Pensábamos los alemanes que los franceses no tenían problemas de identidad. Sobre todo desde que Napoleón y
En Alemania, el problema de la identidad no ha existido. En el año 9 de nuestra era, las tribus alemanas derrotaron a los romanos en la batalla del Bosque Teutónico y nunca ha existido otra lengua que el alemán ni preocupaciones en ese sentido. Los únicos, los derivados del nacional socialismo de Hitler y sus desgraciadas consecuencias. Pero tras la reunificación, los jóvenes sobre todo, no se avergüenzan de ser alemanes.
Sin embargo, donde sí existe un problema identitario serio, a mi modo de ver, es en España. Además de ser una unidad territorial impuesto por las armas y las leyes, España ha estado dominada por los romanos, por los bárbaros del norte (godos), por los moros y por los judíos (aunque sea una dominación económica que se saldó con la expulsión en el medievo).
A lo que se aprecia cuando uno visita la península ibérica, nada tienen que ver catalanes, gallegos y vascos con los españoles, aunque a todos se les imponga la nacionalidad. Y si cuando alguna vez he preguntado a un madrileño el por qué es español, su respuesta ha sido del pelo de «porque sí».
Pienso que es en España donde se debate casi a diario sobre la propia identidad y cuando se tiene que discutir es que no existe. Además, prueba de ello es que los españoles, ya sean los políticos o los propios periodistas (cosa que me parece aberrante), tienen que reafirmarse permanentemente en su españolidad. Parecería que cada día tienen que reafirmarse en su identidad.
Conozco a un vasco de San Sebastián, parlante de cinco idiomas entre ellos el euskera, que me dijo que él sólo era vasco. Me dijo que lo de vasco español o vasco francés, o vasco europeo o ciudadano del mundo eran ganas de salirse por «peteneras», «españolear», precisó. Imagino que lo mismo les pasará a muchos catalanes y a muchos gallegos. Lo mismo que nos pasa a los alemanes.