Santiago y cierra, España

Pido perdón por si a algún lector le resulta duro ver la palabra España en un titular. Lo hago porque es lo que ha sucedido a José cuando le he dicho que pensaba titular así, «Santiago y cierra, España», que es la frase que acuñó Alfonso VIII de Castilla durante la batalla de las Navas de Tolosa contra los moros. Después, cayó en desuso porque se estimaba que era un cerrar filas ante la modernidad. Los falangistas y más tarde los franquistas, la recuperaron como no podía ser menos.

Dicen que los restos del apóstol Santiago, si es cierto que existió, reposan en la catedral de Santiago de Compostela, hecho que dudan casi todos los gallegos cultos y que niegan no pocos eruditos. Tal fue la fama que adquirió Santiago, al que se le atribuían notables matanzas de moros, después de muerto, claro, que es el patrón de España, como indudable favorecedor de su construcción.

La patrona de Francia es Juana de Arco, que también ayudó, con las armas, a la liberación de la Francia del siglo XV. Pero Juana tuvo una suerte desigual con la Iglesia que primero la condenó por herejía y la quemó en la hoguera, para después, al antecesor de Benedicto XVI, Benedicto XV recuperarla, beatificarla y poco después hacerla santa en 1920. Un poco tarde ya que, según la historia, murió asesinada en 1431. Ese mismo 1920 fue declarada santa patrona de Francia.

Pocos medios españoles se hicieron eco hace cuatro años de la noticia de que en el museo de Chinon (Francia), en la archidiócesis de Tours donde se custodiaban, habían exhumado los restos de Juana de Arco. Los estudiosos, tras el análisis y suficientes pruebas, comprobaron que Juana de Arco era en realidad una momia egipcia de hace entre 2.300 y 2.600 años. Cosas de la historia y de la investigación.

Pues dice Matías que los estudiosos españoles, la Iglesia y el Estado, deberían exhumar los restos de Santiago para comprobar a quién corresponden y acabar de una vez con la patraña de que los huesos de aquél apóstol, por arte de magia, llegaron hace veinte siglos hasta un enclave totalmente desconocido de Galicia. Sólo para que tantos millones de peregrinos y creyentes sepan de una vez con quién se la juegan. Claro que será muy difícil ya que no es cuestión de ciencia o de historia, es un negocio. Y lo que es peor, España se quedaría sin su santo y seña.

Publicado por Izaro News-k argitaratua