La conquista de la Baja Navarra

 

Ilustración.

Tras el sometimiento de Tudela y de la práctica totalidad de la Alta Navarra, los españoles se volvieron hacia la Baja Navarra, cuya defensa encabezaban dos viejos enemigos, el señor de Agramont y su rival el beaumontés señor de Lusa. El coronel Villalba, como vanguardia del ejército que mandaba el mismísimo duque de Alba, se puso en marcha hacia allí con cerca de cuatro mil hombres, sometiendo de paso aldeas que hasta entonces no habían visto pasar a los destacamentos invasores por sus inmediaciones. Incendió el pueblo de Orreaga-Roncesvalles y asaltó el viejo monasterio, y pasó a continuación a Ultrapuertos. La principal plaza bajonavarra era Donibane Garazi (San Juan de Pie de Puerto), que estaba dotada de un cinturón amurallado y un castillo en la parte más alta de la colina en que se asienta la ciudad. Lamentablemente, como ocurría con la mayoría de los castillos del reino, estas defensas eran medievales y anticuadas, y no estaban preparadas para resistir los embates de la artillería, por lo que eran presa fácil para un ejército moderno, cosa que conocían sitiadores y sitiados. Se produjeron escaramuzas y choques con tropas navarras en las cercanías de Mauleón, pero podemos decir que la zona había sido ya controlada para el día 10 de septiembre de 1512. Los navarros se dedicaron entonces a atacar las columnas españolas de abastecimientos, asaltándolas y desbaratándolas, hasta el punto que consiguieron que algunas unidades veteranas del ejército invasor llegaran a amotinarse por falta de paga y alimentos, aunque la cosa finalmente no pasó a mayores.

Los españoles dieron a Baja Navarra un trato especialmente cruel, como el mismísimo cronista español Luis de Correa, que sirvió como soldado del duque de Alba, dejó escrito. Correa relata que el obispo español Bernardo de Mesa dio carta blanca para que los soldados destacados a Baja Navarra destruyesen y saqueasen cuanto quisiesen, puesto que los navarros, como aliados de los franceses, eran considerados herejes. Dice, de manera literal, que les dio licencia «para usar de ellos como esclavos, así viejos como mozos, mujeres y niños, y poseer sus bienes». En esta locura destructora localidades bajonavarras como Monjelos, Gárriz y Huarte ardieron por los cuatro costados, y el saqueo y las violaciones se repitieron durante días en toda la zona, en unos hechos que, posteriormente, el coronel Villalba justificaría por considerarlos necesarios para someter a la población mediante el empleo del terror.

http://www.noticiasdenavarra.com/2012/09/16/ocio-y-cultura/la-conquista-de-la-baja-navarra