El pasado año, por primera vez, y como cosa que pensábamos que iba a ser excepcional, utilizamos el salón de actos del Palacio del Condestable para homenajear al ya desaparecido Joxe Ulibarrena. Pero las circunstancias (desde aquí nuestra solidaridad con todas aquellas personas afectadas, y en especial a las familias que hayan tenido fallecimientos entre sus allegados) nos han obligado a repetir escenario y abandonar el lugar en que a lo largo de los años hemos realizado esta fiesta: la calle. Porque este Nafarren Biltzarra / Día de Nabarra estaba destinado a sacar a la calle y popularizar una fiesta que vino impuesta desde arriba, sin arraigo popular y encerrada en las cuatro paredes de unos salones muy solemnes, y había que darle la vuelta, impidiendo que la palabra Nabarra quedase monopolizada por aquellos que se creen que tienen la exclusividad de su uso. Por aquellos que ven a Nabarra como una autonomía muy foral pero dentro de una unidad española impuesta tras años de conquista y limitada a unas fronteras impuestas.
Pero las circunstancias obligan y hemos considerado que no era factible, sin poner en riesgo la salud de las personas, la celebración de un acto callejero. Así que nos hemos vuelto a encerrar, nosotros también, pues considerábamos que no debíamos dejar pasar este día en blanco. Aquí continuamos, cogiendo fuerzas, a la espera de mejores tiempos.
Y, como fiesta alternativa a la del poder, nos gusta darle un toque crítico a esta fiesta y a este día. La misma nació, como he comentado anteriormente, desde arriba, viéndose desde algunos ámbitos una maniobra más dentro de las muchas que se han hecho para diferenciarnos alejarnos del resto de Euskal Herria, de la Nabarra Osoa. Se celebra el día de una comunidad autónoma más, en este caso la Comunidad Foral de Navarra, igualándonos al resto de las comunidades autónomas del Estado que también tienen su día. Con sus actos protocolarios y unos cuantos conciertos, vacío, todo ello, de arraigo y calor popular. Y en contraposición, al mismo tiempo, al que tradicionalmente se viene celebrando desde hace casi un siglo, el día de la Patria Vasca o Aberri Eguna. Día que, por cierto, además de ser cuestionado por distintos sectores de la sociedad por la fecha de su celebración, se ha quedado también sin su reconocimiento oficial.
Hay quienes pensamos que se debía haber elegido otra fecha para esta conmemoración del Día de Nabarra, y ésta no es otra que el 15 de agosto, día en que se conmemora la Batalla de Orreaga-Roncesvalles, suceso histórico que fue el germen del Reino de Pamplona, y posteriormente Reino de Nabarra. Una fecha realmente histórica para Nafarroa, y sin las connotaciones religiosas que este 3 de diciembre tiene, como día en el que el cristianismo conmemora la festividad de San Francisco Javier, y en su momento patrón de Navarra.
Pero de todos es conocida la tendencia que de siempre ha habido por parte de aquellos que nos gobiernan, con alguna y esporádica excepción, de tratar de borrar la memoria de este pueblo. Y si no es borrar, será confundir, manipular Y así el día 3 de diciembre es un día aséptico que no dice nada en el aspecto histórico. Se ha dado continuidad a una fiesta, en principio religiosa, dedicado a un personaje, por otra parte, también cuestionado desde algunos sectores de la población. Y así como en el 2012 fue el pueblo quien tuvo que conmemorar, organizado desde abajo, desde el colectivo Nafarroa Bizirik, y con gran éxito popular, el 500 aniversario de la conquista de la Alta Nabarra por las tropas castellanas, y la consiguiente pérdida de nuestra independencia, mucho nos tememos que este año que entra, el 2021, tendremos que conmemorar, partiendo de abajo, partiendo de la base, de la iniciativa popular, el 500 aniversario de la Batalla de Noain. Batalla que supuso la derrota de las tropas navarras en un intento de recuperación de la independencia perdida unos años antes.
Porque toda ocasión es buena para tergiversar y manipular la historia. Y se manipula a Francisco de Javier, hermano pequeño de aquellos caballeros que lucharon en Amaiur en otra de las defensas, ante el ejército castellano, de la independencia de Nabarra. Que salió de su tierra para estudiar en París y que no volvió a pisar su Javier natal. Y lo reconvertimos en el representante genuino del llamado nacional-catolicismo, español, por supuesto.
Y las instituciones navarras, salvo honrosas ocasiones, también se olvidan de que el 3 de diciembre fue declarado el año 1949, en el exilio interno de Iparralde, el Euskararen Nazioarteko Eguna – Día Internacional del Euskera, por la Sociedad de Estudios Vascos Eusko Ikaskuntza. Sociedad, y esto hay que recordarlo una y otra vez: la Diputación de Nafarroa fue cofundadora de esta sociedad en 1918 junto a las otras tres diputaciones de Hegoalde.
Y aprovechando que Carlomagno pasó por nuestra ciudad en el año 778, destruyéndola, y siendo derrotado en la Batalla de Orreaga, nos apuntamos a una llamada y pretendida ruta cultural llamada Via Carolingia, en la cual se le llama a Carlomagno padre de Europa. No sé que concepto tenía de Europa Carlomagno, pero me lo imagino al saber que el monumento que en honor a Roldán estaba en el alto de Ibañeta, mandado construir por la entonces Diputación de Navarra en el año 1934, en el centenario del descubrimiento de la Chanson de Roland (no el actual, desfigurado pero no eliminado), sino otro del cual quedan los restos esparcidos por las campas del citado puerto, fue visitado con todos los honores por los jefes de los militares nazis que ocupaban Iparralde en la 2ª Guerra Mundial. Y también hay que dar a conocer, pues es un dato ignorado que Carlomagno organizó, en su afán por unificar Europa, 52 guerras en 44 años de reinado, y que tan sólo se registran tres años de paz en los primeros 32 años de su mandato. ¡¡Vaya padre de Europa!!
Y se sigue manipulando la historia y se homenajea a las fuerzas armadas (españolas por supuesto), guardia civil y policía nacional, en la Colegiata de Roncesvalles, con la excusa del VIII Centenario de la Colegiata y su colaboración en la lucha (¿?) contra el covid. (Lucha que no debió de ser muy exitosa dado la segunda ola que estamos soportando€). Y la inevitable visita, prevista para el mes de febrero, del rey de los españoles, Felipe VI, conocido como el Preparao€, hijo y sucesor, y no porque el pueblo lo haya pedido ni elegido, de Juan Carlos I, el campechano de las cuentas suizas, nombrado por otro «demócrata de toda la vida»…
Y podríamos seguir…
Así que, celebremos el Nafarren Biltzarra / Día de Nabarra soñando en un día en que este pueblo vuelva a ser soberano, siendo dueños de nuestro destino. Sin estar sometidos a una autonomía que a las primeras de cambio se elimina porque «tenemos que estar unidos». Pero, unidos, ¿a quién?
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