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EDITORIAL

Flandes, más cerca de la independencia

 

Los independentistas de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA) ganaron ayer por primera vez las elecciones en Flandes en lo que supone una sacudida aún no definitiva, pero seguramente irreversible, para el viejo Estado nación belga. La victoria del N-VA, que superó todas las expectativas, sumada al importante resultado obtenido por otras fuerzas soberanistas flamencas, debe leerse como un paso de gigante hacia la plena libertad del territorio de lengua neerlandesa. El triunfo de Bart De Wever no garantiza la emancipación inmediata de los flamencos que propugnan los líderes independentistas, ahora con el aval mayoritario de las urnas, pero consolida democráticamente la realidad nacional -lingüística, cultural y económica- flamenca y su hecho diferencial respecto al otro territorio con personalidad propia, la francófona Valonia. En el país del sur se impusieron los socialistas de Elio Di Rupo, que podría convertirse en el primer jefe de gobierno belga francófono en 31 años. La victoria de Bart De Wever ha sido abrumadora. Aunque los sondeos le daban como ganador, el líder independentista ha humillado en las urnas al partido Cristianodemócrata Flamenco (CD-V), liderado por Marianne Thyssen. Los democristianos deben conformarse con una segunda plaza en Flandes con unos resultados que descartan la articulación de un cordón sanitario unionista con otras fuerzas para cerrar el paso a De Wert. El desmoronamiento del CD-V es consecuencia del fracaso estrepitoso del premier Yves Leterme, que, al dimitir por quinta vez en tres años, abrió la puerta a la convocatoria de elecciones y al histórico sorpasso de sus socios menores de coalición, los independentistas.

El nuevo mapa político obliga a pactar una nueva reforma de la compleja arquitectura territorial de Bélgica, la sexta más importante desde 1830. La fórmula federal de convivencia entre el Norte neerlandés y el sur francófono, con Bruselas como isla valona en medio de Flandes, ha quedado hecha añicos. El siguiente paso es una confederación de los belgas que sitúa a Flandes muy cerca de la independencia. Y que cuestiona de lleno el modelo de la Europa de los Estados. Flandes ha vuelto a recordar que los pueblos -y sus derechos- van por delante.

EL PERIODICO DE CATALUNYA

Los independentistas flamencos se erigen en la primera fuerza belga

Los resultados impulsarán la negociación de una reforma que transforme el Estado en confederal
La Nueva Alianza Flamenca obtiene la victoria en las legislativas con 29 escaños en el Parlamento

El partido independentista Nueva Alianza Flamenca (NVA) obtuvo ayer una victoria arrolladora en las elecciones legislativas anticipadas belgas, al convertirse no solo en la primera fuerza política de Flandes, sino también en la primera de Bélgica. La NVA obtuvo el 29% de los votos en Flandes y el 18,4% de los votos en el conjunto del país, según los datos provisionales.

Este resultado electoral constituye un seísmo político en Bélgica, que reforzará la presión flamenca sobre la minoría francófona para aceptar una reforma institucional muy profunda que transforme el actual Estado federal en uno confederal, donde todo el poder resida en las regiones salvo lo que se acepte delegar en la Administración central.

Tras confirmarse una victoria que supera la anticipada por los sondeos, el líder de la NVA, Bart de Wever, se mostró conciliador. «No es el final del país, es una evolución. El país se desdobla en dos democracias completas», declaró De Wever ante sus militantes entusiasmados.

LA PUERTA ABIERTA / De Wever confirmó que no pretende ser el nuevo primer ministro belga y dejó la puerta abierta para que ese cargo sea ocupado por el líder del Partido Socialista francófono (PS), Elio di Rupo, si eso contribuye a facilitar la reforma confederal del Estado que reclama Flandes. Ésta sería la primera vez que un francófono asume el cargo de primer ministro desde la lejana década los 70 del siglo pasado.

El PS se convirtió en la primera fuerza política francófona, a pesar de la multitud de escándalos de corrupción que han afectado a sus dirigentes durante los últimos años e incluso durante la campaña electoral. De Wever, no obstante, advirtió que nadie debe intentar frenar la reforma o impedir la evolución del país.

El triunfo de la NVA, a gran distancia de los democristianos flamencos que han dirigido de forma tambaleante Bélgica durante los últimos tres años, complicará la formación de un nuevo Gobierno federal. El espectacular éxito electoral de la NVA convierte a De Wever en un protagonista ineludible para cualquier acuerdo político estatal, a pesar de que su aspiración es «la evaporación» de Bélgica a medio plazo y la independencia de Flandes.

La formación del nuevo Gobierno federal quedará supeditada a un acuerdo previo sobre esa reforma profunda del Estado. En las anteriores elecciones del 2007, fueron necesarios unos 10 meses de complejas y tensas negociaciones, con sucesivas rupturas y dimisiones, para lograr formar una coalición gubernamental democristiana-liberal-socialista de cinco partidos. Ahora la tarea será todavía más titánica, en medio de una grave crisis económica, un alto déficit presupuestario y una elevada deuda pública.

FUERZAS SECESIONISTAS / Los votos obtenidos por la NVA, sumados a los logrados por la extrema derecha del Vlaams Belang (Interés Flamenco) y a los de la Lista Dedecker, indica que el 46% de los flamencos votaron por partidos independentistas, lo que equivale al 29% de los votos del conjunto del país. La NVA se ha beneficiado de una transferencia de voto útil de ambas formaciones a su favor, ya que los otros partidos independentistas han sufrido un retroceso respecto al 2007.

La NVA se convertirá en el primer partido de la Cámara federal, aunque el sistema de reparto de escaños limita el alcance práctico de su victoria. La NVA obtendrá 29 escaños de los 150, según los datos provisionales. El Vlaams Belang obtendrá otros 12 escaños y la Lista Dedecker, uno. La segunda fuerza política será el PS con 25 escaños, aunque obtuvo proporcionalmente muchísimos menos votos que la NVA. El PS obtuvo el 12,1% de los votos del conjunto de Bélgica. Las aspiraciones de Di Rupo de ser el nuevo primer ministro podrán contar con el apoyo de los socialistas flamencos (SP), que dispondrán de 14 escaños.

LOS LIBERALES / Los liberales francófonos (MR) se convierten en la tercera fuerza política belga, con 18 escaños, gracias sobre todo a su posición líder en Bruselas. Esto dificultará las negociaciones de reforma del Estado, dada su firme defensa de los derechos de los francófonos en la periferia flamenca de la capital del país. Los liberales flamencos (VLD), que precipitaron la crisis gubernamental, han quedado reducidos a tan solo 12 escaños.

Los democristianos flamencos (CDV), por su lado, quedan relegados a una cuarta posición con 17 escaños, tras su desastrosa gestión al frente del Gobierno federal en los últimos tres años, con tres dimisiones sucesivas del primer ministro, Yves Leterme. Los electores han penalizado, además, que el partido no haya logrado ningún avance en la reforma del Estado.