Nos lo estamos jugando absolutamente todo

El artículo de hoy tal vez fuera más prudente no escribirlo, en el sentido de que cuando de algo no tienes ninguna información directa de lo que está pasando, y lo que está pasando nadie sabe realmente lo que es, parece poco prudente meter cuchara.

Pero no lo puedo evitar, porque, tristemente, veo las amenazas que se ciernen sobre el escenario, las consecuencias que puede haber según cual sea el desenlace. Y por eso quiero compartir con todos ustedes esta reflexión.

Como ya he dicho en algún otro artículo, deseo que ERC y Junts puedan llegar a un acuerdo para formar Govern, porque eso querrá decir que se ha podido llegar a un acuerdo de estrategia de país con el horizonte de hacer la independencia. Es el único escenario, un acuerdo así, lo que puede garantizar futuro para el país y para el independentismo.

Pero lo cierto es que cada día que pasa pienso que nos aleja de este escenario, que lo hace más difícil. Y eso me lleva a visualizar la gravedad de las consecuencias que tendrá si este acuerdo no llega.

Creo que hay que situar con claridad que llegar o no llegar a un acuerdo gira casi exclusivamente sobre un punto: llegar a un acuerdo de país.

Hace unos días, en un tuit, el amigo Jom de Igualada, subrayaba una frase del libro del President Quim Torra ‘Las horas graves’, que creo lo explica con total precisión: «Como siempre, hay que aprender de los errores del pasado. Y no se puede repetir la idea de hacer Govern al precio que sea sin que se haya acordado una estrategia de país -y no de partidos- que le dé sentido y lo haga creíble».

Es aquí donde se está decidiendo el futuro. Si Junts consigue arrancar a ERC un acuerdo de país, habrá pacto. Si Junts no consigue sacar a ERC del pacto con la CUP, es decir, sin ninguna estrategia de país, pues no habrá pacto.

Por eso quiero que haya acuerdo, porque querrá decir que se ha podido llegar a un acuerdo de país. Si no se llega, si ERC no se mueve del pacto con la CUP, en el que la única estrategia de país es cargarse las estructuras políticas del independentismo en el exilio y neutralizar al President Puigdemont, el escenario al que estaremos abocados no presagia nada bueno.

Los tres posibles escenarios si no se llega a un acuerdo de país son, para mí, los siguientes:

– Escenario 1: Govern en solitario de ERC, con un Pere Aragonés que sería investido con los votos favorables de la CUP, con quien mantendría acuerdo de legislatura, y de Junts, sin acuerdo de legislatura.

– Escenario 2: Govern de «izquierdas», con ERC, CUP y Comunes, y una investidura que el PSC facilitaría, o quizá también Junts (con su abstención o incluso voto).

– Escenario 3: nuevas elecciones.

El escenario 3 es el que ahora mismo veo más alejado, pero que no me atrevo a descartar del todo.

En cambio veo más factible, ahora mismo, una combinación de los escenarios 1 y 2, es decir, que ERC fuerce la investidura en solitario, con los votos de Junts y de la CUP, y que más adelante abra el gobierno a CUP y Comunes, para evitar el desgaste de haber dado la espalda, de entrada, a la mayoría parlamentaria que representa el 52% del voto, la independentista.

Una de las cosas que me hace estar pesimista (y ojalá me equivoque) sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo de país que permita un acuerdo de Govern es el monodiscurso de ERC y su entorno de la necesidad de hacer govern rápidamente para combatir la emergencia. Un monodiscurso que va acompañado, al menos públicamente, de un silencio absoluto en relación a cualquier cuestión nacional, de formulación estratégica para hacer la República.

Y esto me inquieta porque todos sabemos que realmente hay muy pocas cosas que pueda hacer un govern nuevo que no pueda hacer el actual govern en funciones. El otro día el profesor Germà Bel con su contundente manera de expresarse, gracias a la libertad que le da no deberse a nadie, salvo a sus ideas y compromisos, decía en un tuit «Que si, bla, bla, y Crisis-Covid todo muy mal y govern pleno urgente. Vale: 1) Enumere una política Covid que el Govern Pleno puede hacer y el Govern en funciones no (Pista: la política la decide el GobEsp) 2) Enumere una medida que no pueda hacer el govern en funciones y uno Pleno, si».

Evidentemente, el silencio, porque no hay ninguna.

Otra cosa que me preocupa son algunas declaraciones del entorno de Junts contemplando como un escenario que tiene recorrido el hacer posible la investidura de Pere Aragonés, pero pasar a la oposición. Evidentemente sin acuerdo de país no puede haber acuerdo de govern y Junts no puede entrar en el Govern. Sin embargo esto no nos debe hacer perder de vista que el resultado será malo para todos, con grave riesgo de colapsar el independentismo.

Sin este acuerdo, pase lo que pase (excepto quizás unas nuevas, pero por improbables -ni siquiera pensarlo-, nuevas elecciones) todos los escenarios tienen algo en común: nos llevarán al colapso del independentismo para esta generación.

Sin acuerdo de país, sin Govern independentista, con ERC en el govern y Junts en la oposición, la actual fractura del independentismo se hará irreversible. Nos instalaremos en un escenario cainita sin ninguna posibilidad de entendimiento en nada, en la medida en que todos los partidos del Parlament, excepto Junts, desplazarán todo el debate y la actuación política al eje derecha/izquierda.

Asistiremos a una permanente sobreactuación para marcar diferencias que envenenen el debate y lo alejen del debate nacional. Lo tendremos en cosas que ya se están anunciando con el pacto ERC-CUP. ¿O alguien cree que, en esta sobreactuación forzada, cuando ERC sitúe la escuela concertada en su punto de mira, esto no levantará un choque político, cívico y social en el país? ¿O alguien no ve que, con esta sobreactuación, no acabará descargando sobre las clases medias y los pequeños propietarios la responsabilidad de las políticas sociales, de vivienda, etc, y que esto también derivará en un choque político y social monumental?

Esta previsible estrategia de sobreactuación para bloquear el país en debates exclusivamente situados en el eje derecha-izquierda fracturará, como nunca hasta ahora, el independentismo, hasta colapsarlo, atrapado en una espiral centrifugadora del movimiento que este 14F ha obtenido el 52% de los votos.

A mi criterio, además, este escenario, que como he dicho se proyectaría establemente a todos los niveles de gobierno del país durante más de una década, tendría, simultáneamente, otro efecto devastador, esta vez sobre el país. De alguna manera la destrucción y la ruina de la Barcelona Colau se extendería a todo el país. Del país emprendedor al país subsidiado. Del empuje de un país que desde la nada y contra todo protagonizó una revolución industrial excepcional a la parálisis deconstructiva y del decrecimiento económico. Del país del talento al del funcionariado. Del liderazgo de la sociedad civil al servilismo de una sociedad subvencionada. Lo estamos viendo en Barcelona. Lo veremos a nivel de país.

Hemos vivido derrotas, pero siempre nos hemos acabado rehaciendo, y levantando. Hemos vivido derrotas, pero hemos protagonizado, siempre, renacimientos. Si ahora no se llega a un acuerdo de país, por primera vez seremos nosotros los que abocaremos a nuestro país a su decadencia. No lo habrá hecho nadie contra nosotros. Lo habremos hecho nosotros solos. Y con un movimiento independentista colapsado y fracturado no sé cómo haremos para renacer de una decadencia a la que nosotros mismos nos habremos abocado.

No nos lo merecemos. Y todavía estamos a tiempo de evitarlo. Ojalá algo haga posible, aún, un acuerdo de país. Nos necesitamos todos. Si no estamos todos, no hay independencia ni República posibles. Debemos exigir un acuerdo de país que, desde la diversidad de pareceres y estrategias, permita blindar una estrategia común para caminar juntos hacia la independencia.

Es esto lo que es trascendente del actual momento. Si no hay acuerdo de gobierno será porque no ha sido posible llegar a un acuerdo de país. Y esto, inevitablemente, nos abocará al colapso del movimiento independentista y que la independencia y la República desaparezcan del mapa de nuestra generación y quién sabe de si la que nos seguirá.

No, no nos estamos jugando que si un govern para hacer frente a emergencia nacional alguna, porque no hay nada que un nuevo govern pueda hacer que no pueda hacer el actual govern en funciones, porque no podemos hacer nada, porque todo lo decidirá el Estado, el Gobierno de España.

No, no nos estamos jugando que si unos puestos de trabajo de unos cuantos o no. Es una tontería muy ofensiva pensar que el posicionamiento de Junts está entre los que quieren seguir en el govern para seguir con vínculos laborales y los que no. Junts sólo tiene un posicionamiento: o hay acuerdo de país, o no hay pacto posible. Y esto no tiene nada que ver con ninguna de estas intoxicaciones de condicionamiento de puestos de trabajo. Si hay acuerdo de país, habrá govern. Si no hay acuerdo de país, no lo habrá.

Y, eso sí, todos tenemos que tener muy claro que en su defecto, el colapso del movimiento independentista está asegurado. Sin acuerdo de país, la derrota del independentismo nos abocará a un escenario de colapso que hará imposible la independencia para nuestra generación y, seguramente, las próximas.

Por eso es tan importante lo que está pasando ahora, las negociaciones que ahora mismo hay. Y el resultado de las mismas. Es tal vez la última posibilidad que tenemos de entender que nos necesitamos todos. Y que sin estar todos no hay futuro posible.

RACÓ CATALÀ