Esta semana se ha activado la Internacional Progresista (https://progressive.international/), una nueva organización mundial que quiere construir una alternativa política, cultural y social en el mundo en que vivimos. El proyecto nace con el apoyo de nombres importantes del pensamiento y el activismo de todo el mundo, y llama mucho la atención por el modelo de organización y participación que propone y también por las consideraciones ideológicas que hace.
A diferencia de las internacionales anteriores, esta nueva organización no agrupa partidos nacionales -con un partido representando cada nación o Estado-, sino que quiere reunir individuos y organizaciones, partiendo de un punto de vista muy plural. Se propone coordinar acciones a escala mundial, construir una plataforma de reflexión y pensamiento y poner en contacto medios progresistas de todo el mundo con una perspectiva de lucha por una serie de valores: democracia, descolonización (que todas las naciones puedan determinar su futuro libres de presión), justicia, igualdad, liberación personal, solidaridad, sostenibilidad, ecología, paz, postcapitalismo (recompensar todas las formas de trabajo, aboliendo el culto al trabajo), prosperidad (erradicar la pobreza e invertir en un futuro de abundancia compartida) y pluralidad (celebrando y alentando la diferencia).
El proyecto nace de la plataforma de apoyo a Bernie Sanders en Estados Unidos y del movimiento por la Democracia en Europa, cuya cabeza más visible es Yanis Varufakis. Y entre los impulsores se destaca la presencia de la primera ministra de Islandia, Katrín Jakobsdottir; de Noam Chomsky; de Naomi Klein; de Carola Rackete; de Arundhati Roy; y de Rafael Correa, por ejemplo. Pero es muy significativo y alentador que entre los miembros del consejo haya gente prácticamente de todo el mundo, gente que ha luchado por los derechos personales, culturales, nacionales, sociales y ambientales, en situaciones tan diferentes como los derechos de los pueblos de Micronesia, las libertades civiles en Rusia, los derechos sociales en Egipto, los derechos de la mujer en Brasil y la lucha contra el cambio climático en las islas Fiji. El hecho de que desde el principio esta Internacional Progresista abarque con normalidad los intereses de países pequeños y grandes, de luchas muy consolidadas y poco conocidas hace patente que las cosas se pueden hacer de otra manera.
Al respecto, es especialmente interesante, y estimulante, la nueva manera de hacer que proponen. Ningún cuerpo ideológico cerrado ni dogmático, sino una voluntad de crear a partir de la pluralidad y alentando la diferencia. Y es muy revelador, y denota un gran conocimiento del mundo actual, que esta nueva Internacional apele los medios que quieran a formar parte de ella -cosa que VilaWeb ya ha hecho, inscribiéndose en la misma-.
En estos momentos de desorientación general y de desencanto con las organizaciones tradicionales, la Internacional Progresista puede abrir nuevos caminos, frente al dogmatismo y los intereses de la política tradicional de partidos. Pero también puede ser un referente para determinar cómo se deben organizar hoy los movimientos. Pienso concretamente que el modelo -no la organización en sí, sino la manera de hacer que propone- podría ser una manera, también, de romper la parálisis creada por los partidos políticos para recuperar el pulso y la fuerza del movimiento independentista en los Países Catalanes.
- Supongo que muchos lectores deben tener curiosidad por saber qué piensa esta internacional del problema catalán. Acaban de empezar y de manera explícita no dicen nada, pero entre los miembros del consejo hay mucha gente que ha tomado posición contra la represión española y en favor de derecho de decidir. Además, su discurso anticolonial es de entrada incompatible con la negación del derecho de autodeterminación.
VILAWEB