¿Hay que reconsiderar la pregunta?

Ayer Iceta propuso una nueva pregunta para el referéndum. Una pregunta totalmente fuera de lugar y que no tiene ninguna posibilidad, ni una, de éxito. Pero, visto dónde estamos ahora, cuando ha pasado un largo medio año desde que la pregunta se hizo pública, pienso que ha llegado la hora de considerar si tiene sentido mantenerla tal como se pactó. O si la situación ha cambiado lo suficiente para proponer otra.

Han pasado siete meses desde que la pregunta se hizo pública. Y creo que las cosas se han ido clarificando mucho, en este tiempo. La tercera vía es un camino simplemente inexistente. El Estado español no tiene ningún interés en realizar una oferta. Duran, además, no ha conseguido que le hicieran caso y los teóricos avalistas de la tercera vía ya no esconden una profunda decepción. A estas alturas, de hecho, no creo que Unió tenga ningún problema con una pregunta más directa y clara. Duran ya no es capaz de impedirlo. Iniciativa, no lo sabría decir, si sigue considerando esencial la presencia del sí-no para unirse al consenso. Y, además, los nuevos actores, los socialistas que ya no son del PSC y ‘Podemos’, supongo que también deberían decir su opinión.

Pero, pensando en todo esto, yo también tengo la duda que hace unos días expresaba Vicenç Villatoro: ¿no sería mejor cambiar la pregunta y votar directamente sí o no a la independencia, una pregunta binaria?

Técnicamente, legalmente, no hay ninguna dificultad. La pregunta actual sólo es el fruto de un acuerdo político entre partidos. Y si los mismos partidos se ponen de acuerdo la podrían cambiar. La pregunta pactada en diciembre, de hecho, ya ha hecho el trabajo que tenía que hacer: aclarar muchísimo el panorama político catalán. ¿Pero hay que insistir? Personalmente creo que la única condición para debatirlo debería ser el mantenimiento de la unidad de los firmantes originales. Si esto se salva, ¿por qué no se puede cambiar y ser aún más claros y rotundos?

Tengamos en cuenta que en Escocia la primera propuesta era una pregunta de tres respuestas y se cambió a la actual, de dos. Votar sí o no a la independencia es mucho más claro desde el punto de vista internacional y evita interpretaciones capciosas. Insisto en ello: visto sobre todo que los posibles votantes del sí-no a estas alturas ya saben que no habría ninguna vía a explorar por parte del Estado. Y que, de hecho, lo único que harían es votar que no.

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