Hacia el fin del independentismo de fachada. ¿Qué hay que hacer para avanzar?

PUBLICADO EN LA VEU Nº 9

La operación política actual que ha combinado la propaganda de unos indultos aplicados a algunas personas, con la propuesta de la famosa ‘mesa de diálogo’, tiene como función primordial la división y la domesticación del movimiento independentista.

Por otra parte, los pactos de investidura, enrevesados ​​y movidos por tacticismos a menudo impenetrables, han sido una buena exhibición sin paliativos de las limitaciones del sistema de partidos del régimen autonómico en la monarquía borbónica española que padecemos. Todo ello ha ayudado a extender la confusión hasta extremos difíciles de digerir.

Por eso pensamos que esta situación compleja (de ofensiva de una estrategia domesticadora del Estado español y sus aliados, y de tacticismos de partido) pide un esfuerzo de clarificación por parte nuestra. Es urgente distinguir claramente el grano de la paja: ‘qué es autonomismo’ y ‘qué es independentismo’ en este guirigay. Hay que aprovechar que el momento actual ha ayudado quizás involuntariamente a esta clarificación y por eso tenemos que trabajar para convertir esta coyuntura actual en un primer paso claro hacia el fin de las diferentes formas de falso independentismo.

Contenido del artículo:

Las formas del neo-autonomisme

La independencia, objetivo político fundamental

Líneas de acción prioritarias

Estructuras para el poder republicano

Todo el mundo en un lugar y un lugar para todo el mundo

  1. Las formas del neo-autonomismo

Hay grupos políticos o sectores que se dicen independentistas y que -si nos debemos fundamentar en su práctica política- no lo son, realmente. Muy a menudo este tipo de asignaciones se basan en simples autodefiniciones y apariencias, y es por eso por lo que hablamos de un independentismo ‘de fachada’. Algunos políticos simplifican la crítica al neo-autonomismo centrándola en la propuesta de un hecho sólo: la activación de una DUI (declaración unilateral de independencia) como medida casi-mágica. A nuestro juicio hay aspectos más claros y determinantes; señalaré algunos, que a continuación enumero:

El colaboracionismo con la represión del Estado español; El inmovilismo en la lucha; La propaganda desmovilizadora; El menosprecio del movimiento y su acción; Trabajar contra el autocentramiento lingüístico y cultural.

Vayamos por partes:

1er aspecto. El colaboracionismo con la represión. Los partidos que gestionan la Autonomía de Cataluña y el gobierno surgido de ellos, deben tener claro que si facilitan o se ofrecen a colaborar con la represión del Estado español (activando denuncias, utilizando a los ‘Mossos’ para reprimir manifestantes etc.) querrá decir que han pasado al otro bando, el del ocupante, y que ya no pueden osar llamarse independentistas.

2º aspecto. Otra muestra de defección hacia el independentismo es lo que hemos llamado el inmovilismo en una situación de confrontación entre el independentismo y el Estado español, y en un contexto de una represión continuada. Tener y defender una posición inmovilista en las condiciones presentes, es decir, no elaborar ni exponer ninguna propuesta sólida y creíble para avanzar hacia la independencia, se pone en evidencia no haciendo nada para combatir la ocupación del Estado español. El inmovilismo es también una forma clara de negación del independentismo.

3º aspecto. Paralelamente hay que denunciar la propaganda desmovilizadora que desde diferentes instancias mediáticas se practica con una virulencia sorprendente, siguiendo los dictados del españolismo. Los argumentos desmovilizadores son diversos: desde propagar la idea de que el Estado español (y también el régimen monárquico actual) es poderosísimo e invencible, hasta manipular la idea de que el independentismo ha perdido fuerza relativa en las últimas elecciones (cuando ha ganado justamente con un 52% de los votos!), sin hacer ninguna valoración comparativa con los otros sectores de opinión ni mostrar tampoco que, el poder contrario, el régimen monárquico español, tiene un apoyo insignificante en nuestro país. Desmovilizar, como discurso político, es otra manera de situarse al otro bando.

4º aspecto. Como elemento complementario hay que señalar el menosprecio del movimiento y su acción. Con frecuencia el antiindependentismo toma la forma del negacionismo ante la opresión nacional con la intención de quitar fuerza a las razones de la lucha. El menosprecio se manifiesta también por medio de la difamación o la ridiculización de los sectores más combativos o más molestos a los poderes del estado español (como lo son la lucha de los CDR, el Consejo para la República o el President Puigdemont etc.). Quienes mantienen este tipo de actitudes disgregadoras no pueden tampoco pretender ser considerados independentistas.

5º aspecto. Finalmente también se puede identificar un agente contrario a la lucha independentista observando las carencias en aspectos relativos al autocentramiento de la propia comunidad lingüística y nacional. A la hora de posicionarse en la cuestión de la lengua y también cuando se difunde información por los medios de comunicación, el falso independentismo se pone en evidencia debido a su contenido español de carácter regionalista. El olvido (e incluso la crítica) hacia el ámbito nacional de los Países Catalanes es una expresión concreta de esta tendencia a rehuir el marco de la lengua y la nación [1], una actuación que sitúa a sus propagadores claramente fuera del independentismo.

Es importante que nuestro movimiento, en su conjunto, combata estas graves carencias y contradicciones y ayude a superar las falsas propuestas de diálogo y el abuso de palabras vacías o engañosas [2] que esconden la realidad y son tan sólo instrumentos de propaganda al servicio de intereses electorales de carácter partidista. Hay que tener claro que el insulto, en sí mismo, no es un medio útil para subir el nivel de la reflexión en el seno del independentismo porque permite, a la persona o entidad que ha recibido este tipo de ataque, ampararse en el victimismo y sacar rendimiento aún de sus errores sin corregirlos. Sólo es útil la crítica seria y condicionar, en el momento de las elecciones, el voto favorable a un comportamiento coherente con los principios básicos de la lucha de nuestro movimiento, teniendo en cuenta aspectos clarificadores como los que hemos expuesto.

  1. La independencia, objetivo político fundamental

Las formas de falsa conciencia que hemos comentado más arriba muestran de una manera clara una carencia central en estos momentos que se refleja en el hecho de no reconocer la función del objetivo independentista. Para todo el que lucha contra el régimen monárquico español y por la República catalana hay que tener claro, por encima de todo, el papel central que tiene, en el conjunto de la lucha actual, el objetivo de la Independencia. Ninguno de los problemas, las injusticias o las amenazas que sufrimos tienen solución dentro del régimen monárquico español. Todo proyecto de futuro, de justicia y libertad, de derechos sociales y enriquecimiento cultural requiere un marco político basado en la plena soberanía.

Hay que entender, pues, que la lucha por la independencia es, en nuestro contexto, el eje central de toda lucha transformadora. La reivindicación independentista (es decir, la soberanía política nacional) no es un aspecto lateral o sectorial de la acción política, sino la estrategia central que permite canalizar y dar sentido a las luchas populares y a la lucha de clases, en un horizonte factible de ruptura democrática y transformación social. La falta de ideas claras en torno a este principio estratégico, como objetivo político, ha sido la causa de gran parte de la confusión existente en torno a las líneas de acción.

Uno de los factores que más han contribuido a esta confusión ha sido el «neoautonomismo anacional» [3], un tipo de alienación que toma a menudo la forma de una especie de enfermedad infantil y de un acomplejamiento que hace que quien lo sufre se muestre extremadamente tímido y receloso en la defensa de la lengua o ante cualquier propuesta de autocentramiento nacional. El independentismo real (el que no es tan solo ‘de fachada’) se puede identificar claramente porque combate el neoautonomismo anacional y se propone como objetivo explícito la ruptura con el régimen monárquico español. Es por sus obras como los conoceréis, a unos y otros – como expresa con claridad el conocido dicho.

  1. Líneas de acción prioritarias

¿Qué hacer, pues, para avanzar? Desde un punto de vista general nuestras tareas se pueden resumir en el hecho de debilitar la dominación monárquica española al tiempo que trabajamos para legitimar las instancias republicanas de ámbito nacional. No debemos dejar de intervenir en esta etapa crucial de crisis de la monarquía porque el resultado de su evolución puede marcar de forma decisiva la profundidad del arraigo del proyecto republicano catalán. Para poder llegar a vencer es necesario, como en cualquier contienda, por un lado conocer a fondo el poder dominante. Y, por otra parte, desarrollar dinámicas de decantación de la legitimación como lo exponemos a continuación.

Hay que dinamizar aspectos defensivos y aspectos ofensivos. Y hay que asegurar la ruptura.

Para actuar defensivamente es necesario, a grandes rasgos, una tarea sistemática en estos aspectos:

Conseguir que las instituciones (empezando por Generalitat de Cataluña), no se puedan hacer, de ninguna manera, cómplices de la represión contra el movimiento independentista. Hay que denunciar, de una manera implacable, la vulneración de esta exigencia fonamental.Dinamizar una tarea ideológica constante de crítica a la acción abusiva de la judicatura ya la actuación y operaciones provenientes de cualquier estamento del «Complejo monárquico» [4] del régimen.

Y debe actuar de una manera ofensiva en diferentes campos:

En la lucha contra los monopolios del IBEX-35, verdadero corazón y pilar de sostenimiento del régimen. La tarea de oponerse a estos monopolios, liberando el pueblo catalán de formas de consumo cautivo, tiene una importancia caudal.En el reforzamiento de los polos alternativos de legitimación de la República catalana partiendo de la crítica sistemática y permanente del carácter profundamente injusto del régimen monárquico español vigente, para las clases populares [5] .En la contraofensiva regular, unitaria, política y masiva, los ataques de la represión. La lucha contra la represión no puede limitarse a una acción defensiva porque debe enfocarse como una lucha activa para erosionar el poder del régimen monárquico español y para fortalecer la capacidad de acción de la lucha independentista, restableciendo y reforzando la capacidad política a las personas e instituciones que han sido atacadas.

Y, todo ello, manteniendo una labor de denuncia abierta de los grupos políticos y personajes defensores del régimen ocupante actual, a situar claramente como monárquicos, como lo es el PSOE-PSC (el término ‘unionistas’ no describe bien sus actuaciones en una situación de ocupación).

La pérdida de influencia del régimen monárquico en nuestro país no es nuestro objetivo final; pero es un hito imprescindible. Para que nazca la República catalana independiente es necesario que pierda su capacidad de incidencia el régimen monárquico español en nuestro país. Y este objetivo pide una tarea sistemática, rigurosa, permanente y persistente.

Finalmente hay que asumir que hay unas reglas fundamentales para conseguir hacer realidad la ruptura y asegurar el mantenimiento de la República catalana independiente. Se trata de establecer unos cimientos con valor estratégico que refuercen las condiciones favorables a la ruptura: un fundamento económico, el control efectivo del territorio, el apoyo internacional, el fortalecimiento de las bases nacionales.

Es un fundamento económico, por ejemplo, la creación de una banca gestionada por el pueblo catalán. El Estado español posee hoy un control casi absoluto de la viabilidad económica de Cataluña porque controla el conjunto de los recursos financieros. Hay también desplegar un tejido productivo propio soberano y autocentrado (contrapuesto a la turistificación actual promovida por las oligarquías españolas y europeas). Garantizar un intercambio comercial más allá del marco español y un modelo económico al servicio de las necesidades y el bienestar de nuestro pueblo y bajo control democrático.

El control del territorio significa la capacidad de la ciudadanía autoorganizada de gestionar el territorio y neutralizar los ataques de las fuerzas del régimen monárquico, tanto las del aparato del Estado, como las irregulares. La acción represiva del Estado español sobre el territorio se producirá y se debe prever por medio de una resistencia que cuestione tanto del autoritarismo del régimen, como de la legitimidad que pueda autootorgarse para actuar contra nuestro pueblo y nuestro movimiento.

Es necesario por complet desplegar una verdadera política internacional de alianzas basada en la multilateralidad. No es razonable pensar que los grandes Estados y poderes que controlan la Unión Europea favorecerán claramente un proceso de ruptura democrática como el nuestro, sin antes haber interactuado (en un sentido u otro) con nosotros.

Hace falta también fortalecer las bases nacionales de la lengua, la cultura y la identidad colectiva. En los últimos años el Estado español ha pasado a la ofensiva en sus intentos de exterminio lingüístico, alienación cultural y fracturación social del pueblo catalán. La descatalanización y la fragmentación sectaria de nuestra sociedad han pasado a ser razones de Estado; y los poderes fácticos, desde la judicatura a las industrias culturales y medios de comunicación, se han entregado a fondo a esta tarea. Y ante esta situación demasiado falsos catalanistas y peudoindependentistes han mantenido posiciones liquidacionistas. Es necesario que el independentismo recupere el rumbo, defendiendo y promoviendo políticas de normalización basadas en los principios de sociolingüística, impulsando la producción y difusión cultural a través de instituciones y entidades nacionalmente autocentrada, y haciendo del catalán una herramienta de acogida, de integración y de identificación con los valores democráticos y republicanos.

  1. Estructuras para el poder republicano

La construcción de un poder republicano que pueda desplazar y sustituir el poder de la monarquía española no es posible sirviéndose únicamente de las estructuras autonómicas directamente subordinadas al poder monárquico español.

Hace falta una dinámica movilizadora no subordinada al autonomismo; y el despliegue de un poder popular alternativo.

El movimiento popular de masas es fundamental. Y debe mantenerse independiente del ámbito institucional aunque ha de contribuir a estimular la combatividad y el compromiso de las fuerzas independentistas con los objetivos del movimiento en cada momento, condicionando su actuación dentro de las instituciones.

El poder popular alternativo se fundamenta en la estructura republicana formada por el Consejo para la República y los Consejos locales para la República y por la creación de organismos de representatividad directa. Un Consejo para la República, que se encuentra situado fuera del alcance de la represión española y que debe ser independiente de cualquier tendencia política, tanto desde el punto de vista orgánico, como ideológico y también representativo. En cuanto a los Consejos locales, además de llevar a cabo una función representativa de poder alternativo, deben mantener una actividad continuada de legitimación republicana y deslegitimación del régimen monárquico español, una actividad especialmente importante en un momento de crisis profunda de la institución monárquica española. La Asamblea de Representantes del Pueblo Catalán (Asamblea de Electos) debe ayudar a legitimar el proceso con la aprobación de las grandes decisiones del conjunto del movimiento independentista en la conquista de la hegemonía.

El movimiento también se tendrá que preocupar de incentivar estructuras estratégicas de país que deberán ser reforzadas más allá de lo que puedan cubrir las instituciones autonómicas en diferentes ámbitos, especialmente en los ámbitos de la lengua, la cultura y los medios de comunicación; en la promoción y dinamización de la economía (tanto en el campo financiero como el comercio y las infraestructuras) etc.

Todo ello deberá ser encuadernado y articulado por medio de una estructura de coordinación y de dirección que debe abarcar el conjunto de los instrumentos que hemos expuesto propios del movimiento popular, de las estructuras republicanas alternativas y de las instituciones.

  1. Todo el mundo en lugar y un lugar para todo el mundo

La tarea de la lucha por la Independencia y la construcción de la República catalana independiente piden y pedirán un esfuerzo importante a todas las personas vinculadas de una manera u otra al movimiento. Nadie debe considerar que su acción no es importante; todos, desde su lugar, pueden hacer su aportación en un sentido u otro porque no podremos prescindir de nadie. En este sentido Poble Lliure se ha esforzado para hacer propuestas [6] sobre las diferentes maneras de cómo podemos contribuir a la liberación de nuestro pueblo.

Notas

  1. La falta de autocentramiento en el discurso emitido por los medios de comunicación y por una buena parte de los políticos (incluso por algunos de los que se dicen independentistas) es una carencia grave que favorece la desviación de sectores del entorno del movimiento hacia a posiciones favorables a la opresión. En el libro ‘Elementos para una sintaxis nacional’ (Benítez, Castellanos, Costa Paz – Libros del Siglo, 2018) profundiza en estos errores y se aportan propuestas de correcció.
  2. Un método de engaño particularmente repugnante es el que han utilizado estos días de junio, el ‘globo sonda’. Cuando interesa a un político concreto, por ejemplo, dar muestras de rendición, se afirma (fuera del periodo electoral) algo que complazca el poder dominante y a continuación se comenta que no se ha querido decir exactamente aquello. Esta maniobra habrá permitido sondear el alcance de una primera reacción sin poner en un peligro inmediato la emisión del voto; y sirve también para preparar el terreno para nuevas expresiones de rendición ya más marcadas encara.
  3. Ferran Lupescu en el número 8, precedente, de esta revista -‘La Veu de Poble Lliure’- explica muy bien esta tendencia ideológica nefasta, al artículo titulado ‘Contra el neoautonomismo anacional’, como una forma de liquidacionismo, de abandono de los principios, construida sobre la ideología desmovilizadora del postmodernismo.
  4. Podemos llamar ‘Complejo monárquico’ al conjunto formado por la figura del rey, establecida como vértice estatal por la constitución española misma. Esta figura se encuentra rodeada por cuatro instancias fundamentales: 1.-El ejército y el conjunto de las fuerzas armadas como elemento de coacción represiva (con un papel especial de la guardia civil para la intervención directa sobre la población). 2.-Las estructuras judiciales (jueces y fiscalía) como instancias de coerción de la vida política y social. 3.-Los monopolios económicos estatales financieros y de consumo cautivo (la gran banca, las grandes empresas de energía, de comunicación etc.), reunidos, a grandes rasgos, en el conjunto del Ibex 35 (v. también ‘El hundimiento de la monarquía y nuestras tareas’). 4. Los partidos, instituciones y medios de comunicación favorables al règim.
  5. Los colectivos locales republicanos tienen una función importante a desarrollar en la extensión de la conciencia política de rechazo al régimen monárquico difundiendo tanto los orígenes franquistas de este régimen como los mecanismos de dominación. Y desarrollando por completo el apoyo al polo alternativo de poder de la República catalana emergente, mediante actividades permanentes de denuncia de los defensores de la monarquía, de memoria de la represión, de concienciación histórica, de promoción de los valores y personajes republicanos del pasado y del presente etc. Las estructuras alternativas republicanas deberían establecer un registro de responsables de los ‘Crímenes contra el pueblo catalán’ que recoja todos los abusos que lleguen a nuestro conocimiento para evitar que las personas y entidades que son responsables de los mismos puedan ampararse en la impunidad. La extensión de la conciencia política por todo el territorio es la única manera de conseguir la conquista y el mantenimiento de la República catalana independiente.
  6. Vean, por ejemplo, el documento: ‘La lucha por la República Catalana Independiente. Líneas de acción política principales’ (Poble Lliure, abril 2021).

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