La Iglesia de San Francisco de Asís en el bario de Zaramaga en Gasteiz se reconvertirá en el Centro Memorial de las Víctimas del 3 de marzo. Un espacio en un lugar histórico para recordar a los cinco trabajadores asesinados por la Policía española en 1976. Una reivindicación histórica de las víctimas, de Martxoak 3 Elkartea y de parte de la sociedad gasteiztarra y vasca que el pasado 18 de febrero se puso la «primera palabra» firmando un protocolo de intenciones, Diócesis de Gasteiz, Gobierno Vasco, Diputación Foral de Araba, Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz para transformar el espacio religioso.
Este templo promovido por el Obispado de Gasteiz fue proyectada por el gran arquitecto vasco Luis Peña Ganchegui (1926-2009) e inaugurada en 1968. Hecho que simplemente ya merece un reconocimiento cultural y catalogación por su autoría. De la memoria del citado proyecto se transcribe este extracto: «La forma: un volumen claro con planta inspirada en la plaza del arquitecto vitoriano Olaguibel, en donde los soportales se convierten en claustro, las actividades perimetrales en aulas de enseñanza y la plaza se cubre para formar un único espacio en donde se sitúan diagonalmente los elementos arquitectónicos que albergan las actividades espirituales».
Se trata de un edificio aislado que ocupa una manzana, situado junto a la intersección de las calles Fermín Lasuen y Behenafarroa y la plaza posteriormente denominada 3 de Marzo en el barrio de Zaramaga por el este, a la izquierda de la entrada principal. De planta cuadrada, como la referida en el proyecto, neoclásica Plaza Berria de Gasteiz, de Justo Antonio de Olaguíbel Quintana (Vitoria, 1752-1818) con los accesos por dos pequeños volúmenes, uno de planta elíptica el principal y el otro circular de hormigón armado visto situados diagonalmente opuestos según un eje norte-sur. Interiormente está disposición diagonal se refleja en la organización del espacio. Junto al vértice norte, el acceso principal se emplaza el altar de gran singularidad por su forma de planta curvilínea culminado en la parte posterior con un graderío para el coro y otros pequeños volúmenes auxiliares asimismo curvilíneos así como la pila bautismal todo ello de hormigón armado. Incluso el pavimento es de hormigón ruleteado.
La cubrición de la iglesia muestra una rotunda identidad estructural industrial con siete cerchas metálicas inclinadas por lado de color rojizo a la vista, para lograr un espacio diáfano sin pilares intermedios y quizá secundariamente con voluntad de relacionar el espíritu religioso del lugar con un espacio fabril.
Estas cerchas se apoyan en siete pilares de hormigón troncopiramidales por lado que concurren en la parte superior en un elemento estructural metálico cuadrado central que arriostra el conjunto y que es a su vez el apoyo del lucernario piramidal de doble volumen, uno hacia el exterior y otro invertido hacia el centro del templo, con una posible alusión espiritual al cielo a la vez que ilumina el conjunto. En las cerchas se apoyan perfiles metálicos entre los cuales se constituyen bovedillas de ladrillo como soporte de los cuatro faldones del recubrimiento exterior de pizarra de la cubierta.
En ambos vértices de estas pirámides acristaladas se sitúan como elementos simbólicos sendas originales cruces configuradas con perfiles metálicos. La cruz centra y asume visualmente toda la estructura y espacialidad interior y a la vez la exterior, como réplica, culmina el edificio y se eleva exenta hacia el cielo dando incluso referencia de edificio religioso que por su configuración no se evidencia. Asimismo, los paramentos de las dependencias del templo quedan vistos en hormigón armado con un contundente lenguaje muy expresivo que ha sido definido estilísticamente como brutalista.
El exterior del templo es un reflejo de su condición estructural y se presenta en el paisaje urbano circundante como una arquitectura peculiar con su volumetría relativamente baja y su textura matérica dominante, placas de pizarra negra en cubierta y en fachadas con los bajantes metálicos de pluviales de la cubierta de color rojo. Las rejas del perímetro son un añadido reciente incongruente que debería ser eliminado. La iglesia de San Francisco de Asís es una singular referencia arquitectónica urbana muy significativa ya que se convirtió en un símbolo de modernidad por la rotundidad y sinceridad constructiva de la textura dominante del hormigón armado y la austeridad formal exenta de todo el tradicional repertorio religioso de plena vigencia entonces, en un barrio eminentemente obrero. Tras la tragedia sucedida la iglesia adquiere un carácter de memorial monumental que justifica plenamente el propósito Memoria Gara de convertirlo en un espacio para la memoria y los derechos humanos.
Desde 2014 está cerrada al culto, existen otras dos iglesias en el barrio, y solo se abre en período navideño para una exposición de belenes que empezó en 2017. En una pequeña parte de la iglesia se habilitó un recinto en el que se muestran algunos documentos de la tragedia al finalizar las visitas que se realizan por el barrio de Zaramaga organizadas por Martxoak 3 Elkartea. Ante esta situación de desuso la plataforma Memoria Gara («Somos memoria») reivindica el templo, que espiritualmente les pertenece, como sede de actividades relacionadas con el 3 de Marzo, un espacio permanente de exposición y documentación de la memoria histórica y de los derechos humanos. La necesaria perpetuación testimonial de lo acontecido en su mismo lugar y entorno está, además de justificada, en absoluta sintonía con la calificación de Bien Cultural como Monumento que ya se ha solicitado.
Asimismo, próximamente se solicitará que la Iglesia de San Francisco de Asís se incorpore al Registro del Docomomo, sigla de Documentation and Conservation of buildings, sites and neighbourhoods of the Modern Movement (Comité Internacional de Documentación y Conservación de Edificios, Sitios y Barrios del Movimiento Moderno) una organización internacional creada en 1990 con objetivo de inventariar, divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno, 1925-1965.
La construcción de espacios religiosos especialmente durante las décadas de los años cincuenta y sesenta es una expresión muy relevante de las relaciones entre Modernidad y un renovado Movimiento Litúrgico, en este caso testimoniado con la arquitectura sacra, en plena consonancia con otras formas de la arquitectura del siglo XX. Asimismo en Vitoria-Gasteiz hay otros dos templos merecedores de idéntico reconocimiento. La Iglesia de la Coronación proyecto del arquitecto Miguel Fisac de 1960 y la Iglesia de los Ángeles obra de los arquitectos Javier Carvajal y José María Garcia de Paredes también de 1960.
Bienes culturales del patrimonio vasco.
Del mismo modo que consideramos la iglesia como un bien cultural inmueble, deben considerarse otra de las tipologías de estas riquezas culturales, los denominados bienes muebles. Desde el décimo aniversario en 1986 el testimonio íntimo y artístico más arraigado se manifiesta en una discreta y rotunda escultura de recuerdo del 3 de marzo con un sencillo y bello monumento situado en el sendero arbolado del inicio de la calle Viente Manterola frente a la iglesia.
Hecho por compañeros de los fallecidos, trabajadores de Forjas Alavesas en un proceso pleno de sigilo, sencillez y sentimiento que se transmite en una espiritual, expresiva y emocionante obra de arte cuya autoría podría decirse que es de tradición popular laboral. Cinco barras de acero 30 mm de diámetro que sobre un pequeño pedestal de piedra se elevan verticalmente soldadas a modo de brazo para luego doblarse perpendicularmente y en dos direcciones separadas, en cuatro y una, figurando el puño cerrado de una mano izquierda.
Más no se puede decir con tan poco. Escultura extraordinaria sumamente simbólica con el hierro como referencia de fuerza y el puño que apela a una rebelión que por su entereza, dignidad obrera y dolorosas consecuencias asombró al mundo y cuyas reivindicaciones siguen presentes. A lo largo de los años transcurridos desde 1976 supone el emocionado lugar de encuentro, homenaje y recuerdo a aquel algo, lejano en el tiempo, pero siempre presente en la memoria, 3 de marzo de 1976, que concluyó con el premeditado asesinato de cinco personas por disparos de la Policía española.
Más recientemente el 16 de noviembre de 2013 en Martxoaren 3a Plaza frente a la Iglesia se inauguró financiada por el Ayuntamiento la escultura «Arrazoiaren Indarra» («La fuerza de la razón») obra del artista Iñigo Arregi (Arrasate, 1954) configurada con dos estrechos paneles de tres metros de altura de acero inoxidable mate. En uno, las fotografías de los siete trabajadores asesinados, los cinco de Gasteiz más los de Basauri y Tarragona en posteriores manifestaciones de solidaridad, y en el otro se explica el relato y destacan las palabras «Oroimena, Egia, Justizia» (Homenaje, Verdad, Justicia), que durante esto años transcurridos constituye una constante reivindicación no resuelta. Una exigencia permanente de Martxoaren 3 Elkartea.
Existe otra escultura del mismo autor, «Kontzientziaren Kanpaiak» («Las campanas de la conciencia») realizada en tablero de madera con elementos ensamblados que se encuentra en el interior de la iglesia y de la que se han realizado otras versiones en acero corten. Una de tamaño medio y otras para testimoniar agradecimientos de tamaño reducido, (15x17x32 centímetros) que constituyen bienes culturales vinculados al hecho histórico.
Asimismo, en una fachada de ladrillo del edificio de nueve plantas más cercano a la parroquia en la Calle Reyes de Navarra, la asociación IMVG (Itinerario Muralístico de Vitoria-Gasteiz) ha pintado un nuevo mural, el «Tablón de la memoria» de homenaje y reflexión a lo que ocurrió en aquel lugar para su «transmisión, socialización y visibilización», con el título «No hay presente ni futuro sin memoria». Inaugurado el 24 de octubre de 2013 en su realización participaron treinta personas, entre voluntarios y las denominadas «brigadas de la brotxa» dirigidos por el pintor Gasteiztarra Javier Hernández Landazabal y la muralista y cofundadora del IMVG Verónica Werckmeister.
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