Voltaire decía que la política es el camino por que los hombres sin principios pueden dirigir a los hombres sin memoria. Quiero pensar que todos los recursos ideológicos del país se aprovecharán durante el confinamiento para hacer memoria y para hacer frente, definitivamente, a los hombres sin principios. En los tres campos cruciales de la vida -el buen gobierno, la democracia y la salud- el Estado español nos ha declarado, desde el verano de 2017, que la cohabitación con él es absolutamente imposible. Nos han demostrado que les da absolutamente igual que los catalanes nos sintamos bien o mal tratados, que haya democracia y justicia o no para nosotros y, finalmente, que vivamos o muramos. ¡Les da absolutamente igual! Por encima de cómo nos tratan, por encima de la democracia, por encima de la salud y de la vida, están sus cojones de proyecto nacionalista, desaforado y militarizado, que en siglos no ha cuajado. ¿Y quieren que ahora funcione? Por favor. De acuerdo, estemos calladitos. No cortemos la Meridiana ni vayamos a Urquinaona. Ahora, lo que tenemos que hacer nosotros, una vez pase este horror, es aprovechar la primera brecha que haya para reactivar nuestra República. Por salud democrática y salud corporal y mental, nos va todo. El Estado español no ha superado ninguna de las tres grandes pruebas que tenía: 17A, 1-O y el Covid-19. En los tres nos ha querido humillar, castigar y reprimir. Y esto tiene un resultado y un precio. Como tenemos memoria, marcharemos dejando atrás los Sánchez, Icetas, los Iglesias y todo el régimen borbónico putrefacto al que apoyan. No somos de ese mundo.
RACÓ CATALÀ