Entrevista Salvador Cardús: «Casi nadie se llama a sí mismo nacionalista ni de convergencia»

Sociólogo y miembro del Consejo para la Transición Nacional (@salvadorcardus)

Para el sociólogo, una Cataluña independiente es la solución para resolver las tensiones y la mala relación que existe entre Cataluña y España.

 

– Cataluña ha cambiado mucho en los últimos años, ¿qué factores han motivado el cambio?

El proceso de construcción del país desde 1980 hasta ahora, aunque entonces era una situación infinitamente más precaria para el proyecto nacional catalán. El fracaso de la reforma del Estatuto de 2006 es claramente el punto de cambio en el pensamiento político y las actitudes políticas de los catalanes. El cambio de registro ha crecido de manera exponencial hasta el punto en el que estamos.

 

– ¿Algún otro motivo?

La actitud que desde España y desde algunos liderazgos políticos importantes se tuvo sobre nuestra derrota en el Estatuto ha permitido el cambio de mentalidad y dar ese salto que era difícil o poco previsible. España tiene una actitud con voluntad de humillación ante la que nosotros hemos reaccionado y quiso aprovechar la derrota del Estatuto para acabar de laminar las posibilidades de autogobierno no sólo para progresar sino incluso para hacer retroceder lo que se había conseguido.

 

– ¿Cómo se debe explicar el momento en que nos encontramos? ¿Es nacionalismo, identidad, sentimiento…?

Es un cambio netamente político en el sentido de lo que es la capacidad de gobernar de manera inteligente el destino del país con voluntad de prosperidad. El castellano sigue siendo mayoritario en la televisión, en los quioscos o entre los jóvenes. Por tanto, no es una cuestión identitaria, tampoco de nacionalismo en el sentido más clásico de la palabra porque si lo fuera, estarían al frente a los nacionalistas y hoy en día no queda casi nadie que se diga a sí mismo nacionalista ni de convergencia. Lo mismo ocurre en cuanto a la cuestión identitaria. Si esto fuera un movimiento identitario, Cataluña no tendría éxito futuro porque hay mucha gente que habla español y que tiene raíces fuera de Cataluña; sería absurdo pensar que es un movimiento de pureza étnica.

 

– ¿Como definiría la sociedad catalana en este momento?

Como una sociedad altamente politizada y con capacidad de grandes movilizaciones y de un compromiso continuado, porque no es sólo el día de la Vía Catalana, sino que hay una cantidad impresionante de actos públicos, encuentros, debates, etc., y las redes que hierven con discusiones de carácter político. Por tanto, en un momento cuando todo el mundo dice que hay desafección política y desconfianza, resulta que en Cataluña vivimos el momento de mayor compromiso y de interés político de los últimos tiempos. La sociedad catalana tiene un elemento diferencial en relación con otros territorios, y es que aquí hay un proyecto que produce ilusión, un proyecto en positivo.

 

– Precisamente esta movilización ¿qué importancia tiene en el proceso?

Es fundamental, es la expresión de la toma de posición de la sociedad catalana. Sin esta toma de posición por parte de la gente, la política no habría sido capaz de hacer el cambio y el giro que se ha producido porque los líderes políticos tampoco pueden distanciarse demasiado de lo que son las expectativas de los ciudadanos. Hasta 2006 las expectativas de los catalanes no pasaban por la independencia, todo era muy teórico e idealista, y esto ha cambiado radicalmente. Que los políticos asuman el liderazgo institucional significa que la inspiración estaba y la gente lo ha expresado.

 

– Hablemos de ideas de futuro: ¿cómo debería ser el país que estamos construyendo?

La expectativa de la independencia tiene cuatro aspectos fundamentales. El primero es la voluntad de más democracia, de un sistema político radicalmente democrático. Está comprobado que en el marco español no hay manera de salir de los vicios permanentes, sino que retrocedemos. La Constitución se ha convertido en una especie de prisión de la que no es posible salir y España no muestra capacidad para atender las expectativas democráticas como la ley del aborto o los desahucios. Es un enrocamiento de la política institucional al margen de las expectativas populares.

 

– ¿Habla de consultas, listas abiertas?

Es la ley de financiación de partidos, la ley electoral, los referendos, de la transparencia en la gestión política, etc. Todo lo que se asocia a la calidad de la democracia.

 

-¿ Qué ideas más…?

La prosperidad. Un país que no es capaz de prosperar en temas económicos, particularmente, no es un país que pueda ofrecer una justicia social adecuada a los ciudadanos. Cataluña tiene una potencialidad de prosperidad económica enorme por la capacidad emprendedora, científica o de investigación. La tercera cuestión es la posibilidad de participar como un actor de primer orden en los grandes debates internacionales para poder aportar nuestras ideas para explicar cómo imaginamos Europa o cómo hemos sabido resolver cuestiones como la inmigración o la supervivencia de una lengua. Tenemos cosas que contar al mundo e ideas para aportar.

 

– ¿Cuáles deberían ser estos escenarios internacionales?

Para mí el de Europa es clarísimo. Deberíamos ser capaces y estamos en muy buena posición para hacer propuestas de regeneración del proyecto europeo, por ejemplo en la línea de proponer unos Estados unidos de Europa que pudieran resolver los problemas que hay ahora de legitimidad política.

 

– ¿Y el cuarto aspecto?

Aunque hace cuatro años quizá podía sonar extraño, con la independencia podremos resolver definitivamente las malas relaciones con España. Cuando seamos independientes y en una relación entre iguales, tenemos que rehacer los vínculos y superar de una vez por todas la mala vecindad que hace siglos que arrastramos.

 

– ¿España tiene esa voluntad?

Actualmente no, porque hasta que no nos independicemos los políticos españoles harán todo lo posible para evitar este proceso y nos seguirán amenazando de todo. Pero al día siguiente de haber conseguido la independencia, quizás tendremos que esperar unos meses para que se les pase el disgusto, pero luego la necesidad y la realidad económica, familiar o geopolítica hará que estas relaciones se rehagan de manera muy positiva y mucho más rápido de lo que todos se imaginan.

 

– ¿Cuál es la lectura que hace de los resultados de las europeas?

Destacaría primero la victoria inapelable de ERC en las capitales de provincia y también en ciudades donde les había sido claramente difícil, como Terrassa , Sabadell o Cerdanyola, o Tortosa. En segundo lugar, el incremento de la participación respecto a los años anteriores en un contexto muy difícil. Finalmente, si sumamos los partidos favorables a la consulta, superamos ampliamente el 60% y doblamos el voto a favor de la consulta.

 

– ¿Son unos resultados optimistas de cara al nueve de noviembre?

¡Sí, por supuesto! Mucho, mucho, mucho. Hay que seguir en esta línea porque esto todavía refuerza más todo el proceso y hace mucho más difícil que el 9 de noviembre pase lo que no debe pasar, que es ir a votar.

 

– Desde Cataluña, ¿qué mensaje se ha dado a Europa?

Pues de más participación y de una mayoría a favor de la consulta. Pendientes como están de nuestra situación, estoy seguro de que toman nota del voto soberanista de Cataluña.

TOT SANT CUGAT