«Las consultas han hecho más por cambiar la mentalidad del país que el proceso del Estatut»
El escritor y portavoz de Barcelona Decideix, Alfred Bosch, se muestra esperanzado a cuatro meses de la celebración de la consulta sobre la independencia. No sólo por las adhesiones recibidas y los miles de voluntarios que trabajan desde hace meses. Lo más valioso, asegura, son las conclusiones que la ciudadanía ha obtenido gracias a este movimiento.Consciente del riesgo afirma que la entidad trabajará para reavivar la movilización que, paulatinamente, ha ido menguando. El 12 de diciembre tendrá la primera oportunidad para conseguirlo con el inicio del voto anticipado.
Las consultas han bajado en participación. ¿Qué han pensado para frenar esta tendencia?
Lo primero que haremos será una prueba en la Barceloneta, a partir del doce de diciembre con la captación del voto anticipado. Por sobre todos los problemas, tenemos un problema de recursos. Barcelona es muy grande y se necesitan muchos recursos humanos y materiales para llegar a toda la ciudad. Sólo hay que ver lo que se gasta cualquier administración a la hora de convocar unas elecciones o un referéndum.
¿Y como lo conseguirán?
Como no tenemos este presupuesto lo que hacemos es, de entrada, fragmentar la ciudad. Para empezar hemos elegido un barrio que, por dimensiones, creemos que es asequible y que por medios no quedará.Queremos saber si con los medios necesarios podemos obtener un buen resultado. Nos interesa comprobar esto, una vez lo hayamos hecho, si funciona, ya sabemos cuál es la estrategia correcta. Si no funciona tendremos que plantearnos otras cuestiones pero, ante todo, debemos saber si el problema es de recursos.
Por lo tanto lo que pase el 12 de diciembre influirá en la estrategia de la organización de la consulta …
Para nosotros es fundamental. Lo es, primero, porque si los resultados son buenos, si hay participación, se puede invertir la tendencia de la que hablábamos. Además nos puede guiar y orientar como tenemos que seguir trabajando. Para nosotros los resultados de esta experiencia piloto en la Barceloneta, hasta cierto punto, es tan importante como lo puede ser el voto final del 10 de abril. Ese día llevaremos cuatro meses de voto anticipado por tanto ya sabremos, más o menos, donde estamos situados.
¿El pacto entre Barcelona Decideix y la conselleria de Gobernación seguirá tras las elecciones en caso de que el Departamento cambie de manos?
Sí, porque nosotros ya necesitamos el material en diciembre para recoger el voto anticipado. En cuanto acaben las elecciones lo pediremos y el consejero seguirá en funciones, como mínimo, unas semanas más. Si cambia el consejero no nos preocupa. Entendemos que el acuerdo es institucional y por tanto le pediremos el mismo el próximo que venga.
La iglesia, al menos algunas parroquias, ya han colaborado con la consulta. ¿Cuál será el papel del Arzobispado?
Entendemos que la iglesia católica, por el peso que tiene, es importante para nosotros. Pediremos que el Arzobispado ofrezca colaboración dada su misión pastoral, que está abierta a la sociedad. En los próximos días nos reuniremos con representantes del Arzobispado para concretarlo.
¿Les preocupa más la participación que el resultado de la consulta?
Barcelona Decideix quiere asegurar una buena participación en las mejores condiciones pero el resultado es muy importante. Ahora mismo la prioridad es que, todo el que quiera, pueda votar. No digamos que sea más importante, simplemente es el único del que nos podemos hacer cargo. El signo del voto lo decide cada uno según su conciencia.
En Barcelona ya hubo una consulta ciudadana, la de la Diagonal, que se hizo con muchos medios y fracasó. ¿Ve posible que la iniciativa de Barcelona Decide movilice más personas?
Tenemos un techo, que es el cien por cien, y un mínimo, el fracaso absoluto, que sería una participación del cero por ciento. Entre estos márgenes nos movemos. Las otras consultas no son cosa nuestra, no las organizamos.Somos conscientes de que los medios escasos no son ninguna excusa. Nos juzgarán por los resultados y sabemos que debemos cumplir con nuestra obligación, que es conseguir la mayor participación posible. Las interpretaciones ya las harán los observadores.
La consulta será el 12 de abril y las elecciones municipales el 22 de mayo. Algunos partidos consideran que puede ser un acto electoralista …
La última tanda de consultas se hizo un mes y medio antes de las elecciones catalanas. Nadie las criticó por electoralistas. Nosotros estamos haciendo lo mismo y exigimos el mismo trato. Hay tiempo de sobra, con la Semana Santa en medio. No estaremos en campaña y, por tanto, no veo por qué tenga que haber ningún problema.
¿Cree que la consulta puede influir en las municipales?
Me da igual. Me interesa más un referéndum sobre la independencia de Cataluña que no unas elecciones municipales. Estas elecciones quizás cambiarán el gobierno de la ciudad pero, en el momento de observarlo desde la atalaya de la historia, lo que realmente pesará serán las consultas. Si se compara, por ejemplo, el proceso del Estatut con el de las consultas y nos preguntamos qué puede haber contribuido más a cambiar el país, a cambiar las mentalidades, creo que las consultas han hecho mucho más aunque no sean vinculantes. El Estatuto sí es ¿y como ha acabado?
Finalmente la consulta se hará. ¿Se sienten presionados?
Sí, pero eso es bueno. A veces la única manera que se te vea, pasa porque alguien te considere una molestia. Creo que la consulta no es una molestia sino un derecho pero, si alguien no lo ve así y quiere hablar, fantástico. La cuestión es que la consulta sea sobre la mesa y marque la agenda. Esto es lo que nos interesa. No es un problema que seamos una molestia, más bien un incentivo.
El nombre de Barcelona en el mundo puede ser un motivo más de inquietud …
Nadie puede decir que una consulta en Barcelona no sea importante. Es la capital, la ciudad más poblada y tiene una dimensión internacional que no se le escapa a nadie. Paseas por el mundo y te encuentras más gente que conoce Barcelona que no Cataluña. Que esto ocurra no es positivo pero, ya que es así, ya que Barcelona tiene este predicamento y esta atracción, aprovechamos esto.
Los políticos, incluso algunos nacionalistas, se sienten incómodos con este movimiento …
Sí, en el sentido de que las consultas se salen del circuito político habitual.Algunos se oponen diametralmente pero la mayoría lo que les crea es incomodidad. La gente que se dedica a la política tiene muy claro qué debe hacer en unas elecciones o en un referéndum institucional. En el caso de estas consultas lo primero que dicen es que no saben si deben participar, si les tienen que dar apoyo o no. Esto, en general, los crea inquietud.
¿Las consultas proponen algo más que un debate sobre la independencia?
Más allá del resultado y de la pregunta, te encuentras cuando vas por los barrios que la gente termina discutiendo sobre la democracia. No tendremos que esperar hasta el 10 de abril para verlo, ya está pasando, es una repercusión de este proceso. El derecho a decidir no puede limitarse a hablar sobre la anchura de la acera de la calle. Las grandes cuestiones de país, las que interesan a todos y marcan el futuro de la sociedad, no pueden quedar al margen. Aquí es donde se ve si somos demócratas o no.