El sábado 30 de abril de 2011 se reunieron más de 1.500 personas convocadas por la Conferència Nacional per l’Estat Propi (MxI) en el Palau de Congressos de la Fira de Barcelona en Montjuic. Aprovechando mi estancia en Cataluña durante estos días tuve la oportunidad de acudir al evento y participar en un acto democrático de primer orden.
La sociedad catalana en estos momentos presenta algunos puntos de gran fortaleza. Uno de ellos es, indudablemente, su potencia intelectual para mostrar un discurso desacomplejado en favor de la necesidad de acceder a un Estado propio. Otro, se refiere a la capacidad de movilizar en su defensa a una parte importante de la sociedad civil. El acto del pasado sábado se inscribe en este contexto. La convocatoria fue, en mi opinión, un éxito ya que concentró a más de 1.500 personas, al margen de partidos políticos, en la reivindicación de la independencia de la nación catalana.
La idea matriz de esta convocatoria radica en estructurar un movimiento que, con base en la antes citada capacidad de movilización de la sociedad catalana, sea capaz de reunir una Assemblea Nacional Catalana que proclame la independencia de Cataluña a través de un referéndum vinculante. Este poder ha sido puesto de manifiesto recientemente tanto en las consultas por la independencia celebradas en cientos de municipios catalanes, desde Arenys de Munt en 2009 a Barcelona en 2011, como en la multitudinaria manifestación del 10 de julio de 2010 como protesta contra la actuación general del Estado español frente a la nación catalana.
En el acto del pasado sábado se aprobaron, tras la correspondiente votación de las enmiendas presentadas, la Declaración de Principios, la Hoja de Ruta planteada y la elección de un Consejo Permanente formado por cien personas y una Secretaría de treinta. Se estableció el compromiso de un plazo de seis a ocho meses para convocar la ya citada Asamblea, bajo la responsabilidad de esta última.
Muchas personas de gran peso en la sociedad civil catalana estuvieron presentes o dieron su apoyo a la iniciativa. Entre ellos estaba Lluis Llach quien, en un tono pausado y más bien plano según él mismo afirmó es su estilo, terminó con un emotivo discurso, en el que la reivindicación de la independencia fue la referencia central. En el mismo, Llach dijo que “si Kavafis (con relación a su “Viatge a Ítaca”) hubiera sido catalán y no griego, habría dicho “viaje a Ítaca si , pero tan largo no”. Tras su intervención, el canto de Els Segadors constituyó la clausura del acto.
En el Palau de Congressos de la Fira de Barcelona no encontré ninguna persona de Euskal Herria salvo al incombustible Toni Strubell, que tantos años ha vivido entre nosotros, y que hoy ejerce de político en el Parlamento de Cataluña por Solidaritat per l’Independencia.
El sábado 30 de abril participé en un acto democrático de gran intensidad, aunque su proyecto no represente al conjunto de las opiniones que hoy se expresan en el ámbito del independentismo en Cataluña respecto al modo de declarar su independencia. Hay muchos que creen que debe ser el propio Parlamento de Cataluña, el actual, quien la declare y, una vez consolidada a nivel internacional, convoque el referéndum. En el acto del pasado sábado 30 de abril se expresó otra vía, al margen de las actuales instituciones surgidas de la estructura política del Estado español, basada exclusivamente en la sociedad civil.
No me siento con criterio suficiente para juzgar cuál de ambas vías puede constituir el camino más positivo hacia la constitución del Estado propio en Cataluña, en el conjunto de los Países Catalanes; puede ser que ambas sean complementarias, o puede que surja otra diferente. En cualquier caso, lo mismo que en el caso vasco, en la realidad de la nación navarra, ha de ser la fuerza de la propia sociedad la que impulse y determine este acto de libertad, de constitución democrática.
Publicado por Nabarralde-k argitaratua