Entrevista Salvador Giner: «En el futuro Estado catalán el castellano debe ser oficial, pero el catalán debe ser hegemónico»

«Las lenguas se pierden por desprestigio. El día que el colegio de médicos, de abogados o de ingenieros hablen castellano, estamos perdidos «

 

 

Salvador Giner es sociólogo y presidente del Instituto de Estudios Catalanes (IEC) desde el año 2005. El próximo mes de junio abandonará el cargo después de haber agotado los dos mandatos de cuatro años.

 

¿Goza de buena salud el catalán?

La respuesta es compleja. La buena salud está, en la ONU y la UNESCO no sale reconocida como una lengua en peligro de extinción. Pero eso no quita que la situación sea grave. El IEC ya publicó hace 10 años una declaración solemne, de las que hacemos poquísimas, sobre la lengua alertando sobre una situación preocupante.

 

¿Y en estos 10 años hemos empeorado?

Se deben distinguir dos cosas: los ataques contra el catalán, que son clarísimos. Por parte del gobierno del PP en Valencia, ahora del gobierno de Aragón, la conducta de Bauzà sacando a las islas del Instituto Ramón Llull… Hay una serie de actividades indudables de las que cualquier persona puede hacer una lista y es evidente que hay un ataque. No es una denuncia que pueda hacer una persona paranoica y con manía persecutoria, sino que son hechos evidentes.

 

¿Y la segunda?

Los procesos históricos más impersonales, que tienen lugar en todas partes. Hay una erosión constante de las lenguas minoritarias e incluso de las mayoritarias en un contexto más grande, que es más complicado de analizar. La erosión del catalán viene de mucho antes de 1714 por razones históricas. El reino de España tenía un centro y la expansión del castellano fue mucho más potente. Estos procesos macro históricos no nos favorecen últimamente porque la televisión es muy potente en otros idiomas, los recursos de nuestra televisión y radio no son tan potentes, la inmigración masiva de hispanohablantes ha sido inmensa desde los cincuenta…

 

Teniendo en cuenta todo esto… ¿Debemos ser optimistas o pesimistas?

En este sentido no se puede ser optimista ni fatalista. Son hechos. Estuve diez años en la Universidad de Reading, en uno de los departamentos de lingüística más importantes del mundo, y el profesor David Crystal, el jefe de departamento que tiene un libro magnífico que se llama ‘The death of languages’ (‘La muerte de las lenguas’), explica que en el mundo mueren lenguas cada semana, pero se trata de tribus de 1.000 o 1.500 personas.

 

No sería nuestro caso.

No, pero nosotros tenemos un problema muy serio. Ignoramos cómo se pierden las lenguas. Las lenguas se pierden por desprestigio.

 

¿Pero es el caso del catalán?

El día que el colegio de médicos, de abogados o de ingenieros hablen castellano, estamos perdidos. Se trata de la estructura social, el catalán debe ser una lengua de prestigio en ciertos lugares. El inmigrante andaluz, por ejemplo, que ahora ya es mayor y ya los hay de 50 y 60 años que han nacido aquí, debe querer estudiar catalán por si quiere ser médico. El prestigio de la lengua es más importante que la violencia física.

 

¿Y esto siempre ha sido así?

Los romanos llegaron aquí con un par de legiones, conquistaron la Península Ibérica y tenías toda la Península Ibérica hablando bajolatín. Cuando aquí alguien dice que hace más fino hablar castellano eso es lo que ha pasado en Perpiñán. Un amigo mío, el malogrado Jean Borreil, fíjate que el nombre es Joan Borrell, que era profesor en la Universidad de Nanterre en París, sus padres le hablaban francés porque hacía más fino. Los padres decían que querían que el chico prosperara y fuera a París.

 

¿Dónde más vivimos situaciones como ésta?

Mi padre es de Alicante y tengo familia allí. Veo que en Alicante y Valencia ciudad el valenciano ya es una lengua divertida, de la calle… votan al PP… Ya no les preocupa la lengua de los abuelos. A los de aquí arriba nos ven diferentes. Y yo lo entiendo, porque hubo un momento en que Cataluña se adoptó una posición política que consistió en arreglar el Principado pero sin ponernos en los Países Catalanes. Fue una decisión política y tenemos estos problemas.

 

¿Por dónde pasa la protección del catalán para evitar que lo perdamos?

No soy reaccionario elitista, pero debemos procurar que no lo dejen de hablar la gente que tiene responsabilidades importantes. Por ejemplo: en el Estado de Texas se habla mucho el castellano, sí. Pero en el campo, en Houston, no. Tenemos un problema grave en Perpiñán y Valencia y el que no lo vea va mal.

 

¿El catalán vive en un entorno hostil?

Sí. Un entorno difícil y hostil. Se puede decir tranquilamente.

 

¿La mejor protección para el catalán es que Cataluña tenga un Estado propio?

El problema fundamental es que Barcelona es nuestra bendición y nuestra enfermedad. España es bicéfala: una parte se la han hecho ellos con el poder económico y político, con más de 200 años de acumulación de poder. Nosotros en cambio nos lo hemos hecho todo. Barcelona la hemos hecho solos. Es internacional, cosmopolita… En 1714 quedó destrozada pero la volvimos a hacer.

 

Somos tan de firmes los catalanes…

Piensa que los catalanes somos un poco insultantes, irritamos constantemente a los españoles, les sacamos de quicio. Somos tercos, pacientes… y ahora se nos ocurre tener un Estado propio y lo encuentro muy bien. Y en el IEC lo apoyamos plenamente. Yo tengo que decir que la fórmula federal no me molesta pero es imposible porque en España no hay federalistas. Tenemos que ir ganando terreno porque el heroísmo del día a día es muy complicado. Un ejemplo es la inmersión lingüística en algunos barrios.

 

Una inmersión que ha sido clave para vertebrar el país.

Mientras tengamos una masa crítica de inmigrantes o hijos de inmigrantes que crean que el catalán es importante, lo tenemos salvado.

 

¿El Lapao es la demostración de hasta qué extremo puede llegar la voluntad de ir reduciendo la presencia del catalán?

 

Es parte de esta cadena de erosión que sufren algunos territorios de habla catalana. El problema es que no tenemos un enclave potente urbano en esa zona. Fraga y Mequinenza están bien pero no hay una gran ciudad. Las lenguas se salvan por las ciudades. En Cataluña no tenemos nada perdido porque estamos muy concienciados pero la erosión es constante. El Lapao es el último acto anticatalán.

 

¿En un futuro Estado catalán, el castellano debe ser lengua oficial?

Sí. Mi opinión personal es que el castellano debe ser oficial pero el catalán debe ser hegemónico. Y aprender inglés y alemán. Desde 1714 en que estamos dentro del Reino de España. Ha habido una penetración del castellano, una inmigración masiva, leyes, prensa… No debemos ser provincianos y ridículos, haría al francés cooficial por si alguna vez recuperáramos el territorio francés y aquí el castellano, pero el catalán hegemónico.

 

¿Con el castellano oficial no sería continuar de una forma muy similar a la actual?

No porque es un proceso de persuasión cívico y pacífico. Debemos trabajar para que la visibilidad del catalán sea tan potente como la del castellano sin marginar a éste.

 

¿No marginar el castellano significa hacerlo oficial o hay un término medio?

Debe haber cooficialidad con la hegemonía del catalán. Se pueden tomar una serie de medidas para que el catalán, de las dos, sea la primera. Por ejemplo, si tienes un teléfono que te dice: para el castellano pulsa el uno y para el catalán el dos, es psicológico. Se procurará que el catalán sea el uno y el castellano el dos. Procurar que la primera elección sea el catalán.

 

Y eso sin conflicto.

La ventaja de la independencia es que elimina la ambigüedad, pero hay que ser un Estado democrático que garantice la libertad de todos, que haya escuelas en castellano… En Nueva York hay escuelas en yiddish y polaco. Debemos ser muy cuidadosos y procurar que nadie se sienta marginado. Es un esfuerzo que se traducirá en gasto pero debemos aceptar estos costos. ¿O es que sólo queremos unir por la patria?

 

¿Cree que este es un debate que debe iniciarse ahora o que ya se decidirá si se consigue la independencia?

El debate debe ser ahora. No hay más alternativa.

 

¿Garantizar la oficialidad del castellano en un futuro Estado catalán sirve para convencer a los catalanes castellanohablantes de que en el proceso hacia la independencia no se marginará a nadie?

Sí, y se debe repetir muchas veces. Y es una manera de tener a los grupos ultras anticatalanes callados. Ahora están callados porque ven que somos mayoría.

 

¿El auge del independentismo es un fenómeno estructural o coyuntural?

Las dos cosas. Hay una infraestructura permanente que ni el franquismo pudo eliminar y después, y siento decirlo, está la oscilación. Todos los fenómenos sociales, sobre todo los macrosociales, son cíclicos. Esto está probado por el gran sociólogo italiano Wilfredo Pareto.

 

¿Así pues, podemos ver cómo el independentismo retrocede?

Podemos perder fuelle. Hay gente que no es consciente de ello. Es muy posible que dentro de dos o tres años sea un buen momento para los traidores o los que se quieren acomodar y decir: sí, catalanes, pero no tanto.

 

Pero dentro de dos o tres años seguramente ya habrán pasado cosas muy importantes.

En 2014 aguantaremos porque está la conmemoración de 1714.

 

Por lo tanto, podríamos llegar a la hipotética consulta con el ciclo arriba de todo.

El problema es que no tolerarán que se haga la consulta. Esta gente que son neofranquistas y que algunos eran franquistas de jovencitos ahora invocan la Constitución, cuando se podría modificar.

 

¿No quedará más remedio que apostar por la Declaración Unilateral de Independencia?

Por eso debería haber una mayoría aplastante en el Parlamento, que no hay.

 

¿Y cuál es la salida?

El enfrentamiento con España, pero necesitas la mayoría del pueblo catalán.

 

Pero este enfrentamiento deberá terminar de alguna manera.

Sí, la solución es la independencia, pero debemos tener mucha paciencia y continuar. Convencer a Europa es muy difícil y la gente sólo piensa en Madrid. Esto es un error. En Bruselas están hartos de Kosovo, no quieren más complicaciones ni ningún nuevo Estado, deberíamos volver a entrar. Es muy difícil.

 

¿A corto plazo no vislumbra solución?

Demostrar que la vía de la negociación está agotada. Y convencer a mucha gente. Y encima el CNI nos está enredando, tal como se puede ver ahora con el caso de Ziani. También puede haber una solución similar a la de los vascos, con su autonomía.

 

Con este panorama que describe tenemos todas las puertas cerradas.

Tenemos que abrirlas. Es el heroísmo de la cotidinianeidad. No busques la épica.

 

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