César Arrondo
S.O.S. EGUNKARIA
El martes 15 de diciembre, dará comienzo el juicio que la Audiencia Nacional ha instrumentado contra el diario vasco Egunkaria. El mismo, fue sustanciado en base a las denuncias presentadas por los colectivos AVT (Asociación Víctimas del terrorismo) y Dignidad y Justicia. En tal sentido, el Juez Juan del Olmo dictaminó el cierre y el embargo de los bienes de Egunkaria, como así también, el procesamiento de sus directivos, el 20 de febrero de 2003, bajo la acusación, que el periódico vasco formaba parte del entramado empresarial de ETA.
Egunkaria es un emprendimiento que vio la luz hacia finales del año 1989, cuando unas 70 personalidades de la cultura y la lengua vasca, pusieron en marcha la iniciativa de fundar un periódico que estuviera escrito exclusivamente en euskera. En tal sentido, para poder financiar el diario, al año siguiente se desarrolló en Euskal Herria una campaña con el propósito de dar a conocer la idea y recaudar fondos para poder viabilizar el objetivo. El resultado fue magnífico, unas 90.000 personas se convirtieron en accionistas del nuevo emprendimiento. Egunkaria, con sus 32 páginas iníciales, fue publicado por primera vez, un 6 de diciembre del año 1990.
Pero nada ha sido fácil a través de la historia para los vascos, sobre todo, poder mantener vigentes sus señas culturales. En tal sentido, el periódico Egunkaria, fue cerrado el 20 de febrero de 2003. Cabe destacar que sus directivos fueron detenidos y hubo que abonar importantes fianzas para lograr su libertad. Además, durante las detenciones, estas personas fueron sometidas a distintos tipos de vejámenes y torturas. Han pasado 7 años desde aquel atropello, y el martes 15 luego de varias postergaciones, los acusados comenzarán a transitar por el calvario del injusto juicio. Ellos son:
Iñaki Uría: Consejero Delegado del Consejo de Administración de Egunkaria, con antecedentes culturales en la Revista Argía. Fundador de Egunkaria.
Juan Mari Torrealdai: Presidente del Consejo de Administración, fue director de la Revista Científica Jakin, Director de la Revista Anaitasuna, y desde el año 2007 es miembro de la Real Academia de la Lengua Vasca.
Txema Azurmendi: Jesuita, miembro de la Radio Popular de San Sebastián y Funcionario de Egunkaria.
Xabier Oleaga: Responsable de Comunicación de la Federación de Ikastolas, fue Director del diario Egin y Director Ejecutivo de Egunkaria.
Martxelo Otamendi: Director del periódico Egunkaria, desde 1993 hasta su cierre y Profesor de Euskera.
El cierre de Egunkaria y posterior juicio a sus directivos, constituye lisa y llanamente la negación de la libertad de expresión. Desde la diáspora solicitamos a la Unión Europea, que exija al gobierno español poner fin al “proceso político jurídico” contra Egunkaria, sus directivos y la cultura vasca.
Publicado por Nabarralde-k argitaratua
NOTICIAS DE NAVARRA
Silenciar «Egunkaria»
La prohibición en las calles de Madrid de una manifestación en apoyo de lo que tiene toda la traza de acabar siendo El escándalo Egunkaria, entra dentro de la lógica general del tratamiento del caso: silenciar a la opinión pública lo que en realidad sucede con el cierre de ese periódico y con sus directivos, acusados y ya muy linchados por los medios de comunicación de Madrid, a quienes se les hace estar pendientes más de diez años de un proceso, lo que equivale a una condena o cuando menos a un castigo severo (de lo contrario no se habría montado una campaña para recabar fondos).
El de Egunkaria es un caso que se sostiene sólo por las acusaciones particulares, en el que el fiscal, que representa al Estado, ha retirado su acusación porque a lo largo de la instrucción no se ha encontrado ninguna prueba de la relación de Egunkaria con ETA, ni siquiera indicios. Eso no conviene que se airee mucho.
La prohibición de la manifestación de apoyo en Madrid es una nueva vuelta de tuerca: si quieren apoyar a los encausados -lo que equivale a una protesta formal por todo lo sucedido- que apoyen allí, no aquí. De entrada, el tratamiento informativo puede ser distinto, sólo puede ser.
Una legalidad para allí, por tanto, y otra para aquí, viene a decir el juzgador que ahora prohíbe la manifestación de apoyo a Egunkaria, porque se entiende mal que las leyes que permiten autorizar manifestaciones en el País Vasco sirvan para prohibirlas fuera de sus fronteras geográficas. El arte de retorcer argumentos, cuando se ha fallado en la labor de encontrar pruebas y hasta de inventar indicios. Si se pueden silenciar los apoyos incondicionales que reciben los de Egunkaria en las calles y medios de comunicación del País Vasco, allí, desde hace casi diez años, es más difícil hacerlo si el escenario son las calles de Madrid. No hay miedo a disturbios -y los trentinos argumentos en los que se sostiene la prohibición son especulaciones vanas con una leve, una mousse oxigenada, burla como fondo-, sino una voluntad firme de silenciar el bochornoso caso del cierre del diario Egunkaria.
Publicado por Noticias de Navarra-k argitaratua
Rafael Castellano
Que no se repita la historia
Memorando de “Egunkaria”
Documentos de principios del año 2003 reflejan la indignación social que produjo en Euskal Herria el cerrojazo inferido al único rotativo entonces editado exclusivamente en euskera, “Euskaldunon Egunkaria”. Trescientos guardias civiles penetraron en la madrugada del 20 de febrero en sus locales y talleres de Andoain. Enarbolaban un auto del juez de la AN, Juan del Olmo. Entre otras reacciones masivas de la que daremos cuenta, el Consejo Asesor del Euskara, máximo órgano consultivo, se reunió de forma extraordinaria bajo la presidencia del lehendakari Juan José Ibarretxe y dio a conocer su proclama.
Como parece ya todo dicho acerca de este desafuero y de sus motivos indiciarios que lo mixtifican en su raíz; como en casi todos los medios se ha reiterado que la apertura y reapertura del sumario viene viciada por lo que una reciente jurisprudencia podría instalar en los parámetros del odio cultural-ideológico, es decir, por divulgar información general en otro idioma, ya que “Egunkaria” no se limitaba en sus secciones al entorno estrecho de la CAV; como, amén de otros pormenores referidos a una libertad de expresión que la Constitución garantiza y sin la cual sus propias páginas quedan en papel mojado, nos ceñiremos a la descripción de los datos de entonces, 2003.
Consignamos, antes, que los encausados en este nuevo proceso contra los derechos que atañen a la prensa, las ondas y la imprenta (resulta imposible borrar de la memoria los casos “Egin”, “Egin Irratia” o “Ardi Beltza”) son Xabier Oleaga, Martxelo Otamendi, Iñaki Uria, Joan Mari Torrealdai y Txema Auzmendi.
Estos veteranos y acreditados periodistas deberán declarar durante los días 14 y 15 de diciembre. Tras esta vista previa, el juicio propiamente dicho se llevará a cabo en enero de 2010. Se trata de un proceso que se dio ilusoriamente por sobreseído cuando el ‘fiscal de la colza’, Eduardo Fungairiño, adamantino en sus decisiones contra “Egunkaria” a pesar de a la fragilidad de los indicios, renunció a sus cargo en la jefatura de la Fiscalía de la AN por iniciativa propia.
Tras la aceptación del cese por parte de Conde Pumpìdo el 1 de febrero de 2006, su antes fiscal subordinado, Miguel Ángel Carballo, automáticamente ascendido, decidió archivar la causa por falta de pruebas (y muy probablemente por la inexistencia de las mismas). Faltaba ese papel que todo lo corrobora y, sobre todo, su datación cronológica adecuada.
No obstante lo cual, el tribunal decidió seguir adelante sin acusación pública ni privada: solo con las de la AVT y de Dignidad y Justicia. Claramente anómala, la actitud jurídica. Cumple recordar que el propio juez Del Olmo ya dudaba de su propio sumario antes de que Fungairiño renunciase. No le cuadraban los balances de la connivencia con ETA del periódico que él mismo había cerrado.
Recurriremos al flashbacks. De la asamblea que convocó al Consejo Asesor del Euskera y que presidió el lehendakari Ibarretxe, deriva el manifiesto que sigue:
Manifiesto 2003
“El derecho a la información y a la libertad de expresión son básicos e imprescindibles para el correcto funcionamiento de una sociedad democrática y para el propio desarrollo del Estado de Derecho. El cierre de un medio de comunicación es una medida de excepción en cualquier Estado democrático y se convierte en incomprensible cuando se realiza de modo preventivo, imputando a una entidad jurídica colectiva presuntos comportamientos delictivos individuales, máxime cuando se realiza basándose en indicios y sospechas, y no sobre la base de pruebas fehacientes.
“El cierre de ‘Euskaldunon Egunkaria’ supone cerrar el único diario en euskera, con lo que conlleva de supresión del derecho a recibir información diaria en euskera y de agravio para la comunidad euskaldun, como quedó patente en la respuesta ciudadana del pasado sábado en Donostia. El consejo Asesor del Euskera reclama que se levante de forma inmediata el cierre judicial decretado contra ‘Euskaldunon Egunkaria’ y proclama el derecho de la ciudadanía a disponer de un diario en lengua vasca.
“En este sentido, el Consejo Asesor del Euskera insta al Gobierno vasco a seguir desarrollando las líneas de fomento para asegurar la presencia del euskera en los medios de comunicación y para garantizar la propia existencia de medios en lengua vasca.
Tratos inhumanos o degradantes
“Reivindicamos para los detenidos la presunción de inocencia reconocida en la Declaración de Derechos Humanos y no ocultamos el malestar y enfado que genera en la sociedad el que personas tan significadas en el mundo del euskera y la cultura se encuentren en esa situación.
“Denunciamos el trato inhumano recibido por Peio Zubiria, quien, pese a sufrir una grave enfermedad, ha permanecido incomunicado e incluso se ha negado a su familia toda información acerca de su estado de salud. Por el más elemental sentido humanitario solicitamos que el señor Peio Zubiria no permanezca más tiempo en prisión preventiva.
“La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes son fundamento del orden político y de la paz social. Las normas relativas a los derechos fundamentales se deben interpretar de conformidad con la Declaración de los Derechos Humanos. Toda persona tiene derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que en ningún caso pueda ser sometida a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes.
“Este Consejo muestra su preocupación, al igual que lo han hecho el Gobierno, el Ararteko o la propia sociedad, por las graves denuncias de torturas que se han formulado. Asimismo reclama que no solo se investigue este caso hasta esclarecer lo sucedido, sino que depuren responsabilidades para evitar la mera posibilidad de que se produzcan torturas.
“Quienes formamos el Consejo Asesor del Euskera reivindicamos, como la gran mayoría de la sociedad vasca, que la diversidad lingüística y cultural son fuente de riqueza y de información y cohesión social. En ello creemos y para ello trabajamos. El euskera es patrimonio de todos y necesita de todos.
“Por eso declaramos, una vez más, que todo intento de incriminar al euskera o la cultura vasca, o de poner en bajo sospecha y en connivencia con la violencia toda iniciativa de fomento de las mismas, supone un claro obstáculo y freno para la consecución de la convivencia y la paz social”.
Hasta aquí, el manifiesto.
Denuncia de torturas
Además del precintado de las instalaciones que “Egunkaria” tenía en las tres capitales de la CAV, la orden emitida decidía la detención de diez personas, entre ellas varios directivos que ya no trabajaban en el diario euskaldun, como el arriba citado Pello Zubiria, “aquejado de una enfermedad crónica”.
Zubiria, primer director del periódico, antes de ingresar en la cárcel permaneció varios días ingresado en el hospital tras un largo periodo de incomunicación. Martxelo Otamendi, director de “Egunkaria” en la fecha de autos de 2003, y tres de sus compañeros de redacción, denunciaron tras recuperar la libertad torturas infligidas por miembros del Benemérito Cuerpo. Para el resto, incluido Peio Zubiria, el juez Del Olmo decretó prisión. Algunos salieron, mediando fianza, en días sucesivos.
Dicha querella por torturas originó la natural alarma. Desde numerosos estamentos políticos, culturales y sociales se exigió que se investigara y esclareciera lo sucedido.
Movilizaciones y actividades
Siempre en febrero y a lo largo de 2003, se convocaron y realizaron manifestaciones masivas, además de concentraciones y movilizaciones como las que hoy, siete años después, han podido verse a lo largo y ancho de toda la geografía vasca. La de Donostia, en aquel año, fue multitudinaria, como las que en su día clamaron en desierto por la reapertura de “Egin” y otros medios de comunicación amordazados en Euskal Herria.
Una representación del diario demonizado viajó a Bruselas, esa meca de lo imposible, invitada por la asociación Verdes/ALE. Se denunciaron los hechos ante el Parlamento europeo. No solo el cierre en sí, sino la inexistencia de una investigación policial interna que clarificara la conducta de los agentes denunciados. Los servicios jurídicos del rotativo estudiaban también la posibilidad de presentar el caso ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.
Otros grupos y asociaciones, como el Observatorio de Derechos de las Lenguas, informaron de que denunciarían el abuso en diversos foros internacionales como Naciones Unidas y el Comisionado del Consejo de Europa de Derechos Humanos, así como a expertos y profesorado universitario del ámbito español e internacional.
Firmas recogidas
El mundo del deporte, la cultura y el periodismo se sumó asimismo como foro a las clamorosas protestas populares y sociales. Rubricaron sus quejas 200 deportistas vascos de distintas especialidades reunidos en las instalaciones centrales de “Euskaldunon Egunkaria”, en Andoain.
Su mensaje fue de solidaridad con los trabajadores del periódico y de iniciativa para que se pusiera en marcha otro diario escrito en euskera. Incluso se donaron algunos objetos que sirvieran, subastados, para iniciar una caja de resistencia. Porque en estos casos se tiende a lo grandilocuente en detrimento del muy prosaico pero deplorable hecho de que la plantilla se quede sin la nómina, básica para su subsistencia.
Entre los presentes en Andoain estaban: Abraham Olano, y Haimar Zubeldia, ciclistas; escaladores como Edurne Pasaban, Alberto Iñurrategi y Josune Bereziartu; los harrijasotzailes Iñaki Perurena y Mieltxo Saralegi; los pelotaris Martín Alustiza, Abel Barriola, Haritz Berraondo, Jokin Etxaniz, Enrique Galarza, Kepa Peñagaritano, Imanol Agirre, Oier Zearra y Aimar y Asier Olaizola. También estuvo presente y firmó el acta el piloto Andrés Vilariño.
El mundo del remo quedó representado por José Luis Korta. No faltaron futbolistas de la Real y el Athletic.
Tras el deporte, al día siguiente se concentró en Andoain gente de la cultura que declaró su compromiso para que se creara un nuevo diario en lengua vasca. A destacar, Unai Elorriaga, premio nacional de narrativa, y Anjel Lertxundi. También se adhirieron personalidades de la interpretación como Karra Elejalde, Unax Ugalde, Elena Irureta y Joseba Apaolaza. No faltaron los músicos: Benito Lertxundi, Kepa Junkera y Ruper Ordorika. Ni los bertsolaris, los directores de cine, numerosos miembros de colectivos culturales y contraculturales y personal de la enseñanza.
El Gobierno, el Parlamento, Euskaltzaindia
Tanto el lehendakari Ibarretxe como la consejera de Cultura, Miren Azkarate, manifestaron reiteradamente la necesidad de impulsar y crear un nuevo diario en euskera – que con el tiempo, y tras el provisional “Egunero” iba a ser “Berria” – ya que el cierre de seis meses que el juez había decretado, como sucediera con “Egin” y “Egin Irratia”, provocaría el deterioro irreversible de maquinaria, infraestructura y habitabilidad de las redacciones, talleres y otras dependencias. Declaró el Ejecutivo que la prensa escrita en euskera es un derecho inalienable de la sociedad vasca.
En cuanto al Parlamento autonómico, se sumó asimismo a la oleada de protestas y denuncias sociales contra las clausura de “Egunkaria”.
El pleno, celebrado en el mes de marzo de 2003, aprobó una resolución presentada por el Gobierno en la que se exige la reapertura inmediata del periódico prohibido, así como el esclarecimiento de las denuncias de torturas y la depuración de responsabilidades penales e institucionales.
La Real Academia de la Lengua Vasca, “Euskaltzaindia”, por su parte, mostró su profunda preocupación por el cierre de “Egunkaria”. También consideró inaceptables los intentos de vincular el euskera con el terrorismo. “Tanto el euskera como la cultura vasca son patrimonio de toda la sociedad, sin distinción de ideología alguna”.
Ningún medio de comunicación puede cerrarse. Es decir, no debe hacerse. Si la historia sigue repitiéndose de forma rutinaria y si seguimos en clave de TOP, siete años después, los términos aquí invocados de derecho a informarse y a informar; de Constitución; de Declaración de Derechos Humanos, Estado de Derecho, democracia, dignidad de la persona, conceptos ya abstractos e ilusorios, pueden perder la escasa definición que les sustenta. Basta pronunciarlos para que se desvanezcan. Como vaho invernal.