El cantautor Lluís Llach ha afirmado que la independencia es la única salida que tiene Cataluña. «Después de sesenta años de observación de nuestra convivencia con España, yo diría que la independencia es la única solución». Así de claro se ha mostrado en una entrevista realizada por la periodista Eva Piquer y publicada en el libro «Catorce de cara al 2014. Conversaciones sobre la vida, el país y la independencia» (Acontravent).
Llach, citando al filósofo Xavier Rubert de ventós, asegura que «nos equivocamos cuando pensamos que haciendo pedagogía algún día nos entenderán». «Ya nos han entendido hace tiempo, pero no hay nada que hacer». Y añade que la conclusión es cosa de poco tiempo. «Creo que el Estado español como proyecto de futuro alentador, donde los pueblos puedan formar parte de un Estado desde la libertad y la tolerancia, tiene los días contados «.
Además, el cantautor ampurdanés defiende la idea de los Países Catalanes: «Creo firmemente como un proyecto de futuro. La economía hará el trabajo que no hemos sabido hacer ni política ni culturalmente. Los Países Catalanes son, para empezar, una necesidad económica». Pero descarta toda uniformización: «Cuando digo Países Catalanes no quiero decir una comunidad única, sino una especie de confederación de países».
Preguntado por si cree que la lengua catalana tiene futuro, Llach se muestra optimista. «La lengua no la veo en peligro, no correrá peligro si nosotros no lo queremos». Pero advierte que «sería un escarnio a la historia que ahora que podemos mantener y defender nuestra situación cultural, no lo aprovecháramos».
También explica su desconfianza hacia los Estados. «Haber nacido en este país me ha hecho entender que la formación de los Estados tal como los conocemos se ha hecho a base de aniquilar identidades y colectivos enteros. Ningún Estado, ni el español ni el francés ni el inglés, no puede decirse que se haya construido sobre cimientos realmente democráticos», apunta.
Os reproducimos a continuación un fragmento de la entrevista que Eva Piquer ha realizado a Llach:
¿La liberación nacional pasa por tener un Estado propio?
Soy de procedencia anarquista y eso del Estado me cuesta mucho digerir. Yo al Estado no le doy un papel solucionador de problemas, lo veo como un problema él mismo. Pero, después de sesenta años de observación de nuestra convivencia con España, yo diría que la independencia es la única solución. Como dice Xavier Rubert de Ventós, nos equivocamos cuando pensamos que haciendo pedagogía algún día nos entenderán. Ya nos han entendido hace tiempo, pero no hay nada que hacer. Creo que el Estado español como proyecto de futuro alentador, donde los pueblos puedan formar parte de un Estado desde la libertad y la tolerancia, tiene los días contados. Que hoy en día todavía se pueda decir que Euskadi no es un problema político me indigna. La política antiterrorista es el fracaso más estrepitoso de España en los últimos cincuenta años. Que se vayan a inventar leyes que roen los derechos humanos, o los rasgan directamente, para impedir que un diez por cierto de la población vote, me parece un disparate. Y de Cataluña, ya no hablamos. Que se carguen proyectos de futuro aprobados por un ochenta por ciento del Parlamento catalán… Son cosas muy difíciles de explicar a los europeos.
¿Crees que la lengua catalana tiene futuro?
Sí. La lengua no la veo en peligro, no correrá peligro si nosotros no lo queremos. Supimos mantener y defender la lengua en condiciones adversas. Sería un escarnio a la historia que ahora que podemos mantener y defender nuestra situación cultural, no lo aprovecháramos. La lengua nos define como entidad, nos permite identificarnos, pero no nos hace una nación. Si un día la mayoría de este pueblo decide que la lengua ya no es necesaria, yo eso no lo identifico como una pérdida de identidad nacional. En cualquier caso, el problema no viene de los inmigrantes. En Cataluña las olas migratorias han sido una constante, hace muchos siglos llegaron aquí casi un 40% de occitanos. Para ti y para mí, España es una referencia. Pero dentro de veinte años, muchos hijos de la inmigración actual ya no tendrán como referencia el marco español.
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