De Pralenaitze a Praileaitz
En 1928, Telesforo de Aranzadi y Joxemiel de Barandiaran exploran el desfiladero fluvial que entre las demarcaciones de Deba y Mutriku forman las laderas de Arno (Estigarribia) y Arbil (Sasiola). Lo consigna el Anuario de Eusko Folklore de esa fecha. Describen la ladera de calizas cretácicas de Pralenaitze, evidente sincretismo, como «peña de los frailes» y se esmeran con la botánica: robles, encinas, madroños, laureles, álamos, pinos, abedules, tilos y chopos. Es difícil catalogar tanta flora, con obligada luz diurna, sin darse de bruces con la boca de la gruta y su espectacular atrio. Prefirieron las muy próximas de de Ermittia y Arbil.
Fue una elección buridaniana y escogieron cavernas donde existía instrumental etnográfico y restos de fauna y humanos, como en la tercera estudiada, la de Urtiaga, esta vez por Barandiaran y José MaríaMerino. No se ocuparon, o no lo hicieron público, de Pralenaitze-Praileaitz. Aquí, tras fructífera prospección desde 2000, el ajuar que ha aparecido es de objetos de liturgia que se atribuyen a un brujo o druidesa del Magdaleniense. En el antro se celebraba de forma específica un culto mágico en un entorno de pinturas rupestres: puntos y rayas rojos del Gravetiense. Lo descubierto, auténtico tesoro cultural y mitológico, nos remite más bien a vestigios sobrehumanos. Es testimonio, pues, la caverna, de un deseo de más-allá o de trance místico entre los clanes que en esa época poblaban la zona.
Sí que apuntaron los condichos sabios la existencia, en aquellos días inofensiva, de lo que hoy constituye abuso industrial de minería que deriva en incompatibilidad con el cañón de Sasiola en el que se asienta.
La cantera de Aitzerle («peña de las abejas», en Millapros hubo hasta hace poco colmenas) se situaba en los 1920 como hoy «junto a la carretera, cerca de los caseríos Irurein y Sasiola, donde se extrae piedra para la carretera; algunos caseros extraen en Arbil la piedra necesaria para hacer la cal con que abonan sus tierras; los de Goikoetxe la extraen en Ermittia». No notifican que esa cal, mezclada con añil, se utilizaba en todo el valle hasta mediados del XX como enjalbegado para evitar epidemias y pestes. Las supersticiones no sólo son magdalenienses. Puede que funcionara.
Sea como sea, los enormes bloques que hasta hoy se han venido extrayendo y transportando en camiones con bula para recorrer la travesía de villas del contorno a doble velocidad de la señalada, cargados de megalitos destinados a satisfacer la construcción/destrucción habitual, ya nada tienen que ver con su anterior aprovechamiento en lo que siempre ha sido monte comunal que permite también la recogida libre de leña.
Amigos (y enemigos) de Praileaitz
Desde 2006 vie ne denunciando esta tropelía la asociación «Amigos de Praileaitz», que reunió e informó entonces por primera vez en un lugar de Euskal Herria a un grupo de interesados en la materia cuya implicación iba a lograr una onda expansiva tan considerable como impotente. Tuvo lugar la asamblea el 16 de diciembre de dicho año, y en seguida se aderezó con charlas y comunicados de prensa. Aunque si bien logró un eco de opiniones favorables y un notable libro de divulgación, «Praileaitz I», que editó Xabi Otero y que sigue en los escaparates, además de una presencia habitual en los medios, pronto se topó con la ambigüedad de la Administración autonómica de la CAV. Durante 2007 se multiplicaron los contactos con responsables de Cultura tanto gubernamentales como de la Diputación, sin mayor éxito que divinas palabras y sonrisas de apoyo mudo. Obras son amores, dicen, y las autoridades aman a un Amenabar que esponsoriza a la Real y mete publi exhaustiva e impertinente en ETB mientras bo gan las traineras.
Así, el 10 de septiembre de 200 9, ante las expectativas de ‘cambio’ (en todos los órdenes) del ya no tan nuevo Gobierno, una vez más se convocó a varias mentes sensibles en el incomparable marco del Koldo Mitxelena. Más de una de ellas, en la mesa informativa, confesó no estar al tanto en directo de la existencia de Pralenaitze-Praileaitz.Es ahí donde funciona el libro de Otero, con su p.point, salvo en que rara vez quienes reclaman solicitan antes en el Ayuntamiento -o a quien corresponda- permiso y llaves de los candados para echar un vistazo testimonial a la cueva. Con desbroce previo del sendero y sogas de seguridad, que están rotas y podridas y la vereda quedó resbaladiza y enmarañada de zarzales tras un año muy lluvioso. En estos casos, y por lo mismo, no suele existir debate ante los medios, muchos dan la callada por pregunta y lo de más enjundia se capta en la penumbra de los pasillos (el Koldo Mitxelena ahorra luz a tope). Refiriéndose al anterior Diputado General y al propietario de la explotación a cielo abierto, una voz: «O sea, que González de Txabarri y Amenabar son amigos».Cierto, no es delito. «Pero ¿Amenabar es del PNV?»Otra voz: «No, no: el PNV es de Amenabar».
Ofensiva renovada y reforzada
Se escuchaban balbuceos de extrañ eza: «Pero a ver, si los que hoy mandan en Euskadi estaban de acuerdo con proteger la cueva y votaron todos a favor y solo en contra el PNV, ¿por qué ahora no cumplen?». No se entendía bien si era retórica o búsqueda de respuesta. Desde la mesa: «Por lo visto este Gobierno está adoptando los malos hábitos del anterior». La ingenuidad, tras los discursos y escasas réplicas, era patente. Durante la era del Tripartito, EA, EB y EHAK se mostraron muy favorables a respetar la cueva como patrimonio endeble en peligro y digno de protección frente a la arrogancia de los propietarios de la cantera. El PP se abstuvo para no coincidir con los Comunistas de las Tierras Vascas, que así funcionan las democracias, dicen. Era una abstención asertiva, vamos, la del PP. Posiblemente, los tiempos lo corroboran, no quisieran identificarse -o contaminarse, recuerden aquel verbo tan machacón- con el PNV.
Llega el cambio de marcha y todo, en efecto, se trastorna. Praileaitz ya no interesa. Estos apoyos incondicionales a las causas perdidas de picapiedras paleolíticos suelen caer, vertiginosos, en el remolino de la amnesia práctica. Tenemos la gripe, la crisis y el cambio climático en Alaska. Hay, además, matices.
Se ocuparon, desde la Diputación, de estudiar el problema in-situ y, de paso, paralizaron los trabajos arqueológicos, cosa de detectar con sismógrafos y aparatos de hidrología la situación matemática de la sima. Investigación que requería, para el registro del impacto, que la cantera siguiese dinamitando y recorriendo el piso con su maquinaria de orugas, bulldozzers y demás maquinaria pesada. Un ensayo general con todo. En tanto que la prospección con cedazos tenía que abandonar el lugar, no se les fuese a caer el techo de estalactitas encima.
Maravilla encontrar aún almas cándidas que creen en la rectitud y el ‘fair play’ políticos. Se ha consultado a Blanca Urgell, actual consejera de Kultura que destaca por su especialización en filología vasca sin que nadie se pare a pensar que el euskera, como todos los lenguajes del planeta, también sirve para dar largas («Nire kontura!») y rascarse bajo la boina. Hay lugareños que aún recuerdan a un edil a quien se terminó rebautizando como «Bai-Bai» porque decía que sí a todo aunque supiera que no podría cumplir. Le dolía desilusionar. Dice Urgell, en junio, que «paciencia, que está en ello» y que «pronto habrá una solución que satisfaga a todos». Dios nos coja confesados cada vez que el sistema pronuncia uno de estos latiguillos. Suele preceder a una solución salomónica, como la de Garoña, que a todos cabrea. Y el niño, descuartizado.
Tesoro arqueológico
Durante las excavaciones que tuvieron lugar de 2000 a 2009 a cargo del arqueólogo Xabier Peñalver y de su equipo, todos pertenecientes a la Sociedad de Ciencias «Aranzadi» (en memoria del etnógrafo que durante aquella campaña de 1928 no pudo o quiso, junto con Barandiaran, entrar en Pralenaitze) surgieron entre otras evidencias un collar ritual de 14 piezas, 20 colgantes sueltos del tipo de las «venus»paleolíticas en rombo desenterradas por toda Europa, una empuñadura de bastón de mando y dos lápices de ocre destinados al maquillaje de corifeos o de quien oficiara algún tipo de ceremonia de cromañones y cromañonas difícil de recrear más acá de la imaginación.
Con lo que en inicios del otoño-2009, en ofensiva renovada y reforzada por nuevas afiliaciones de postín, el KM acogió a un puñado de personas de buena voluntad dedicadas a oficios culturales y artesanales diversos, desde la cátedra, la pintura, el teatro, la escultura o las artes gráficas, incluidos la literatura y el periodismo, a la música. Reclaman esta vez de los mandatarios coherencia con sus actitudes anteriores. Lo hacen desde la longánima oposición de un área sociológica plural y piden respeto para esta ladera con cueva y hallazgos rupestres. Lo hicieron en un Donostia (Gipuzkoa) que aspira a Capital Cultural de Europa. Estaban José Antonio Sistiaga, Néstor Basterrechea, Mirentxu Purroy, Laura Esteve; la ejecutiva de «Praileaitzen Lagunak», Maite Marco; Koldobika Jauregi, Fernando Larruquert, José Luis Isasa, Baroja Collet, Mikel Campo, Gentz del Valle Lersundi, Xabi Otero, Lukax Dorronsoro, Peio Urtasun, Txiki Keixeta. Se han agregado al manifiesto que sin duda subseguirá 32 catedráticos de Prehistoria y Arqueología. Disculparán quienes se me hayan escurrido entre los dedos.
A otro patriarca, Oteiza (alias Oteitza), devoto de las coreografías de vudú y de las ‘strias’preindoeuropeas, le hubieran entusiasmado estas noticias. (Por cierto, a la careta-spot-cortinilla de ETB en memoria de este escultor y polemista le han mutilado el perfil de los apóstoles de Arantzazu y la firma «Oteitza», quedándose con unos meros gimnastas. Lo cual lo resume en una estampa de tai-chi muy reñida con aquella didáctica de lo tridimensional-performance con que el de Orio dejaba estupefactos a quienes, en la Escuela de Deba, iban a clase de cantería y modelado: o se suprime del todo por haber caducado el centenario, o se conserva tal cual).
Hoy en día la a ludida explotación de grava y materia prima para cemento y gravillas, propiedad de la S.L. «Zeleta», se ha sobredimensionado hasta amenazar de de derrumbe total, como hizo con otra caverna paralela, un conjunto (pre)histórico que varios entendidos, entre ellos la autoridad en la materia, Jean Clottes, han calificado de inédito.Naturalmente, el anterior Gobierno de la CAV se buscó un desinteresado especialista que llevase la contra a los anteriores, mayormente a Clottes. La situación es obvia: la cueva y la ladera, amenazadas mientras se siga triturando grava, son complementarias. Si se derrumba la una, lo otro se desintegra. Sobra la cantera, rebañada hasta las heces. ¿Los puestos de trabajo? Amenabar-Zeleta pueden trasladar a la obrerada, como a trabajadores de cualquier sector, a otro tajo próximo.
Un rupestre abstracto
En agosto de 2006 apa recen las pinturas: puntos y rayas rojizos que aquí el profano describe como un posible morse metafísico o rupestre abstracto del Paleolítico Superior y de una antigüedad de unos 20.000 años. Fecha que se irá afinando, ya que al vulgo le da por no darle importancia a los milenios salvo si nos resultan contemporáneos. Aunque lo que se resaltó en la conferencia del antes citado arqueólogo de Aranzadi, Peñalver, dirigida a los habitantes del Bajo Deba en 2006, es que, al contrario que en cuevas de la Zona Francocantábrica, lo que en Pralenaitze-Praileaitz se exhuma por capas revela que ésta no era, como las más comunes, un almacén de alimentación o lonja de marisco, un enterramiento, un matadero, un espacio de curtido de pieles o un arsenal de hachas, bifacies o lascas. Tampoco un refugio. Sí han aparecido arpones y azagayas. Propios para pescar en el Deba como en Ekain, a escasa distancia, se pescaba salmón en el Sastarrain.
El pasado jueves, 11, en el Koldo Mitxelena, decíamos, se lanzó a todas luces un órdago al nuevo Gobierno que desde hace cuatro meses mantiene idéntico silencio administrativo respecto de Praileaitz. Mucha solidaridad; pero cantera y cedazo funcionan a velocidades dispares y sin equilibrio de fuerzas. Goma-2 contra un raspado y selección minuciosos del terreno y sus hallazgos. Han cesado las deflagraciones, se han quitado los rótulos metálicos de precaución-cantera y están trabajando, muy cerca, en una rotonda de carretera comarcal. No se advierten patrullas de la Guardia Civil, como hace dos años, obligadas en todo lugar donde haya explosivos. Pero la erosión industrial va ganando terreno inexorablemente. Fábulas aparte, la liebre siempre gana a la tortuga.