Domina Internet y ha sumido a las enciclopedias tradicionales en una profunda crisis – La ‘Británica’ y Larousse se abren a la interacción en la Red para intentar adaptarse
Con ustedes, Txema Ferrando, 35 años, curioso, fotógrafo, parado, aficionado al diseño y al ordenador («es mi vida»), originario de Algeciras (sí, es de Cádiz aunque escriba su nombre con Tx) y residente en Madrid. Un día, Txema se aburría en la cola del banco. Se fijó en un tipo con un uniforme «extraño». «Tenía impresas las siglas U. M. E., así que saqué el móvil, me conecté a la red, entré en la Wikipedia y me enteré de que es la Unidad Militar de Emergencias, que se dedica a grandes catástrofes, incendios y cosas así». Otro día, mientras rastreaba Wikipedia, Txema acabó en la página que esta dedica a los mecheros. «Así me enteré de que el encendedor de la cocina se llama Magiclick. La foto del artículo era penosa, la habían hecho con el móvil en un Todo a 100, así que fui a la cocina, le hice una foto y la subí».
Txema, lo han adivinado, es un fan declarado de Wikipedia. «Me encanta. Es la enciclopedia que yo soñaba tener de pequeño: se actualiza al instante, crece cada día, tiene vínculos a otras webs…». Asiduamente, Txema hace su modesta aportación a esta recopilación del conocimiento popular: «Hago ediciones menores: amplío artículos, corrijo estilo…».
Con ocho años y medio recién cumplidos, Wikipedia es una poderosísima herramienta con una comunidad global de más de 150.000 voluntarios -más 20 empleados fijos- que han escrito 11 millones de artículos en 265 idiomas (482.000 de ellos en español, a un ritmo de 400 nuevos al día). El perfil medio del wikipedista es el de un estudiante de entre 20 y 35 años, soltero. También participan en ella catedráticos y rectores de universidad (aunque a algunos no les guste gritarlo a los cuatro vientos). Unos son más activos que otros: el 30% de sus habituales realiza el 70% del trabajo. En España, más de seis millones de personas la leen mensualmente. Le gana, por goleada, a las versiones online de las enciclopedias tradicionales. Pero, ¿qué hay de su fiabilidad? ¿Es correcto elevarla a la categoría de enciclopedia?
Wikipedia nació con el objetivo de «distribuir gratuitamente la totalidad del saber mundial a cada persona del planeta en el idioma que ésta elija, bajo una licencia libre que permite modificarlo, adaptarlo, reutilizarlo y redistribuirlo libremente». Es decir, la democratización del conocimiento, un fin muy romántico que encabeza una lista de pros que continúa así: es gratis, rápida, se puede corregir en el acto, tiene capacidad infinita y es una útil herramienta educativa (¡el conocimiento también eres tú!).
Muchos motivos, y rabiosamente populares. ¿Y qué hay de los contras? También son unos cuantos. Los resumió en julio de 2006 el escritor Sam Vaknin -enemigo confeso de la Wikipedia- en un artículo que publicó en American Chronicle bajo el título ‘Los seis pecados de la Wikipedia’: 1. Es opaca: no se conoce a los autores de los artículos; 2. Es anárquica; 3. La fuerza es el principal derecho editorial, pues la autoridad va en función de la cuantía de participación (sin importar la calidad de ellos); 4. Está contra el verdadero conocimiento, pues los expertos reconocidos son rechazados y atacados en ella. ¿Quiénes son los eruditos?; 5. No es una enciclopedia aunque se presente como tal; 6. Es una fuente de difamación y violaciones del copyright.
Conocedores del vandalismo imperante, un ejército de wikipedistas vela, como puede y cuando quiere, por mantener íntegra su veracidad (incluso bloqueando las páginas más sensibles para evitar su sabotaje). Se calcula que tardan una media de cinco minutos en corregir cada error. Si alguien escribe un insulto («negrata», puso alguien en la reseña de Obama; otro le pintó cuernos a Bill Gates) o un error evidente, se detecta con facilidad. Pero otros fallos, los menos obvios, permanecen. Y eso lo saben, sobre todo, sus víctimas. Como Fernando Savater. El escritor y filósofo, que confiesa no prestar la menor atención a la Wikipedia, comprobó que en las conferencias a menudo se le presentaba como un escritor exiliado en Francia. «A la de cuatro pregunté: ‘¿Pero de dónde ha sacado eso?’ ‘Está en la Wikipedia’, me contestó muy serio».
Savater ha comprobado en persona que la facilidad de disponer de una información con un clic está generalizando entre trabajadores, curiosos, periodistas y estudiantes con poco tiempo (o vagos) la costumbre de dar por bueno lo que dice la Wikipedia.
En 2005, cuando el éxito de la enciclopedia online era ya un hecho, la reconocida revista Nature hizo un estudio para comparar su fiabilidad con la de una enciclopedia tan reconocida como la Británica. Nature comparó 42 artículos científicos (más sencillos de comparar) de ambas y detectó 123 errores u omisiones en los artículos de la Británica, y 162 en la versión inglesa de Wikipedia. ¿Qué titular dio la vuelta al mundo? ‘La Wikipedia es tan fiable como la Enciclopedia Británica’.
El estudio cayó como un mazazo sobre las enciclopedias tradicionales, ya de por sí tocadas por el efecto Internet. Desde Espasa no facilitan datos, aunque reconocen que se ha producido «una caída significativa» de la venta de enciclopedias. Encarta, de Microsoft, se ha visto obligada a cerrar todas sus ediciones online. Pedro Cifuentes, que fue su responsable editorial en el mundo de habla hispana, resume cómo vivió el auge de Wikipedia: «De pronto, una enciclopedia con artículos de cientos de catedráticos pasa a ser irrelevante porque miles de internautas, presuntamente irrelevantes, se unen y cambian el mundo de la comunicación».
Cuatro años después de su publicación, el estudio de Nature sigue siendo citado por todos los forofos de Wikipedia. Pero hay voces discordantes. En 2007, el conocido periodista francés Pierre Assouline dirigió un estudio de un grupo de alumnos del master de Periodismo del Instituto de Estudios Políticos de París para analizar la fiabilidad de la enciclopedia online. El resultado es el libro La revolución Wikipedia (Alianza) y sus conclusiones son bastante críticas. Para empezar, desmontan el estudio de Nature, al que acusan de poco estricto y sesgado y recuerdan que, según sus propios resultados, la Británica sigue siendo un 24% más fiable que la Wikipedia. Después analizan uno de sus grandes puntos flacos: la manipulación, y apuntan que el propio fundador de la Wikipedia, Jimmy Wales, ha modificado su reseña personal 18 veces, y recuerdan que desde el Congreso norteamericano se han modificado interesadamente las biografías de varios políticos.
El estudio también señala el caso del wikipedista Essjay. Durante años fue uno de sus editores más reputados, activos y poderosos (con la categoría necesaria para bloquear o borrar entradas). Essjay se presentaba como un profesor de Teología de una universidad de EE UU licenciado en derecho canónigo, pero finalmente se descubrió que Essjay no era otro que Ryan Jordan, un estudiante de 24 años.
Éstos son algunos extractos de La revolución Wikipedia: «En cuanto abordamos temas sensibles tales como la historia, las ciencias humanas, la evolución del ser humano o la política, la duda está sembrada: las reseñas biográficas no son más que una sucesión de fechas y de acontecimientos expuestos escueta y cronológicamente siguiendo el dogma ilusorio del ‘punto de vista neutral’; las fuentes no están jerarquizadas; no hay ni análisis ni síntesis; y, se diga lo que se diga, invariablemente de este magma de informaciones surgen juicios absolutamente discutibles. ¿Es preciso recordarlo? En Wikipedia cualquiera puede escribir cualquier cosa, y obviamente la gente no se priva. Es el campo de prácticas idóneo para los profesionales de la manipulación de la opinión, que son totalmente ajenos al desinterés que mueve a los wikipedistas comunes. Existen algunos procedimientos de control, pero no son ni omnipresentes ni omniscientes».
Un ejemplo de artículo sensible a la manipulación e intenso en el debate es el dedicado a Franco. «Hola, quería decir que este artículo no es neutral ya que sólo se habla mal de Franco y hasta en un apartado pone ‘Franco tenía ideologías negativas», escribe un usuario en la página de debate que acompaña a cada artículo. «La cita que señala indica que dichas ideologías eran siempre no a favor de algo (positivas) sino en contra o negando algo (negativas, de negar)», le responde otro.
Estos foros de discusión son el núcleo de la fiabilidad de la Wikipedia. Y algunos se lo toman muy en serio. Mike Scott, de los Waterboys, contaba hace un par de años que no había podido corregir un error en la reseña de su banda «por no documentar correctamente la fuente», según le contestó un usuario (que desconocía estar dirigiéndose al mismísimo Scott). Pero estos foros a veces no bastan para mantener el control. Hace poco, Wikipedia recurrió a un Comité de Arbitraje para decidir qué hacer con las páginas dedicadas a la Iglesia de la Cienciología. Tras debatirlo, decidieron bloquear las ediciones procedentes de todos los ordenadores (identificados por su dirección IP) de esta Iglesia.
Sin embargo, todos estos peros se quedan pequeños ante el tirón de la Wikipedia, cuyos fans aceptan sus defectos con cariño y los ojos puestos en sus aciertos. Desde Argentina, Patricio Lorente, de la Universidad Nacional de La Plata y organizador del próximo encuentro de wikipedistas (que se celebra en agosto en Buenos Aires), rompe una lanza en su favor: «La Wikipedia es tan fiable como cualquier material de medios más tradicionales y con concepciones más dogmáticas respecto de la autoridad del conocimiento: desarrollar la capacidad de lectura crítica es imprescindible para mantenerse a flote en un mundo saturado de información. El Diccionario de la Real Academia Española define el sur, desde hace muchos años, como el lugar «que coincide con la posición del Sol a mediodía». Sin embargo, desde mi ubicación geográfica, esa definición corresponde al norte. Aún las obras más cuidadas, por personas con la mayor calificación académica, contienen errores. No intento justificar los yerros, que deben corregirse de manera constante, sino señalar que las obras del tamaño de una enciclopedia o un gran diccionario, siempre pueden contener equivocaciones. Es el lector finalmente el que debe evaluar lo que lee en función del contexto, de su experiencia, de otros textos, etcétera».
Más lanzas, ésta de parte de Félix Bahón, profesor de Periodismo en la Red en la Universidad Carlos III: «Las ideas que mueven la Wikipedia ponen patas arriba la concepción del conocimiento que hemos heredado de la Ilustración, con la que asumimos que unos pocos sabios lo gestionaban para que la mayoría se aprovechara y la sociedad avanzara con ello. Ahora todos pueden contribuir al conocimiento. Un cambio tan profundo en la transmisión del saber conlleva reacciones y necesita ajustes. En cuanto a su fiabilidad, hay varios niveles. Como estudiante nunca debes fiarte. Como periodista, menos. Pero para un usuario normal es el gran invento del siglo XX».
Un gran invento que hay que aprender a usar y muchos profesores han tomado nota de ello. Lo explica Juan Carlos Rico, coordinador de tecnologías de la información (TIC) del colegio de primaria Fernando Feliú, de Gerena (Sevilla), un centro con dos ordenadores por alumno. «Utilizamos la Wikipedia como un recurso metodológico más, no como un fin en sí. Procuramos estimular el juicio crítico de los niños, enseñarles a usarla como una herramienta de búsqueda de información, una de las competencias digitales que necesitarán en el futuro. Si estamos leyendo El Quijote y hablan de la zamarra, por ejemplo, la buscamos en la Wikipedia». Ya, pero «zamarra» no viene en esta enciclopedia online. «Bueno», dice Rico, «entonces enseñaríamos a los alumnos a documentarse para entender su significado y a añadirla ellos mismos».
Felipe Ortega, de la universidad Rey Juan Carlos, autor de una tesis sobre la Wikipedia, explica hacia dónde van los tiros de cara al futuro: «La Wikipedia ha creado un sistema de ranking de calidad de artículos, para darnos una idea del nivel de fiabilidad que ofrecen. El objetivo es poder hacer una versión en CD/DVD (Wikipedia 1.0) con los mejores artículos según su calidad (revisados por la comunidad). Esto da una mejor garantía de la fiabilidad del contenido, aunque con menos artículos que la versión en línea, pues solo se incluirían los mejores».
En enero, la Británica anunció que permitirá a los internautas generar contenidos en su versión online con un sistema de edición tutelado -Jorge Cauz, su presidente, aprovechó una entrevista para criticar la Wikipedia: «Está llena de grietas en términos de calidad. Es desigual, los hechos no son siempre correctos, el modelo contiene cantidad de fallos»-. Larousse, por su parte, también se ha abierto a las contribuciones del público.
Así las cosas, Wikipedia se encamina hacia un destino más «pedia» (educación, en griego) y las enciclopedias tradicionales que han sobrevivido, hacia uno más «wiki» (rápido, en hawaiano). Lo que nos lleva a la misma pregunta que se plantea Pedro Cifuentes, hasta hace un año editor de la ya desaparecida versión online de Encarta: «¿Acabará Wikipedia convertida en una enciclopedia tradicional después de haber enviado a sus rivales a una crisis histórica?».