Un 43% de los alaveses es ya bilingüe, activo o pasivo, lo que indica que los discursos de exclusión del euskera pierden la batalla y que es necesario romper muros y ganar espacios de convivencia en la calle
La Diputación de Álava llevó ayer a las Juntas Generales el primer Plan Estratégico del Euskera que la titular de Cultura, Lorena López de Lacalle, definió como «un instrumento moderno para responder durante los próximos años con herramientas ajustadas a las circunstancias reales de la situación lingüística alavesa». Un planteamiento ambicioso que exige bajar los planes a la arena de la realidad social para dar una respuesta graduada y adaptada a la peculiaridad lingüística de Álava, un territorio plural y mestizo, en el que, sin embargo, existen todavía muchas barreras culturales y recelos que salvar para hacer del bilingüismo un valor y un hecho cotidiano. El proyecto que la diputada expuso ante las Juntas incide de manera especial en la extensión de la red de técnicos por todas las cuadrillas del territorio, potenciando así una figura que resulta clave para el desarrollo del euskera a pie de calle, pues estos profesionales locales tienen un conocimiento de la realidad sociolingüística más cercana que muchas veces escapa a grandilocuentes planes institucionales. Y extendió también esta red a Trebiño, una inclusión que, aparte de hacer justicia con un enclave que forma parte de la Álava real a pesar de anacronismos forzados, simboliza que el reto del bilingüismo no entiende de fronteras administrativas ni de prejuicios artificiales. La normalización del euskera en Álava pasa precisamente por romper muros impositivos y crear espacios de convivencia lingüistica e interrelación entre castellanoparlantes y euskaldunes, que en demasiadas ocasiones se han dado la espalda. Y pasa por hacer del uso del euskera -merecedor del impulso institucional por ser la parte débil- un valor de integración y cohesión en una sociedad multicultural. Los datos que manejó ayer Lorena López de Lacalle revelan que 125.000 alaveses -que representan nada menos que un 43%- son capaces ya de comunicarse con mayor o menor facilidad en euskera, lo que indica que los discursos de exclusión -muy crecidos en determinados sectores de la sociedad alavesa- están perdiendo la batalla. Se trata de un importante cambio hacia un bilingüismo que empieza a ser ya una realidad en el sistema educativo, aunque aún no se refleja en la realidad cotidiana de la calle. Es necesario, para ello, seguir rompiendo barreras como la de Trebiño.