «un tal Toni», que decidió que él podía hacer algo para originar este ímpetu a favor de la independencia que necesitábamos. E imprimió, el solo, cien mil carteles. Pidió a unos voluntarios que le ayudaron a repartirlos y consiguió que el eslogan más visible de la movilización fuera un mensaje inequívoco al que la gente se acogía con gusto porque era lo que quería decir. Exigimos la independencia porque ganamos el Primero de Octubre. Y punto. Y escúchanos. ¿La lección? No hacen falta grandes organizaciones para hacer cosas. Todo depende de cada uno de nosotros, uno a uno. (Si desean saber más vea este artículo: ¿De dónde ha salido la pancarta «Exigimos la independencia»?) (2)

 

 

(1) VILAWEB

¿Por qué iré a la manifestación de la Diada?

Vicent Partal

 

La manifestación de mañana será muy especial. La pandemia aún es un condicionante muy importante. Y, si bien es cierto que las cosas han mejorado mucho y que no será la diada extrañísima del año pasado, también es cierto que mucha gente sigue recelando de asistir a actos públicos.

 

Esto hay que entenderlo y tenerlo en cuenta. Pero también es evidente que, tal como está la situación política, esta manifestación difícilmente tendría nada que ver con las anteriores, incluso sin pandemia. El desencanto de la gente es demasiado palpable para eludirlo.

 

Yo también estoy desencantado; en realidad, creo que sería más preciso decir que estoy irritado, o enfadado, pero dejémoslo en desencantado. Sin embargo, en mi caso, esto no hará que deje de asistir. Al contrario. Y estas son mis razones, por si pueden ser de interés para alguien.

 

1.- Porque he ido siempre

 

Seguramente es el argumento menos interesante, pero tengo que decir que es el más íntimo. He estado en las manifestaciones de la Diada cuando el independentismo era marginal y cuando era marginal no serlo. Incluso tuve el honor, en 1985, de ser invitado a hablar en la concentración en el Fossar de les Moreres. Para mí el combate por la independencia no es una alternativa política esporádica, sino uno de los pilares que justifica mi vida. Estoy muy contento de haber vivido jornadas muy difíciles y duras y jornadas emocionantes. Y de haber aprendido que los altibajos son normales. El 10 de julio de 2010 la manifestación contra la sentencia del estatuto fue un enorme salto adelante del independentismo, pero en la manifestación de la Diada de aquel año y en la de 2011 éramos cuatro gatos. En 2012 todo estalló con la aparición de la ANC, pero 2012 no habría existido sin 2011 y 2010. Todo lo que tenga que pasar no pasará si perdemos este hilo. Y por mí que no quede.

 

2.- Porque creo que la ANC ha sido capaz de mantenerse firme en la defensa de la independencia

 

Hay gente que opina que si vas a la manifestación los políticos sacarán provecho y que son capaces de utilizar nuestra presencia para justificar la mesa de diálogo o quién sabe qué. Esto, si lo quieren hacer, no se podrá evitar. Pero les será difícil porque la ANC se ha mantenido firme en la defensa de la independencia, lo que quiero agradecer. El sueño del govern sería que la manifestación fuera encabezada por una pancarta que dijera «amnistía y autodeterminación», pero esto no lo tendrán. Porque la ANC ha aguantado todas las presiones y no ha cedido en el objetivo.

 

3.- Porque del lío en el que estamos sólo se sale con la fuerza de la calle

 

De alguna manera se puede decir que hemos vuelto a 2012. Al igual que entonces, los partidos políticos hoy no están dispuestos a salir adelante con la independencia. Pero, al igual que ocurrió entonces, la calle puede y debe obligarlos a ello. El Primero de Octubre fue un referéndum de autodeterminación y también, al mismo tiempo, un ejercicio impecable de poder popular. Pero, desde entonces, vivimos una contrarrevolución, dentro del independentismo, que quiere reducirlo todo a la política oficial. Es la primera gran ocasión para dejar claro que el proceso de independencia debe continuar. Y no creo que sea cuestión de dejarla pasar así como así.

 

4.- Porque todos tenemos cosas que decir y no podemos dejar perder los espacios donde poder decir lo que sentimos es posible

 

El movimiento independentista de base recibe fuertes presiones de todas partes. Presiones mediáticas y políticas, presiones psicológicas, amenazas directas. Muchas de estas presiones van en la línea de limitar la libre expresión y el libre pensamiento. Y por eso es importante mantener lugares como la manifestación de la Diada, donde todo el mundo puede decir lo que quiera, expresar lo que quiera, y lo puede hacer de la manera que lo considere conveniente, sin condicionantes de nadie. Estoy seguro de que habrá gente que se expresará, yo mismo, de manera crítica con la clase política y gente que los defenderá. Y que todos podemos coexistir allí dentro, en un espacio que, por más que algunos quieran caricaturizarlo, es el más plural que tenemos como pueblo y seguramente, también, el más plural que nunca hemos tenido ni tendremos.

 

5.- Para reventar a quienes creen que ya pueden celebrar que el soufflé se ha acabado

 

El titular negativo, los de siempre lo tienen escrito. Lo tenían escrito cada año, cuando la movilización era de un millón de personas, por lo que pueden imaginar si no lo tienen escrito ya: que hemos fracasado, que el suflé baja y todo esto y aquello. Pero una cosa es que puedan hacer el titular y otra que este titular sea creíble. Ya lo he dicho antes: nadie espera una movilización como las de hace años, ni por la pandemia ni por el desencanto, pero la cifra y sobre todo el tono que tome serán importantes.

 

6.- Para encontraros, para encontrarnos

 

Una de las cosas que más daño han hecho a todos los movimientos sociales del mundo por causa de la pandemia ha sido la pérdida durante un año y medio de aquel impulso que da la celebración colectiva. No vernos, estar aislados cada uno a su casa, ha hecho daño, ha desgastado, ha aflojado la sociedad. No volveremos a pleno rendimiento de hoy para mañana, pero el ímpetu, este ímpetu colectivo que te da saber que hay muchos como tú, sólo se gana reuniéndonos.

 

7.- Para calentar motores de cara al Primero de Octubre

 

Este año la convocatoria tiene un punto especial, además, que es la doble convocatoria del Once de Septiembre y el Primero de Octubre. Es un paso adelante importante, una clarificación necesaria y un estímulo importante. Cuanto mejor vaya la Diada, mejor irán las marchas y concentraciones del Primero de Octubre; y cuanto mejor vayan estas, mejor irá el curso político.

 

8.- Para recordar a España que nada se ha resuelto

 

El gobierno español pretende vender la imagen de que el problema catalán se ha acabado y que todo se encarrila con una negociación que no existe. Pretenden hacer creer a la sociedad que esto es así. Hay que recordar, pues, a España que no se ha resuelto nada de nada. Ni siquiera se ha resuelto el inicio del conflicto, pues el estatuto en vigor en Cataluña hoy todavía es el que el Tribunal Constitucional español retocó y desvirtuó.

 

9.- Para recordarnos, y recordarles, que el proyecto de Cataluña es la independencia

 

Porque hay quien lo quiere olvidar, o quien quiere convertirlo en secundario, o quien quiere dejarlo sólo como una reivindicación folclórica, sin ninguna posibilidad de ser llevada a la práctica. Y no es para eso por que hemos trabajado tanta gente desde hace tantos años.

 

y 10. Porque quiero

VILAWEB