La jefe de la oposición en Galicia, y candidata del BNG, analiza el futuro que se abre después de los últimos resultados electorales
Ana Pontón encabeza un BNG que ha conseguido pasar de los seis escaños en el parlamento gallego a los diecinueve, unos resultados que la convierten en la jefe de la oposición. ‘Ahora mismo me toca a mí afrontar esto, como le podría tocar a cualquier otro compañero, porque afortunadamente tenemos una cantera inmensa en el nacionalismo y esta es nuestra fuerza’, dice, mostrando signos de su sencillez y modestia.
– Una de las principales sorpresas de la noche electoral fueron los resultados del BNG. ¿Qué destaca de ellos?
– En primer lugar, quiero dar las gracias a las más de 300.000 personas que sabemos que votaron con mucha ilusión la candidatura del BNG y quiero decirles que comienza un nuevo ciclo y que, realmente, con estas elecciones no se ha terminado nada. Hay un flujo político enorme en torno al proyecto que representamos y estamos más cerca de alcanzar su objetivo. En esta campaña se ha visto que Galicia tiene una dinámica propia, que Galicia ha optado por aparecer como pueblo y lo ha hecho con una gran ilusión en torno al proyecto del BNG. No es cuestión de desalojar al PP y basta, sino de tener un proyecto alternativo y hoy este proyecto es más fuerte. Estoy convencida de que en 2024 conseguiremos finalmente que Galicia tenga un gobierno encabezado por el BNG.
– ¿A qué responde este aumento de votos?
– Aquí se ha hecho un trabajo muy intenso durante años, también en los últimos cuatro años, en el que hemos optado por la renovación del BNG, lo que va dando sus frutos, basada en principios y en el reconocimiento de toda la labor que ha hecho esta organización. Creo que también son primordiales la coherencia, los principios y, sobre todo, tener un proyecto de país para el futuro. Es verdad que tenemos sin cumplir el objetivo de establecer un gobierno alternativo al del PP, pero durante estos dos días la cosa que más me sorprende es que la gente se vuelve hacia nosotros con gran ilusión y nos dice: ‘En 2024 estaremos allí’. Trabajaremos estos cuatro años para continuar construyendo esta hegemonía social alrededor del BNG y, de este modo, dar una alternativa de futuro a este país.
– Habla de la renovación. ¿Un BNG con muchas mujeres a la cabeza en un gran cambio de ciclo que se percibe a escala social?
– Creo que en este siglo vemos una nueva ola de feminismo que hace que muchas mujeres no acepten tener que seguir viviendo en una sociedad que nos discrimina con la violencia machista y que creen que tenemos que dar un gran salto hacia la igualdad. Y en Galicia es el nacionalismo el que, a escala política, canaliza las ganas de moverse que necesitamos para vivir en una sociedad y en un país donde las mujeres sean libres e iguales. En estas elecciones, muchas mujeres votaron al BNG con el sueño de tener una presidente en Galicia por primera vez. Siempre digo que debemos estar en la política no para ocupar cualquier espacio, sino para cambiar la realidad y para que éste sea un país donde las mujeres puedan salir del terreno pegajoso que es la precariedad, la falta de oportunidades, teniendo que superar más barreras… Las mujeres que hoy estamos en el BNG, y con muchas responsabilidades, tanto en el ejecutivo como en el ámbito institucional, tenemos que trabajar para conseguir que todo el impulso y las ganas de transformación que el feminismo aporta florezcan en la política y se mantengan para que quienes vengan después tengan más oportunidades.
– Escuchando algunos análisis de los resultados electorales, da la impresión de que Galicia no existe políticamente. ¿Los resultados son consecuencia de ‘una dinámica endógena del país o no?
– Hemos visto que en las elecciones gallegas la dinámica es muy diferente. De hecho, creo que se votó y fue un debate muy en clave de país, muy centrado en la realidad gallega y que hay una apuesta clara en donde cala el discurso del BNG. Cada vez son más los gallegos que creen que necesitan su proyecto propio, centrado en nosotros y que pretende defender los intereses de este país. También hay una reacción al centralismo que ha habido esta última década. Vivimos una nueva ola nacionalista que crecerá mucho. Para ello, también debemos seguir trabajando en la línea de dejar muy claro que el nacionalismo es quien defiende una alternativa social y quien se centra en los problemas que tiene la gente.
– El PP hizo campaña con ‘Galicia, Galicia, Galicia’ y ni Vox ni Ciudadanos ni Podemos obtuvieron representación. ¿Esto demuestra la dinámica propia de Galicia de la que hablaba?
– Es claro que Galicia es una nación y que tiene un peso en las dinámicas políticas. El PP en Galicia marca diferencias respecto al Estado por una cuestión táctica, pero hay que decir que a efectos prácticos Feijóo representa exactamente lo mismo que Casado. Tenemos un desafío, que es desmontar la imagen que tienen algunos gallegos que creen que el PP defiende los intereses de Galicia. Esto no deja de ser un fraude en términos políticos y prácticos, porque lo único que nos ha mostrado Feijóo es que su principal preocupación es la defensa del PP y de una idea de España que es exactamente la misma que la que puede defender Casado. El hecho que ha sido más novedad en esta cita electoral es que por primera vez se rompía lo que parecía una tendencia: parecía que si el PSOE era fuerte en el Estado, esto debilitaba el papel del nacionalismo. Pero hemos demostrado que es posible tener un proyecto propio y romper esta tendencia. Esto abre una gran línea de trabajo para el futuro. No nos debemos de poner límites.
– Los resultados del BNG se han comparado con los de 1997, cuando obtuvieron dieciocho escaños, pero en ese momento no había prácticamente competencia a la izquierda, era el PSOE de Felipe González. Y ahora el PSOE, como acaba de decir, gobierna en el Estado español y también dirige tres diputaciones de cuatro y cinco ciudades de siete…
– No estamos en el 97, porque el pasado no vuelve nunca y, quizá para mí, la cuestión más importante es esto que he dicho antes: que el BNG tenga un proyecto que no depende de que a los demás les vaya mal. Tenemos apoyo social cuando enviamos los mensajes correctos y cuando lo hacemos bien. Es esto que nos muestra el resultado electoral y, sobre todo, ahora tenemos que aspirar a superar los récords de las últimas décadas con el convencimiento de que el BNG es un proyecto para la mayoría. La sociedad ve los partidos de una manera muy diferente como en los años noventa. Nos encontramos en un contexto en el que mucha gente está dispuesta a apoyar un proyecto que le entusiasma, un proyecto centrado en el país y que no tiene sede en Madrid. Si algo consolida este resultado es que en Galicia hay un espacio muy amplio para el nacionalismo y creo que esto se va viendo. Se premia la coherencia, los principios y la unidad y que el proyecto no depende de Madrid. Todo ello también nos debe llevar a reflexionar sobre la gran responsabilidad que tenemos en este momento, sobre todo en cuanto a continuar ampliando nuestra base social, porque veo posibilidades inmensas.
– En aquellos lugares donde ha habido movilizaciones, como en la región de Verín, En Mariña y también O Grove, se ha detectado una bajada importante del PP…
– Son ejemplos que enseñan que la movilización es capaz de frenar las políticas de desmantelamiento, como el caso de ‘Verín no se cierra’: una zona en la que el PP tuvo un castigo evidente en las urnas, sobre todo porque experimentó una pérdida de votos muy importante. No podemos caer en el modo cainita de devaluar el trabajo social que se ha hecho, porque el PP haya ganado las elecciones. La movilización social es un elemento muy importante de la conciencia. Vienen cuatro años en los que la movilización será clave por la crisis económica. Visto quién gobernará aquí, seguramente pasará que se tomarán más medidas de austeridad y continuarán las privatizaciones. Contra esto tendremos que articular un gran movimiento social que debe ser la base para que haya un cambio político en 2024.
– ¿Y cuáles serán las urgencias que marcará el BNG en materia de salud y atención social?
– Hay que reforzar el sistema sanitario público. Covid-19 evidencia que sin la salud pública el desastre puede ser de gran tamaño. Aquí sabemos que la salud está afectada y la primera cosa que hay que hacer es reforzar la atención primaria, protegernos de la privatización y valorar a aquellos profesionales que nos han demostrado la importancia que tienen, porque la salud no funciona por los edificios sino por los profesionales inmensos que trabajan en ella. No podemos permitir que el sistema gallego de salud sea la principal ETT de Galicia con una precariedad insoportable. Trabajaremos en el Parlamento para forzar estos debates y para que haya cambios.
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