Un grupo denominado Falange y Tradición reivindica 25 ataques de violencia callejera contra diversos monumentos de recuerdo a la memoria histórica de las víctimas del régimen franquista. Otras siglas con la nominación falangista convocan una manifestación el 11 de octubre en Pamplona por «la españolidad de Navarra». Hoy, DIARIO DE NOTICIAS relata cómo diez individuos subieron hace dos domingos al monte Ioar y realizaron pintadas fascistas a la vez que amenazantes contra ETB , ETB contamina a Navarra, se anuncia próxima voladura . Los ataques y atentados de grupos terroristas o violentos de derechas no son nuevos en este país; al contrario, forman parte de nuestra historia tanto en tiempos de los somatenes antisindicales o de las partidas que llenaron las cunetas con miles de navarros y navarras tras el golpe franquista de 1936 como en el tardofranquismo o en la transición, y en todos los casos han dejado su lista de asesinados y desaparecidos. Por ello, causa estupor el silencio y la inacción de las instituciones y autoridades ante un claro ejemplo de la apología de la violencia y enaltecimiento del terrorismo. Son varias semanas ya desde que familiares y colectivos que trabajan en Navarra en la recuperación de la dignidad histórica de las víctimas del franquismo denunciaran los primeros ataques, sin que los responsables de las Fuerzas de Seguridad -ni el Gobierno de Navarra ni la Delegación del Gobierno- hayan dado aún explicación alguna sobre la marcha de las investigaciones. Y contrasta de forma indignante ese silencio cuando hace pocos días escuchábamos a su consejero portavoz Alberto Catalán anunciar a bombo y platillo que se había remitido un informe de la Policía Foral a la Audiencia Nacional sobre el txupinazo de Berriozar. O con el indisimulado desinterés de otros partidos más allá de la condena a regañadientes de los hechos. Más ahora que están centrados precisamente en reescribir un denominado nuevo pacto contra ETA basado en el intento de excluir a determinadas fuerzas democráticas, en obviar a las víctimas de la guerra sucia del Estado y del terrorismo de derechas y estancado por cuestiones de protagonismo personal. Es también una exigencia democrática aclarar y detener a los autores de estos ataques y amenazas. Sin olvidar que, por menos, hay jóvenes navarros que han pasado -o llevan- dos años de cárcel en detención preventiva sin juicio.