Por primera vez un lugar inscrito a la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco ha sido excluido. Efectivamente el Comité del Patrimonio Mundial, reunido en Sevilla en junio, consideró que dado que el gobierno alemán no había seguido sus indicaciones en la construcción de un puente sobre el río Elba a su paso por Dresden, el lugar había perdido la singularidad que lo hacía merecedor de ser considerado Patrimonio de la Humanidad. Este es un primer toque de alerta para administraciones, gestores de los lugares y ciudadanos preocupados por el mantenimiento y la vitalidad del patrimonio cultural.
Cataluña posee un patrimonio excepcional por el hecho de haber sido cruce de civilizaciones y por la singularidad de la obra de sus artistas más reconocidos y de sus artesanos anónimos. A esto podemos añadir que en Cataluña hay una ciudadanía que da apoyo activo a la Convención del Patrimonio Mundial y a su objetivo de preservar los lugares que tienen un valor universal extraordinario. Vale la pena recordar que este instrumento normativo de la Unesco pronto tendrá 40 años. Desde el 1972 casi 900 lugares culturales y naturales han sido reconocidos por sus calidades excepcionales y se han inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial, se han adoptado infinidad de medidas y se han llevado a cabo infinidad de actividades para mejorar el estado de estos lugares y la capacidad de la población local para tener cuidado y conservarlos.
La Convención del Patrimonio Mundial es una de las convenciones más ratificadas del mundo. Se trata de un acuerdo único porque se dedica a la preservación tanto del patrimonio cultural como natural, y a lo largo de los años ha ido evolucionando hasta incluir ámbitos temáticos importantes, como los paisajes culturales, el turismo sostenible, los lugares marítimos y el arte rupestre. Esta concepción amplia del término patrimonio ha ido cristalizando en otros instrumentos más específicos como la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, una norma legal que afecta muy directamente a la cultura catalana y que puede resultar fundamental para el mantenimiento de la diversidad cultural en el mundo. Hace un año se estrenó la nueva Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial, de la cual forman parte desde el primer momento el Misterio de Elche y la Patum de Berga.
Actualmente en CATALUÑA se está poniendo en marcha una iniciativa que refuerza la iniciativa de la Unesco en el ámbito de la protección del patrimonio y encaja perfectamente con sus ideales. Se trata de una iniciativa para dar apoyo a los gestores de los diferentes lugares del Patrimonio Mundial en Cataluña a través de la intercomunicación y para promover la cooperación entre ellos. Los lugares catalanes inscritos en la Lista del Patrimonio son una mezcla fascinante y diversa, desde los excepcionales restos romanos del conjunto arqueológico de Tàrraco hasta la magnífica arquitectura del monasterio de Poblet y las iglesias románicas del valle de Boí. Las obras de Gaudí son un pilar del patrimonio moderno y fueron uno de los primeros ejemplos de esta arquitectura innovadora. El Palau de la Música y el Hospital de Sant Pau también son ejemplos emblemáticos de la espléndida creatividad que es tan característica del Modernismo catalán.
Además de preservar la autenticidad de las propiedades culturales, cada vez se valora más la integridad: se invierten más y más esfuerzos en mantener la relación funcional, estructural y visual original dentro del entorno. Esto es especialmente relevante para los monumentos y los lugares de las zonas urbanas, puesto que confluyen muchos intereses cruzados, sobre todo en los procesos de urbanización y rehabilitación.
Hay que explorar soluciones viables entre todos -la Unesco, las administraciones y la ciudadanía- que ayuden a conservar y desarrollar de manera sostenible y adecuada los lugares, por esto los responsables del patrimonio de los países son invitados a informar al Centro del Patrimonio Mundial sobre cualquier restauración o nueva construcción dentro de o alrededor de un lugar incluido en la lista. La pasión y el compromiso de las comunidades locales que participan en la vida cotidiana y la protección de los lugares del Patrimonio Mundial en Cataluña demuestran la estrechada relación que vincula a la población con su patrimonio. Celebro la dedicación de la sociedad civil, los ciudadanos y las autoridades locales en la preservación de estos lugares para las próximas generaciones.
* Francesco Bandarin. Director del Centro de Patrimonio Mundial de la Unesco
Publicado por Avui-k argitaratua