Treinta y cuatro años después de la muerte del dictador, la simbología de nuestras calles sigue exaltando al franquismo y festeja la represión contra los naturales
Cuando los yankis entraron en Bagdad se apresuraron en borrar los símbolos del régimen anterior. El derribo de aquella estatua de Sadam Hussein, en directo por
En otras transiciones políticas vividas en Navarra, los sistemas de poder emergentes se preocuparon más por imprimir sus nuevos valores en el callejero. La plaza del Castillo, por ejemplo, nos ofrece todo un mapa de la evolución política de la ciudad. Al principio se denominó Chapitel o Chapitela (de “capitolium”), refiriéndose al castillo que mandó construir Fernando el Católico tras la conquista de Navarra (1512). En 1820 se le denominó Plaza de
Transición abortada
Tras las primeras elecciones municipales, el ayuntamiento se animó a renombrar algunas de las calles más emblemáticas del franquismo. Así, en 1979, el Pleno acordó por unanimidad cambiar la avenida de Franco por
A partir de aquel momento –el 23-F fue en 1981-, la derecha se enroscó en dejar las cosas como estaban y al PSN dejó de interesarle el tema. La amnesia socialista se fue agravando y llegó a su cénit en 1986, en el 50 aniversario de la matanza, cuando prohibieron a su militancia participar en los homenajes que se hicieron a los fusilados.
Así, Pamplona se mantuvo atada a la simbología del viejo régimen, honrando públicamente la memoria de los golpistas y manteniendo invisibles a los navarros vencidos y asesinados. Las iniciativas en torno a la memoria histórica, nacidas todas de la sociedad civil, se encontraron con el boicot permanente de las principales instituciones navarras, gobernadas por UPN o PSN.
Ley de Símbolos
La primera muestra oficial de reconocimiento a los vencidos vino de la mano de
Sin embargo, la derecha siguió cerrada a la retirada de la simbología ya que, según su interpretación, casi nada lo era. Tampoco
En los últimos años, la memoria histórica ha ido tomando importancia en la agenda del gobierno Zapatero y el PSN también acabó hincando los dientes en el asunto. Tras los últimos comicios, con UPN en minoría en el Ayuntamiento, los socialistas han sumado sus votos a los de NaBai y ANV en varias iniciativas por la retirada de simbología franquista, si bien la derecha ha mantenido su postura de bloqueo.
La plaquita de
En 2007 se hizo en Pamplona el primer recuerdo institucional a los 298 vecinos que fueron transportados de su cama a las cunetas, entre ellos seis concejales de la ciudad. Fue mediante la colocación de una placa junto al lugar donde se fusilaba a la gente, en
A día de hoy, la mayor parte de la simbología franquista sigue en su sitio, sólo que tapada con maderas y carteles. Sin embargo,
Alguien dijo: “haz tú la ley y déjame a mí el reglamento”. Pues eso.
MAS EJEMPLOS DE
Las calles de
Desde finales de los 70, tres generaciones de vecinos y vecinas han trabajado por revocar un acuerdo de Pleno de 1954 en el que, a propuesta del Patronato Francisco Franco, se acordó otorgar a 20 calles del barrio los “nombres de los primeros muertos en
Tras la aprobación de
Para denunciar el escándalo, el vecindario resolvió renombrar simbólicamente algunas de las calles y UPN lanzó a su Policía Municipal, llegando a amenazar con la prohibición de todos los actos del Txantreako Eguna (2007) porque en uno de ellos se iba a dedicar una calle a Barricada. Asimismo, multaron con 300 euros a otro vecino que cambió los rótulos de Alfonso Beorlegui y Federico Mayo por los de Julia Álvarez Resano y Lucio Urtubia.
No obstante, la disposición del TAN era de obligado cumplimiento, así que el Gobierno Municipal hubo de ceder. Eso sí, consumaron su pequeña venganza al rotular las nuevas placas sólo en castellano –las anteriores eran bilingües-, lo que motivó otra demanda vecinal ante el TAN. Esta fue igualmente ganada y, actualmente, está pendiente de que el tribunal ordene al Ayuntamiento una nueva sustitución de rótulos.
Una historia similar fue la de las Laureadas que adornaban varios edificios públicos de Pamplona. UPN tampoco las consideraba símbolo de nada y sólo se avinieron a ocultarlas –no a retirarlas- cuando los recursos de Joxe Abaurrea fueron aceptados por el TAN. Otros emblemas, como los yugos y las flechas de las placas del Ministerio de Vivienda franquista, fueron retirados poco a poco, de noche y a escondidas.
Monumento a los Caídos y Conde de Rodezno
Al final de la calle Carlos III, un tremendo monumento franquista grita en su fachada: «Navarra a sus Muertos en
No obstante, en la cripta del mamotreto reposan los restos de dos de los máximos responsables del golpe de Estado, los generales Mola y Sanjurjo; este espacio subterráneo es la sede de
En 1997, durante el tripartito de CDN, PSN e IU, el obispado donó el edificio al ayuntamiento con la condición de no retirar ni modificar ninguno de sus elementos de forma definitiva, así como mantener
Tras el cambio de nombre del edificio, la nueva Sala de Exposiciones Conde de Rodezno y la plaza del mismo nombre honran a Tomás Domínguez Arévalo, que fue uno de los impulsores del cuartelazo de 1936 y primer ministro de Justicia con Franco. A principios de 2009, el Pleno aprobó -con los votos de NaBai, PSN y ANV- una nueva moción para sustituir el nombre de esta plaza, y la negativa de Barcina también fue recurrida ante el TAN. Acorralada de nuevo por la oposición y el tribunal, la alcaldesa se limitó a introducir un pequeño matiz y eliminó de las placas el recordatorio al ministro franquista (político 1882-1952), sustituyéndolo por una referencia al título nobiliario creado en 1790. Hay que recordar que la plaza recibió este nombre en 1952, y no por cualquier Conde de Rodezno, sino por el último, por el franquista, fallecido el año anterior. Pero esta cuestión no ha sido suficiente para el TAN, pues ha desestimado los recursos.
El fuerte Alfonso XII
Coronando la cima del monte Ezkaba, el Fuerte Alfonso XII es otro de los símbolos de la represión franquista. Entre 1937 y 1945 se convirtió en uno de los penales de castigo más terribles del régimen y, en apenas dos décadas, más de trescientos presos murieron consumidos por el hambre, el frío, las enfermedades y la miseria total. Los reclusos, rojos y nacionalistas, no vieron otra opción para salvar sus vidas que escapar de allá al coste que fuera. Y el coste fue altísimo: de un total de 795 fugados, 211 fueron ejecutados en la caza al hombre que se desató por los montes y valles de la comarca, otros 16 más fueron fusilados tras un consejo de guerra y sólo tres pudieron pasar al otro lado de los Pirineos.
Paradójicamente, muchos pamploneses desconocen que este penal era todo un Auswitch a
En todo este tiempo, sólo los familiares de los fusilados y algunos colectivos como Txinparta, en Ansoáin, se han preocupado por rescatar este episodio del olvido. En 1988, con motivo del 50 aniversario de la fuga, erigieron en el monte un monumento en homenaje a los presos y dieron inicio a los actos conmemorativos que se celebran todos los años. Iniciativas ciudadanas fueron también los trabajos divulgativos de Altaffaylla, Félix Sierra e Iñaki Alforja, y también la de quienes trabajan por identificar los cuerpos del cementerio donde se enterraba a los muertos del penal.
En los últimos años se ha planteado la posibilidad de que el Ministerio de Defensa ceda el fuerte a las instituciones navarras, para que éstas ejecuten un proyecto de recuperación del edificio y lo pongan en valor. Así ha surgido la propuesta de convertirlo en un museo de sí mismo, para que la sociedad no olvide los horrores y padecimientos de los presos antifranquistas, si bien los planes del Gobierno de Navarra parecen ir por otro lado. Es tanta la desmemoria en Navarra que
En noviembre de 2007, el Congreso de los Diputados aprobó una inversión de 500.000 euros para limpiar y acondicionar el fuerte, y en las obras se eliminaron todos los elementos constructivos que hicieron del edificio una prisión, algo que fue denunciado por los colectivos de memoria histórica. Obviamente, en las visitas guiadas que se organizaron después también se obvió toda referencia a los hechos acaecidos en aquel penal.
Más símbolos franquistas en Pamplona
Ambulatorio General Solchaga: José Solchaga Zala fue otro militar de los que se alzó con Franco. Destinado en Pamplona, mandó una de las columnas que ocuparon Irún, San Sebastián y gran parte de Guipúzcoa. En 1938 participó en las campañas de Cataluña y persiguió al maltrecho ejército republicano hasta Port Bou.
Calle Angel Mª Pascual: Periodista y escritor falangista (1911-1947), cofundó el periódico Arriba España (1936) en las oficinas y con el material incautado al rotativo nacionalista “
Colegio público Víctor Pradera: 1873-1936. Inicialmente vinculado al carlismo, acabó siendo uno de los ideólogos del fascismo español. Sus ideas giraban en torno a la unidad de España y a una concepción corporativa de la sociedad. Combatió activamente al nacionalismo vasco, se opuso al Estatuto Vasco-Navarro y contribuyó al nacimiento del antivasquismo político en Navarra. Fue seguidor de Vázquez de Mella, quien da nombre a otro centro escolar de Pamplona.
Otros casos en la comarca
Otras localidades demostraron más diligencia a la hora de repintar su simbología. En Villava, las calles General Mola y Mártires de
Hubo otras localidades, como Burlada, en las que la simbología ha pasado desapercibida hasta hace bien poco. En 2008, cuando ANV solicitó el cambio de nombres de las calles Faustino Garralda, Federico Mayo, Pío Loperena y José Mina, la moción fue rechazada y el alcalde, el socialista José Muñoz, reconoció que debía investigar si estas calles eran franquistas o no. Tras las averiguaciones, otro Pleno aprobó el cambio en la nomenclatura y las calles fueron renombradas hace unos meses.
Por otra parte, hay pocos casos en los que un Ayuntamiento haya decidido dar un paso más y honrar a los referentes ideológicos y culturales del bando perdedor. Orkoien
dedicó cuatro de sus nuevas calles a José Saramago, Rafael Alberti, Pablo Neruda y Dolores Ibárruri, “
Los símbolos de Pamplona, ¿son de Pamplona?
Además de toda esta parafernalia franquista, la capital está plagada de símbolos que evocan la conquista de Navarra y exaltan la memoria de quienes combatieron y reprimieron a nuestros paisanos de otras épocas.
Monumento a San Ignacio de Loyola: Recordado una iglesia y un monumento, todo en la calle del mismo nombre. El conjunto escultórico muestra el momento en que “el santo era transportado por sus compañeros de armas tras ser herido en la defensa del castillo de Pamplona de manos de los franceses [sic]”. Frente a la interesada versión oficial, hay que subrayar que el de Loyola no era entonces santo sino militar, operando al servicio del Duque de Alba en la conquista de Navarra. Tampoco fue trasladado hasta su casa por «sus compañeros de armas», que fueron reducidos, sino por Esteban de Zuasti y Martin Sanz de Ilzarbe, caballeros navarros. Igualmente no dicen que Ignacio resultó herido cuando trataba de dar tiempo a la llegada de más tropas castellanas, y que los famosos «franceses» eran en realidad las tropas del rey de Navarra que trataban de expulsar a los invasores.
Calle del Duque de Ahumada: Este militar (1803-1869) fue hijo del virrey español en Navarra y de una hija de los nobles del palacio de Ezpeleta. Fue teniente general del ejército y ministro de
Calles reparadoras: Frente a los ejemplos anteriores, hay otras calles en Pamplona que tratan de reparar o reacomodar las derrotas navarras, la amputación de su territorio y de su soberanía. Así, contamos con dedicatorias a los fueros que perdimos (Fueros de Navarra), al último reducto de resistencia frente a los castellanos (Castillo de Maya), a la merindad que se nos fue en el camino (Baja Navarra), a una villa foral que ahora es “el extranjero” (avenida de Baiona)…
Publicado por Nabarralde-k argitaratua