Carta a Alfonso Rus del padre de Nilo Marín, el portero del Girona muerto el sábado. Leída por Jordi Basté en Rac1
El pasado domingo, el equipo de fútbol Olímpic de Xàtiva, de Segunda B, no guardó un minuto de silencio en memoria de Nilo Marín, el portero del Girona CF que había muerto el día anterior en un accidente de tráfico. El Olímpic, jugaba contra el Llagostera y quien impidió este gesto fue Alfonso Rus, presidente del club y también dirigente del PP, presidente de la Diputación de Valencia y alcalde de Xàtiva. Hoy Jordi Basté, en RAC-1, ha leído una carta de Víctor Marín, el padre de jugador, dirigida a Rus.
‘Mi nombre es Víctor Marín. Soy de aquellos hombres que cuando les toca sentarse en los despachos de la gente importante bajan la mirada y se esconden las manos por la vergüenza que a veces me produce enseñarlas, llenas de llagas y rasguños de tanto trabajar. Yo me senté en su mesa. El desprendimiento de un muro en la carretera de acceso al castillo de la ciudad que usted gobierna me hizo venir corriendo hasta Xàtiva; había que hacer una actuación de urgencia, había que estabilizar la zona de deslizamiento para evitar que fuera a más. Con la ayuda de su secretaria y la informática terminamos rápidamente un pequeño presupuesto para poder poner manos a la obra y hacer una actuación de urgencia.
Sentados a su mesa yo le expliqué en qué consistían cada una de las actuaciones descritas en la oferta: el saneamiento del talud, los anclajes, el hormigón proyectado. Usted dio el visto bueno y me lo firmó con la condición de que la actuación fuera inmediata. Y así fue. En pocos días el problema ya fue resuelto. Quizás con estos datos que le he dado pueda recordarme, o, al menos, sabe de qué le hablo. Este sábado pasado he vivido el peor episodio de mi vida, se me ha matado un hijo en la carretera. Un joven de veinte años, deportista, buena persona, amigo de todo el mundo. Cuando digo de todos quiero decir de todos, de catalanes, de valencianos, de madrileños y de todos los países y de todos los colores. Mi hijo se llamaba Nilo Marín López-Pastor, nacido en Mataró, catalán de raíz, bisnieto de aragonés y nieto de andaluces por parte de madre. Estudió en los maristas de Mataró y actualmente estudiaba tercero de ciencias de la actividad física en la Universidad de Girona.
Como padre (no sé si lo es usted), imagínese el dolor que tengo dentro de mí. Mientras escribo esta carta tengo que secar las lágrimas que me bañan las gafas que llevo para poder ver de cerca. Mi hijo era el portero del filial del Girona, era aquel chico de veinte años muerto el sábado cuando iba a entrenar, por el que los jugadores del Llagostera, compañeros y conocidos del Nilo, le querían rendir un partido de homenaje haciendo un minuto de silencio antes de empezar el partido contra su equipo. Pero usted se negó respondiendo que si se había muerto un portero del Girona lo sentimos pero no nos incumbe. Que si era tan importante hacer ese homenaje que se lo hicieran el día que jugaran en su casa.
Pues sí. Allí le haremos este pequeño homenaje. Pero seguro que no voy a bajar la mirada ni me esconderé las manos, las llevaré como siempre, con rasguños, bien desnudas y orgullosas de trabajar para quien sea, sean catalanes, valencianos, madrileños, de un color o de otro. Nil era catalán, y mucho. Como yo. Y lo era el día en que me senté a su mesa para resolver un problema. Porque nosotros, los catalanes, tanto si somos independentistas o no, somos gente de alma, carne y hueso como ustedes. Ustedes que el domingo nos discriminaron, como dicen en algunos tuits, porque este portero era un nacionalista y no tenía cabida hacerle un homenaje en su casa.
Seguro que aquel 19 de noviembre de 2012 a usted le habría importado bien poco saber si yo era nacionalista o no, si mis hijos lo eran o no. Pues hoy, aquel hombre de las manos reventadas continúa con el teléfono en las manos por si alguien de Xàtiva, de Madrid o de Sevilla le necesita y le puede ayudar. Esta es la gran diferencia entre usted y yo.
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