Josep Lluís Carod-Rovira: ‘La paciencia tiene un límite’

Entrevista al político y escritor, que se muestra crítico con la situación actual del independentismo

Josep Lluís Carod-Rovira (1952) ha sido presidente de Esquerra y vicepresidente de Cataluña. Pero ahora vive la política activa en segundo plano, y estos días presenta ‘Diversia.cat’ (*), una colección que divulga la historia y el pensamiento de los Países Catalanes. En esta entrevista realizada ayer en Barcelona hablamos de ello, pero también y sobre todo hablamos de actualidad política, y de los caminos que el independentismo tiene por delante. Carod reclama diagnóstico, autocrítica y estrategia unitaria. Y es crítico con el momento actual.

– Vienen elecciones españolas. ¿Cómo debe ir a ellas el independentismo?

– Puede ir como hasta ahora, de manera diferente, o no ir.

– ¿No ir?

– Todas las fórmulas son válidas si responden a una lógica y una dinámica pensada. Pero si vamos como ahora, sin nada que se le parezca…

– ¿Y usted cómo lo haría?

– Ahora pensaba en ello. ¿Qué cosas debería hacer el independentismo? Pues tres cosas. Primero, tener un diagnóstico compartido de qué ha pasado. Queríamos una República Catalana, que fuera independiente y reconocida internacionalmente. No tenemos República, no es independiente y no somos reconocidos internacionalmente. De todas las estructuras de Estado sólo tenemos una, que ya la teníamos: la gente. El pueblo. La gran diferencia con el 6 de octubre de 1934 es que entonces había políticos, pero no había un pueblo nacional, con conciencia nacional por detrás. Pues ahora tenemos un pueblo con conciencia nacional. Pero es evidente que las cosas no han salido como queríamos. Reconozcámoslo.

– Segundo punto.

– La famosa carta de navegación. Todos sabemos que queremos ir hacia la independencia. Pues debemos saber cuál es la solución. Hasta ahora parecía que era un referéndum pactado con el Estado. Debemos saber si sigue siendo el instrumento. Tienes presidente y algún expresidente que dicen que sí. Y tienes algún expresidente que dice que no. Que nos digan cuál es. Pero no puede ser es que nos digan simultáneamente instrumentos diferentes.

– ¿Y el tercer elemento?

– Para mí es muy importante simplificar, aclarar y reforzar el liderazgo. ¿Quién está en frente? ¿El presidente de Barcelona, o el de Waterloo? ¿El presidente de ERC, el presidente de la Crida, el de Juntos por Cataluña? ¿El presidente de las entidades? ¿De cuál? Esto se debe aclarar. Un proceso debe tener un rostro público identificado. No podemos tener setenta. No nos tomarán en serio. Y finalmente…

– Finalmente…

– Alguien tiene que rendir cuentas ante la sociedad con sinceridad y honestidad explicando cuál es la realidad del país. Saldremos ganando si alguien sale y dice: lo intentamos, la represión fue más bestia de lo que preveíamos, nosotros no hicimos previamente todas las cosas que teníamos que hacer, y ahora lo volveremos a intentar para que esta vez salga bien. Y queremos la independencia, y esto es irrenunciable. Y la buena gente pondría confianza en quien dijera eso. Pero no puede ser que haya simultaneidad de mensajes políticos, de liderazgos políticos y de soluciones políticas. Todo a la vez no lo compra nadie. La paciencia tiene un límite.

– No acabo de ver claro si el desatascador, para Carod, es el referéndum pactado.

– Sólo tienes dos fórmulas: puedes tener un apoyo a la independencia tan grande que con un golpe de silbato paras el país no un día, sino dos meses. Este es el estadio que pensábamos que teníamos cuando pensábamos que las calles eran siempre nuestros, hasta que vimos que los demás también salían y las calles eran suyas, aunque vinieran de fuera a llenar las calles. La otra opción es encontrar un desatascador democrático. Las urnas. España no hará nunca un referéndum pactado. Ni por cultura, ni por vocación, ni por voluntad. Por tanto, el referéndum pactado será forzado. Y sólo lo podemos forzar desde dentro.

– ¿Cómo?

– Todavía no hemos presionado lo suficiente como consumidores y clientes, y ciudadanos. Hay gestos de la llamada desobediencia que ya hemos visto cómo hacen reaccionar a España: prisión, multas, exilio. Pero, en cambio, nadie te puede decir que tengas que tener siempre la misma compañía de gas, agua, electricidad, telefonía o entidad bancaria. Esto lo decides tú. Hablo de que un buen día, por la mañana, 100.000 personas se den de baja de una de estas entidades.

– Lo ha hecho un poco la ANC.

– Hay mucha gente que no es socia de la ANC. ¿Cuántos son? Cuarenta mil. Yo hablo de que quede claro que es una campaña de país. La pela es la pela, también para los españoles. La única forma que tiene un país desarmado, como es Cataluña, y una ciudadanía en una economía de mercado, es tocarles la corteza económica. Y que sus empresas, bancos, y telefonías, digan que (el asunto) debe resolverse, porque si no se van a hacer puñetas. Y la otra es que, como ciudadanos, habrá un momento que tendremos que hacer gestos de más claridad pacífica y multitudinaria. En enero comienza la época de ‘calçotades’. No es igual hacerla en Valls que en la Jonquera. Pero todo esto no se puede improvisar. Es un proceso serio. Nos llegamos a creer que todo sería más fácil. La independencia no se improvisa. Y aquí, creo, la hemos ida improvisando. Esto se debe coordinar: no puede ser un solo partido, una sola persona o una sola institución. En estos días analizo los procesos de independencia de treinta y cinco países del mundo. Procesos exitosos. Y ves que no se improvisan, que son unos cuantos años, que la represión es durísima y que no hay ningún caso igual. Tenacidad, trabajar duro muchos años. Dijeron que seríamos independientes en dieciocho meses. Y la gente y se lo creyó. No podemos vender humo.

– ¿Cómo vería hacerlo por la vía de unas elecciones y no de un referéndum? Un día el parlamento tiene el 60% de los votos y al día siguiente nos plantamos en plaza.

– Yo escribí el libro ‘2014’ que un día lo teníamos que resolver en las urnas. Y en las urnas se puede resolver de dos maneras: con un referéndum de autodeterminación, que entiende todo el mundo, o con unas elecciones plebiscitarias. Pero estas elecciones no pueden ser el resultado de una improvisación, como me parece que fueron aquellas elecciones de 2015. Para mí no es mala vía. Todos los pasos son buenos si son pensados en la línea de conseguir el resultado final. Pero a mí hay algo que me preocupa.

– ¿Qué?

– Yo siempre he dicho que no era nacionalista. En el sentido de que no creo que mi país sea mejor que el de los demás. Pero sí soy nacional. Y creo que es un error el olvido, o menosprecio, de los factores nacionales. Si hacemos todo esto es porque somos una sociedad nacional diferenciada. El olvido o el desprecio que algunos líderes del independentismo tienen por la lengua del país da miedo. El catalán ha dejado de ser, en la política, la lengua de referencia. ¿Somos una nación, o nos conformamos con lo que dice Pedro Sánchez, un territorio? Yo no veo a la gente gritando ¡somos un territorio! Una nación tiene una lengua nacional y una cultura nacional. Y este apartado va quedando cada vez más atrás. Parece como si el proceso de emancipación fuera, sólo, un proceso de regeneración democrática y de reforma social. Lo es. Pero fundamentalmente es un proceso de emancipación nacional.

– Entiendo el rendimiento de cuentas. Pero también veo una cosa: una corriente antipolítica y demagógica.

– Tiene toda la razón. En algún lugar he dicho que nos fuimos animando mutuamente: pueblo y gobierno nos fuimos animando. El gobierno decía: Tranquilos, vamos haciendo los deberes. ¡Adelante, decía el pueblo! También hay una parte de responsabilidad que corresponde a los ciudadanos. La improvisación fue colectiva. No sólo los partidos y las instituciones. Pecamos todos de inexperiencia e ingenuidad. No lo podemos volver a hacer de la misma manera. Volveremos a despeñarnos.

– ‘Tenemos que cambiar de clase política de arriba a abajo.’ ¿Está de acuerdo?

– Hay de todo y bastante. Hay gente que creo que tiene una opinión muy valiosa. Tanto entre los que están en prisión, como entre los que están en el exilio. Pero también tenemos que ver si los que están en la cárcel, o fuera, tienen margen de maniobra, y qué visión de la realidad tienen. Porque la gente que hay en la cárcel tiene la visión que les transmiten quienes los visitan más regularmente. Y en el exilio también debe ir según las visitas que reciben. No veo que se tenga que renovar por renovar, en el sentido de ‘prescindir de’. No se ha de prescindir de nadie, pero sí se deberían aportar elementos nuevos. Y seguramente contar con gente con experiencia política. Sobre todo en lugares clave, como los departamentos de Interior y Exteriores. En estos lugares deben estar las personas mejor preparadas. Haber sido alcalde y mandar la policía local es muy importante, pero seguramente no es suficiente. O hablar correctamente inglés es importantísimo, pero tienes que tener una agenda propia, contactos. Quizás no estaría mal volver los ojos atrás y ver cómo por Interior ha pasado gente que hoy todavía es considerada. Muy bien considerada.

– ¿Desea volver a tener un papel más activo?

– No forma parte, en absoluto, de mis prioridades.

– Respecto de la sentencia, ¿qué reacción debería haber?

– La respuesta es la de siempre: puede haber muchas, y todas buenas. Pero sólo tiene sentido si no son respuestas inflemadas. Una vez me encontré con Michel Rocard, exprimer ministro de Francia, que en Córcega me dijo, cenando: ¿Qué, los catalanes, todavía hacen estas manifestaciones tan bonitas en la calle? Y la política, ¿cuándo? ¿Cuándo empezará a hacer política? Yo creo que al proceso le falta empezar a hacer política. Queremos construir un Estado y eso no se improvisa.

– Pasamos a la colección ‘Diversia’. ¿Por qué comienza ahora una colección de libros?

– El nivel de conocimiento que hay de la realidad cultural, política y social de los Países Catalanes en las generaciones jóvenes es prácticamente inexistente. Ves y escuchas cosas increíbles. La intención es que la colección sirva de instrumento útil para aquellos que sólo con que aparezca ‘Países Catalanes’ ya los comprarán, y para aquellos que los comprarán a pesar de que aparezca. Porque si quieren saber del comunismo, del anarquismo o del esperantismo, aquí lo encontrarán todo.

– ¿Quién le hará el comunismo, por ejemplo?

– Xavier Domènech. Cuando le dije que era sobre los Países Catalanes tuvo la misma reacción que Núria Cadenas, que hará el feminismo; Francesc Fontbona, que hará el Arte, o Bernat Joan, que hará la lengua: no sólo lo aceptó, sino que le hace ilusión. Porque los vínculos son mucho más subterráneos de lo que parece.

– ¿Quién le hará el anarquismo?

– Jordi Martí Font. Ves que en los Países Catalanes, lo que llega tarde es el comunismo; el anarquismo ya estaba aquí. Será, tanto por los temas, como por los autores, el ámbito cultural de los Países Catalanes. Sacaríamos cuatro o cinco títulos al año. Mi papel será de director: hago propuesta de temas y autores y me leo a conciencia los originales.

– ¿Desea añadir algo?

– Insisto en que el punto sensible que podemos tocar en el proceso de emancipación nacional es el económico, porque hay sectores que hacen negocio y viven de la dependencia económica de Cataluña. Y estos sectores trabajan para la minoría privilegiada que vive en Madrid, y que chupa de todo el Estado. Es sobre estos sectores sobre los que debemos incidir. No tenemos más vías. Hemos descartado la vía militar. Y no seremos mayoría en el parlamento español. No lo olvidemos nunca: hay gente que hace negocio con la independencia de Cataluña. En España, sí, pero aquí también.

(*) https://www.vilaweb.cat/noticies/pages-editors-crea-la-nova-colleccio-diversia-cat-per-divulgar-la-historia-i-la-cultura-dels-paisos-catalans-2/

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