Sucesivas pérdidas territoriales del reino de Navarra. |
¿Qué navarro no ha estado en Gipuzkoa, Bizkaia y Araba? ¿Qué navarro no tiene parientes en aquellas tierras?
¿Quien no ha oído hablar de las guerras carlistas en las que salieron a luchar al unísono navarros, alaveses, guipuzcoanos y vizcaínos?…
Todos somos conscientes de que en los cuatro territorios hay un sinfín de afinidades que seria prolijo enumerar: Euskara, bertsolarismo, poesía, música, dantzas, manera de administrarse…. tradiciones, leyendas, mitos… costumbres… deportes y folclore autóctonos… etc etc.
Sabemos que, cuando los mencionados territorios estaban incluidos en el reino de Navarra, al euskara se le denominó “lingua navarrorum”.
Sabemos también que en 1512 ocho de cada diez habitantes de la Alta Navarra vivían en zona netamente vascoparlante.
También está probado que a finales del siglo XVII había pueblos en la zona media de Navarra (caso de Uxue) en donde muchos no entendían otro idioma que el euskara. (Ver aquí).En cambio, también hay gente que desconoce que Navarra ha sido mucho más extensa que lo es en la actualidad y que desde ese desconocimiento opinan que entre estos territorios y Navarra nunca ha habido nada en común….
Sin olvidar que el reino de Navarra también se extendía por tierras de Iparralde, en el presente escrito trato de demostrar que la actual Rioja, Bureba, Álava, Vizcaya, Guipúzcoa fueron parte de Navarra.
Además intento que quede claro que nuestro reino, mientras fue independiente, siempre reivindicó estos territorios.
Año 1127, Alfonso VII de Castilla y Alfonso I “el Batallador” rey de Pamplona y Aragón (1104-1134), firmaron el pacto de Támara (Támara de Campos, Palencia).en el que se fijaban los límites de ambos reinos.
Según el acuerdo, Castilla devolvía las tierras conquistadas tras los asesinatos de los reyes García “el de Nájera” (1035-1054) y Sancho IV «el de Peñalén» (1054-1076).
Dentro de Navarra quedaban por tanto Araba, Bizkaia, Gipuzkoa, La Bureba, Belorado, La Rioja y la Extremadura soriana hasta San Esteban de Gormaz.
Alfonso el Batallador decía gobernar desde Belorado hasta Pallars y desde Bayona (Lapurdi) a Monreal (actual provincia de Teruel).
Los condados de Aragón, Sobrarbe, Ribagorza estuvieron bajo el rey de Navarra desde el siglo IX.
Tras la muerte de Alfonso el Batallador ocurrida en 1134, los reinos de Navarra y Aragon se separaron y siguieron rumbos distintos.
Tras «el Batallador» comenzó a reinar en Navarra García V Ramirez «el Restaurador». A este rey le sucedió Sancho VI «el Sabio» que reinó desde 1150 hasta 1194.
Casi a finales del siglo XII Navarra ya había perdido a manos de Castilla los territorios de la la Extremadura soriana, la actual Rioja (hasta Agreda) y los de La Bureba.
LAUDO ARBITRAL DE LONDRES DEL AÑO 1177.
Tales conflictos motivaron a que Sancho VI de Navarra y Alfonso VIII de Castilla acudieran al rey de Inglaterra para que actuara de mediador y juez de las disputas territoriales que ambos reinos mantenían.
Enrique II de Inglaterra dictaminó que Navarra debía renunciar a la Bureba y a parte de la Rioja.
(Durante tres siglos los ingleses ocuparon tierras vasconas y aquitanas, al otro lado del Pirineo,. De ahí que digan que el reino de Navarra empieza en Hondarribia)
En tiempos de Sancho VI el Sabio, padre de Sancho el Fuerte, se produjeron las pérdidas de la Bureba, la Rioja y del señorío de Vizcaya (tal señorío no abarcaba ni las Encataciones ni el Duranguesado)
Al finalizar el siglo (entre los años 1199 y 1200) reinando Sancho VII el Fuerte tuvo lugar la pérdida del Duranguesado, Álava y Guipúzcoa por invasión, manu militari, de aquellos territorios navarros.
NAVARRA REIVINDICÓ SIEMPRE SU INTEGRIDAD TERRITORIAL.
Estando enfermo y creyendo que iba a morir, Alfonso VIII de Castilla hizo testamento en 1204.
En dicho testamento prometió devolver las tierras conquistadas «injustamente” a Navarra.
REIVINDICACIÓN DE LOS REYES DE LA CASA DE CHANPAÑA.
Murió nuestro rey Sancho el Fuerte. Su sucesor Teobaldo I, año 1234, quiso pactar con Fernando III de Castilla el casamiento de su hija Blanca con el príncipe heredero Alfonso, pero reclamando, simultáneamente, la devolución de las tierras occidentales, y en especial Álava, y Guipúzcoa cosa que como todos sabemos no ocurrió…
Decía Garibay al respecto: «El rey Theobaldo no solo repugnaba esto, diziendo auerse hecho aquello con violencia contra todo derecho, más aún pedía, que deuian ser restituidas a la Corona de Navarra todas las tierras desde Atapuerca, lugar cerca de Burgos, pidiendo a Bureba, Rioja, Alaua, y aún Guipúzcoa y Vizcaya y las merindades de Castilla la Vieja, como en los tiempos pasados auian andado en la misma corona» (lib. XXV, cap. VI).4
Carlos de Viana en su “Crónica de los reyes de Navarra” escrita en el siglo XV capítulo 3 del libro 3 dice que el siguiente rey de Navarra, Teobaldo II, también reivindicó las tierras perdidas por su tío abuelo Sancho el Fuerte.
DINASTIA CAPETA
Pasaron los años, Juana I de la dinastía de Chanpaña casa con Felipe rey de Francia en 1274. Durante 50 años años los reyes viven en París hasta que en tiempos de Juana II (año 1328), Navarra vuelve a tener reina propia.
DINASTÍA DE LOS EVREUX
Corazón de Carlos II de Navarra en la iglesia de Santa Maria de Uxue.
El hijo de Juana II, Carlos II de Navarra, retoma la vieja y nunca olvidada reivindicación territorial.
La guerra civil que vivió Castilla desde mediados del siglo XIV fue la ocasión:
Pedro I el Cruel de Castilla estaba en plena guerra civil contra su hermano bastardo Enrique de Trastamara.
Cuando las Grandes Compañías francesas expulsaron del trono castellano a Pedro I, éste buscó la protección de los ingleses, que controlaban Guyena, (Aquitania) y buscó la alianza de Navarra.
En Libourne (23 de septiembre de 1366) se firmó el tratado de alianza entre Pedro I de Castilla, Navarra e Inglaterra, representada por el Príncipe Negro, heredero de aquella corona y lugarteniente en Guyena.
El objetivo fundamental era que las Compañías del Príncipe Negro invadieran Castilla y repusieran en su trono a Pedro I.
Navarra colaboraba en el empeño mediante la aportación de 2.000 hombres y el consentimiento para que el ejército aliado pasara por su territorio.
A cambio, Carlos II planteó la devolución de Guipúzcoa, Álava y La Rioja a su reino, además de Fitero.
Pedro I aceptó entregarle Álava y Guipúzcoa y ciertas plazas de La Rioja (Logroño, Navarrete, Calahorra, Alfaro y Fitero), pero quedó pendiente de la decisión del Príncipe Negro el destino de Treviño, Nájera, Haro, Briones, Labastida y otras localidades además del señorío de Vizcaya que, como hemos dicho, no abarcaba toda la Bizkaia actual.
En 1363-64 Pedro IV de Aragón prometió entregar a Carlos II Álava, Vizcaya, Guipúzcoa, si ambos monarcas lograban apoderarse del reino castellano,.
Al final, la guerra civil de los castellanos se dirimió a favor de Enrique de Trastamara.
Carlos II de Navarra tuvo que retirarse de tierras riojanas y de Guipuzkoa y Álava en donde lo habían ayudado los más tarde irreconciliables oñacinos y gamboínos.
Desde años antes, Carlos II logró tener como vasallos a estos banderizos que nutriendo sus tropas participaron en las campañas militares navarras en Francia de 1351, 1353, 1359 y 1364, y contra Aragón, en 1362 y 1363. (Ver aquí)
Tras ser desgajados de Navarra, en los territorios de las actuales Gipuzkoa, Bizkaia y Araba hubo tiempos de revuelta y guerra entre dos irreconciliables clanes familiares.
Tales enfrentamientos fueron especialmente cruentos durante el siglo XV y se mantuvieron hasta el siglo XVI.
Gamboínos y oñacinos en su lucha de «cuál ser más y mandar más» aspiraban a controlar aquellos territorios..
Los Gamboa (gamboinos), Gevara, Balda, Olaso, Abendaño y Salazar tuvieron como aliados a los agramonteses y al Reino de Navarra.
Los Oñaz (oñacinos) Lazcano, Mújica y Butrón tuvieron como aliados a los beamonteses y a la Corona de Castilla.
Cuando la invasión de 1512, el partido de los oñacinos, (pro Castilla) era el predominante en aquellos territorios.
Ignacio de Loyola era oñacino, mientras en la actual Navarra fue el hijo del II Conde de Lerín (Luis de Beaumont) quien ayudó a Castilla en el invasión de Navarra y en la expulsión de Catalina y Juan, sus legítimos reyes.
PÉRDIDA DE LA SONSIERRA.
En el siglo XV Navarra perdió definitivamente los territorios de la Sonsierra (1461-1463) que hoy se hallan repartidos entre Alava y la Rioja.
En 1512 los ejércitos castellanos ocuparon el entonces reino independiente de Navarra. Fracasaron varias tentativas de expulsar al invasor (1512-1515-1522.. etc.)
Los castellanos se retiraron de la Baja Navarra en 1530 recuperando los legítimos reyes aquel territorio que quedó en manos de Enrique II.
LA DINASTÍA DE LOS ALBRET TAMBIÉN REIVINDICÓ LA TERRITORIALIDAD NAVARRA.
Enrique II rey de Nabarra, hijo de Catalina de Foix y Juan de Albret, llamado “el sangüesino” por haber nacido en esta villa, mandó a su secretario Miguel de Olite escribir los derechos sobre territorios, villas y señoríos correspondientes a la corona de Navarra.
Miguel de Olite reflejó su trabajo en seis cuadernos donde propuso “hacer probança” de cómo el reino comprendía: “Guipúzcoa, Bizcaya y Alaua y mucha parte de Rioja hasta el olmo de Burgos”.
Las Cortes de Navarra al morir Fernando el Católico envían a su nieto Carlos sucesor en las coronas de Castilla y Aragon la siguiente petición (año 1516):
«Como el reino de Navarra ha sido y es reino por sí e tiene su chancillería, y antiguamente solían ser así del dicho reino la provincia de Guipúzcoa e tierra de Álava, por especial la villa de Los Arcos con sus aldeas y la villa de San Vicente, Briones y Laguardia con sus aldeas e tierras, los cuales ha poco tiempo que se enajenaron, y hay causa para ello y es todo uno, en que el rey católico mandó hacer la unión del reino de Navarra a Castilla, suplicamos a Su Majestad que a su dicho reino de Navarra, ahora esta seiñalada merced y tierras, lugares sobredichos, mande venir con Navarra et sean incorporadas y agregados por siempre a la jurisdicción y chancillería del reino de Navarra«. (Más información pinchando aquí)
MEMORÁNDUM BEAUMONTÉS DEL AÑO 1540 SOBRE LA RESTITUCIÓN DE NAVARRA, ENVIADO AL REY DE NAVARRA, ENRIQUE II.
Nuestro rey Enrique intentó muchas veces que su hija Juana se casara con Felipe II, y estuvo cerca de conseguirlo, con lo que hubiese recuperado para sí Navarra.
El Consejo de Castilla hizo que Carlos V no tuviese en cuenta tales propuestas.
Es curioso que en el marco de estas negociaciones, sean los beaumonteses, parcialidad que ayudó a los castellanos a invadir Navarra, los que ahora reivindiquen para Navarra los territorios perdidos siglos antes.
Ahí va un párrafo del mencionado memorándum beaumontés enviado a Enrique II de Navarra.:
“Quanto a lo que pertenesce a V. Alteza, según lo que solía extender este Reyno antiguamente como es pública voz y fama que era señor de Guipúzcoa, Vizcaya y Alaba y mucha parte de Rioja, hasta el holmo de Burgos; como por la sepultura que antiguamente los reyes de Navarra tenían en Nájera y otras ciudades y villas que hoy en día parescen las armas de Navarra; anssí como en Logroño y en otros lugares y de poco acá se han borrado. Vuestra Alteza podrá remitir a la probança que en esto se podrá hazer; siendo concordes V. Alteza y el Emperador, assí por scripturas y chrónicas que sobre este caso con voluntad y mandamiento de las dos partes se podría buscar y se hallaría. En esto será bien asentar un capítulo de justicia que, mostrando por scripturas o qualquiera otra probançca sufficiente que sean de la corona deste Reyno, que todo ello se retituya, assí como antigoamente solía, no obstante qualquiera lasso y discurso de tiempo. Y no les valga prescripción ni otro derecho alguno…” (Ver aquí texto completo)
Ni que decir tiene que tanto el matrimonio entre Felipe II y la princesa navarra y la devolución de Navarra nunca se llevaron a cabo.
REMORDIMIENTOS Y MALA CONCIENCIA DE LOS REYES DE CASTILLA TRAS LAS INVASIONES DE 1200 Y 1512.
Es conocido que en 1204, ante una grave enfermedad, Alfonso VIII de Castilla hizo un testamento en el que prometía devolver a Navarra todo lo que ocupó en 1200, si “Dios le devolvía la salud”.
Don Alfonso recuperó la salud pero olvidó por completo la promesa hecha en situación tan delicada.
“En lo que toca al reino de Navarra, nos remitimos a lo que va escrito en una hoja suelta, firmada de nuestro nombre, inclusa en este testamento, y aquello mandamos que se cumpla como cláusula y parte de él”.
La hoja suelta desapareció, aunque existe una copia del siglo XVII en la que se afirma que decía:
“En lo que toca al reino de Navarra… para mayor seguridad de nuestra conciencia encargamos y mandamos al serenísimo Príncipe don Felipe, mi hijo y sucesor en todos nuestros reinos y señoríos, que haga mirar y con diligencia examinar y averiguar ella; y sinceramente, si de justicia y razón seré obligado a restituir el dicho reino…”
http://ujue-uxue.blogspot.com.es/2015/07/navarra-siempre-reivindico-la-actual.html?m=0